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Estaba en la casa de Alexander acompañado de él, Mario y Susana. Sabía que estaban afectados por lo que acaba de pasar sin saber que todo lo había organizado yo.
Hace tres días, cuando había venido a clases con Mario, noté que Alexander se encontraba dentro de su hogar en compañía de una mujer. No le había prestado atención durante toda la clase hasta que esta termino, pues cuando me estaba despidiendo pude notar que era una cazadora también. Fue ahí cuando supe que debía de tratar de esclavizarla, pues mi fuego especial era capaz de doblegar cualquier alma, incluida la de los cazadores.
Quería saber más sobre ella, pero en ese momento pudo ser extraño interesarme en conocerla, así que por ese momento ignoré la situación e hice como si no la hubiera visto. Solo me despedí de Alexander y de Mario, pensé que Susana me acompañaría, pero me dijo que tenía que hablar algunas cosas con Mario. Lo que me vino de maravilla.
Salí de aquella casa, pero no me fui, en su lugar me quedé escondido esperando a que Susana fuera la primera en marcharse y que la acompañante de Alexander no saliera volando de aquella casa. Iba a necesitar ayuda, pues yo solo no iba a poder contra ella en caso de que saliera sola, por lo que recurrí a la usurpación. Por la calle iban dos niñas de aproximadamente diez años, ellas podrían servirme de distracción.
Hice brillar mi marca e hice la usurpación. Era extraño, puesto que era consciente en cada uno de los cuerpos en lo que mi mente estaba. Me sentía mareado al procesar las imágenes de tres pares de ojos a la vez, aunque trate de relajarme estaba siendo complicado.
Estando en el cuerpo de aquellas niñas, me quedé parado fingiendo platicar. La verdad estaba diciendo incongruencias en el cuerpo de las dos, mientras que mi verdadero yo se encontraba aún escondido.
Mi fortuna iba genial, pues vi a Susana retirarse de la casa y media hora después, Raquel estaba saliendo del hogar de Alexander.
Pude ver que se estaba dirigiendo a una calle oscura, supongo para poder transformarse y salir volando por lo que, asegurándome de que no me veía, la empecé a seguir en el cuerpo de las niñas y un poco más atrás iba yo. Cuando llegó a una calle más solitaria, pude ver cómo está estaba transformándose, fue cuando supe que tenia que actuar e intentar lo que me había propuesto.
Era un arma de doble filo, puesto que sí fallaba este sería mi fin. Me acerqué con el cuerpo de la primera niña y fingí sorpresa al verla transformada.
—Un ángel, hay un ángel aquí —empecé a decir tratando de hacer parecer que estaba llamando la atención mientras me ponía de rodillas.
Me acerque con el cuerpo de la segunda niña para hacer que Raquel se distrajera en la reacción de las dos niñas.
—Ustedes dos no han visto nada —dijo sentenciando, sabía que estaba tratando de controlar a las niñas.
Raquel se acercó a las niñas y fue ahí cuando aproveché, usando telequinesis la arrojé contra una pared. Podía ver la confusión en la cara de Raquel al ver como aquellas niñas estaban usando un poder que no deberían de tener, fue cuando me acerqué para que pudiera verme.
—¿Javier? —me dijo incrédula.
—Supongo que Alexander te habló de mí —en ese momento empecé a hacer emanar aquel fuego arcoíris, su reacción me lo dijo todo.
—Es verdad, tú eres el heraldo —dijo—, estas usando la usurpación en estás pobres humanas.
—Sí, y la verdad no esperaba que funcionara. La verdad en un uno contra uno no creí poder vencerte, pero tres contra uno parece que fue la mejor opción.
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Seacorroz
FantasyTras sufrir un accidente que lo deja al borde de la muerta, Javier descubré la existencia de seres que viven entre los humanos con habilidades sorehumanas. Volviendose uno más al volver a la vida, la vida lo guiará por un camino poco ortodoxo para g...