Capítulo 13: ¿Qué es esto?

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Alex:

Lo reconocí de inmediato, era justo a quien buscábamos, estaba desmayado. De repente sentí como un espadazo se incrustaba en mi espalda, con mi espada en mano me giré y golpeé lo que estaba detrás de mí, era un chico pálido que tampoco pertenecía a Minecraft, vestía una playera roja y un abrigo negro sin mangas, su mirada era totalmente blanca, no tenía pupilas, su sonrisa era extensa y sus dientes pequeños y puntiagudos.

-¿Quién...? –Intenté preguntar, pero me interrumpió.

-Zitre -Dijo sin más.

-¿Por qué...? –Me volvió a interrumpir.

-Porque han abusado de mi hogar.

-¿Minecraft?

-Exactamente.

-¿Qué pretendes hacer con nosotros? -Pregunté temeroso, pero con ansias de respuestas.

-Matarlos... ¡Uno a uno! -Gritó levantando su espada.

Pude reaccionar a tiempo, comencé a golpearlo una y otra vez haciendo que retrocediera unos pasos, aunque él también devolvía los golpes. Salió de la habitación y siguió lanzando espadazos hacia mí, chocaba mi espada con la suya, me había dejado un corte en mi espalda que comenzaba a sangrar rápidamente y me reducía la movilidad. Levanté mi espada y lo golpeé muy fuerte, lo hice retroceder hasta la puerta, en ese momento entró Frank y detrás de él todos los demás, Zitre tomó la posición que tenía Frank y se desvaneció en él, como si hubiese entrado en Frank y al parecer él no lo notó.

-¡Alex! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué es este lugar? –Detrás de él entraron los demás chicos- Estás pálido.

-Yo... -No sabía qué decir, ni cómo explicar lo que acababa de suceder.

-¿Cómo llegaste aquí? ¿Encontraste algo? -Preguntó Vegetta.

-He encontrado a Germán... -Decir aquello parecía mucho más sencillo que decir lo de el sujeto.

-¡¿A Germán?! -Exclamó Lele- ¡¿Dónde?!

-Por acá, venid.

Los dirigí a la habitación en la que estaba Germán desmayado, Lele corrió hasta él y lo abrazó, lo tomamos entre todos y lo llevamos a casa, lo acostamos sobre una de las camas, luego de un tiempo tratando de despertarlo reaccionó.

-¿Qué pasó...? -Fue lo primero que dijo.

-¡Germán! –Lele lo abrazó emocionada.

-¡Lenay! -Se sorprendió. Mientras la abrazaba se dio cuanta de nosotros- Y ustedes... ustedes son los españoles ¿Qué hacen aquí?

-Le hemos dado también a realidad.

-No es cierto...

-¿Cómo acabaste así? -Preguntó Lele.

-Un tipo extraño me agarró y... no lo sé -Intentó explicar.

-Tienes que descansar.

-¿Cómo llegué aquí?

-Alex te encontró -Dijo Willy, apuntándome con el dedo.

-¿Enserio? –Asentí con la cabeza- Pues muchas gracias... y gracias por cuidar de Lele, me hubiese vuelto loco si algo le pasaba a ella.

-Sí, se volvió una gran amiga de todos, nos hemos encariñado mucho de ella -Dijo Frank.

-Lele en muy buena persona, ella también ha cuidado muy bien de todos nosotros en varias ocasiones -Añadió Vegetta.

-Así es ella –Sonrió.

-Bueno chicos, hay que dejarlo descansar -Dijo Lele, nosotros nos apartamos para dejarlo en paz.

Fue cuando Frank se me acercó y me susurró- Ven, vamos afuera, quiero hablarte.

Salí de la casa y detrás de mí salió Frank, me tomó de la mano y me llevó al bosque, se detuvo y me abrazó por la cintura cariñosamente, aunque con una mirada un poco preocupada.

-Has estado muy callado ¿Qué sucede?

-¿Yo? No, estoy bien, no pasa nada -Intenté decir.

-¿Estás seguro? Cuando te encontramos en ese lugar de verdad que estabas muy pálido.

-Estoy seguro, sólo que me asustaste cuando llegaron –Creo que no sería buena idea contarle.

-Vale, haré como que te creo... ¿Cómo encontraste esa escalera?

-Estaba vagando por el bosque y de repente la encontré, al final del pasillo había una puerta y adentro un cofre rojo que no tenía nada pero me abrió paso a la habitación donde estaba Germán.

-¿U-Un cofre rojo?

-Sí, era extraño, recuerdo que tú lo mencionaste una vez.

-Sí, pero ¿Dices que no había nada adentro? ¿Ni un libro o algún objeto?

-No, estaba vacío.

-¿Y no sentiste nada extraño cuando lo abriste? -Preguntó de nuevo.

-No, lo recordaría ¿Por qué? ¿Sucedió algo?

-No... nada -Dijo pensativo.

-¿Seguro?

-Sí, seguro.

-Pero ¿De verdad estás segu...? –Me interrumpió con un beso.

Le seguí el beso, no era algo a lo que me resistirían, son lo mejor de lo mejor. Nos separamos luego de un rato y nos sonreímos, lo quedé mirando a los ojos y pude notar como sus pupilas desparecían en lo blanco de sus ojos para después volver a la normalidad.

-¿Que...? -Dije sintiendo un poco de pánico.

-Alex... ¿Estás bien? Estás pálido de nuevo ¿Qué pasa? -Dijo preocupado Frank.

-Tus ojos... se desvanecían -Sentí que se oía más absurdo de lo que sonaba en mi mente.

-¿Qué dices?

-Te lo juro.

-Creo que estás viendo cosas, ven volvamos a casa.

Puso su mano en mi cintura y me dirigió a casa.

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