El comenzó a acariciarme y mi piel reaccionaba, estremeciéndose por sus acciones.
Sus ojos me veían directamente, su mirada hablaba. Era tan intensa que me hacía temblar de miedo y confusión.
Su mano comenzó a adentrarse a mi blusa. En cuanto toco la piel de mi vientre algo me hizo gritar de dolor.
—¿Qué mierda?
Grito END. Una luz en mi pecho hizo que rompiera mi blusa y quedara en sostén. Una Cruz tenía en mi pecho, una línea de aquella figura se tornaba negra. Salió un hilo de sangre. El dolor era como si me clavaran algo y cortaran poco a poco. El dolor me atravesaba. Era algo inexplicable.
—¡Ese maldito bastardo!
Los ojos de END se tornaron rojos. No entendía su reacción. Mis lagrimas comenzaron a correr por mis mejillas mientras me tapaba la cara con mis manos. No sabía que ocurría.
Sus brazos me envolvieron.
—Tranquila, lo resolveremos.
Asentí. Algo me hacía responderle de algo que no sabía qué significaba.
—Te lo explico, ese barbón de haya arriba te a puesto... Un impedimento para que cometas algún pecado. Para que vuelvas a ser la misma de antes. Es por eso que te lastima si comienzas a corromperte. Él sabe perfectamente que eres mi debilidad. Nadie te toca a no ser por mi. Lo siento.
Supongo que mi cuerpo lo recordaba pues me abrace a él.
—Ayúdame...
Susurré, sus ojos volvieron a ser verdes.
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Odiaba esto. ¿Cómo era posible?
Lucy me vi a los ojos y vi algo extraño. En sus ojos se reflejaba a mi Lucy. A mi pequeña. Ahí estaba. Conocía perfectamente esos ojos suplicantes.
Comenzó a debilitarse. Quedando dormida en mis brazos. La cargue para poder llevarla conmigo a la sala que tenía el departamento. No tenía ninguna intención de dejarla sola.
Una presencia estaba con nosotros. Era el. Ese. Nuestro mejor amigo.
—Si la amas no la corrompas. Entiende que ella no es para ti. Necesita humanizarse.
Me levante y mis ojos cambiaron de color.
—¿Humanizarse? ¿Como en su vida pasada? Teniendo una mierda de vida, ¿ eso la humanizara? Excelente idea. ¿Por no me dejas darle la vida que se merece? Y no la que tú quieres que tenga. ¡Qué egoísta me saliste!
Apareció frente a ella.
—Esa es la vida que merece por no acatar las reglas.
Mi enojo aumento. Iba a tocarle la mejilla.
—¡No la toques!
Algo nos dejó sorprendidos.
Lucy inconscientemente había tomado su mano en un rápido movimiento, el fuego que le caracterizaba se manifestaba ante el. En todo su cuerpo aparecían esas marcas que la hacían ver hermosa. El fuego delineaba sus curvas, esa era mi Lucy.
—¿No lo entiendes? Ella no es el bien como tú. Ella es como yo. Somos aquella obscuridad que tienen todos los humanos. Somos lo negativo del mundo. Ella jamás será buena.
Reí con arrogancia. Pero mi sonrisa se deshizo en cuanto me vio directamente a los ojos.
—Si la corrompes ella morirá, y nunca más podrá reencarnar. Ella va a desaparecer totalmente.
