Capítulo 6: La cita

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Pasaron tres semanas y media desde el accidente. Para ese en entonces, dejé de usar la silla de ruedas. Alexander había tenido razón: me recuperé muy rápido. Incluso el doctor no supo cómo sucedió y tuve que ir con el medico que Alexander dijo que, como supuse, pertenecía a una de las razas: era un Cazador. Él fue el encargado de llenar mi expediente médico para no levantar sospechas, y de alguna manera, hizo que el médico que me atendía antes, no recordara la curación milagrosa que tuve.

También estuve visitando algunas veces a Alexander para pedir ayuda con mis habilidades y aprender a controlarlas mejor, esto también fue algo que me recomendó mi guardián ya que dijo que era mejor que alguien con un cuerpo físico me enseñará y no el que estaba en mi mente. De igual manera, me enseñó a usar mis habilidades de control mental, posesión y sellado. A pesar de que usamos a personas inocentes para esto, Alexander estuvo vigilando que no hiciera ninguna cosa "indebida".

A la primera persona que usamos fue a una chica que llevaba el cabello pintado de un color morado fuerte. La chica tenía aproximadamente veinticinco años y tenía a un niño bastante inquieto. Con aquella chica y con su hijo utilicé el control mental. Primero con la chica para que no se alarmara cuando me acercara a su niño y en segunda con el niño para que dejara de estar inquieto y obedeciera a su madre cuando esta le decía que se quedara quieto.

La segunda persona con la que practique la posesión, fue con un hombre que por mala suerte quizá, estaba de pasó. Al acercarme a tocarlo pude sentir la misma experiencia que tuve cuando mi guardián se apoderó de mi cuerpo, era una especie de hormigueo en todo el cuerpo, como cuando una extremidad se entume por la falta de irrigación sanguínea pero en todo el cuerpo, se sentía extraño porque percibía todo de forma distinta. El aire, el calor en aquella piel e incluso el sabor a menta que tenía aquel tipo. Alexander que sostuvo mi cuerpo inmóvil como si me hubiera desmayado se acercó a mí que estaba en el cuerpo de aquel hombre y me dijo

—Cuando quieras volver a tu cuerpo, solo has el mismo intento que haces al querer hacer brillar tu marca, pero la de tu verdadero cuerpo.

—No te entiendo —dije con la voz gruesa de aquel tipo

—Concéntrate en tu verdadero cuerpo y piensa que quieres hacer brillar tu marca. Porque cuando posees a alguien, se mantienen tus habilidades de control mental, posesión y tus inmunidades a los poderes de otras razas. Solo esas, no serás inmune a las armas ni te podrás reponer con facilidad como lo harías en tu cuerpo original. Sí quieres intenta regresar.

Y así lo hice. Me concentré para intentar hacer brillar mi marca sin tocar mi cuerpo y lo logré. De repente ya estaba siendo sujetado por Alexander en el suelo mientras que veía al hombre desorientado y sujetándose de la pared.

—¿Se encuentra bien? —Pregunto Alexander—, chocó contra mi sobrino y no me percaté que usted también se lastimo.

Aquel hombre giro a verme e inmediatamente tendió su mano para ayudarme. No paro de pedirme disculpas argumentando que no sabía que le había ocurrido. Y no creo que lo recordara nunca.

Mi habilidad de sellar la probé con mis padres y con mis amigos. Obviamente me importaba más protegerlos a ellos porque me dolería más si alguien intentará hacerles algo de lo que estaba aprendiendo. Pero no solo lo hice con ellos, lo hice con otras personas que quizá nunca se enteraron de lo que les había hecho.

Durante aquellas visitas, se me hacía extraño que Alexander viviera solo y más cuando una de las habitaciones de su casa, parecía ser habitada por alguien más. Nunca le pregunte a Alexander en ese momento para respetar su intimidad y vida privada, así como él lo hacía con la mía.

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