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Alguna escuche decir que el destino era absoluto, que sin importar lo que hagamos no hay forma de cambiarlo. Que a esta vida solo llegamos a hacer que ese destino se cumpla; sin importar que tan importante o insignificante sea nuestro propósito, solo venimos a cumplirlo.
Una idea tan absurda y falsa, como razonable y verdadera a la vez. He vivido incontables vidas, visto incontables desenlaces que ya no sé cuanto tiempo pasó. Mi cuerpo no ha cambiado nada, sigo pareciendo aquel joven de veintitrés años que trataba de remediar el daño que causo en su adolescencia. Pero he vivido miles o millones de años solo para llegar a este resultado.
Siempre que alguien me decía que mi destino estaba escrito, algo dentro de mi se retorcía y me hacia sentir más culpable. Con ganas de querer acabar mi vida para evitarlo, pero quería demostrar lo equivocados que estaban. Quería enmendar muchas cosas y quizá, ante sus ojos, demostraron que tenían razón.
Sin embargo, aquí estoy parado frente a lo que es mi "destino" y, de solo pensar lo que tengo que hacer, me hace sentir escalofríos. Siento la adrenalina recorrer mi cuerpo y mi corazón latir desenfrenadamente; mi respiración es agitada y mis pulmones me arden al igual que mi garganta como sí el aire fuera toxico o corrosivo para mí; tanto que me cuesta exhalar e inhalar me hace sentir más muerto que vivo. Siento en la frente recorrer algo tibio que ha hecho que pierda parte de la visibilidad de mi lado derecho. Siento algunas punzadas de dolor en la mayor parte del cuerpo; en realidad es extraña la parte del cuerpo en donde no siento dolor. Flexionar mis rodillas es un tormento y sentir el suelo con la planta de mis pies un martirio; a cada paso que doy, un ardor recorre mi cuerpo como si estuviera pisando una plataforma metálica cargada eléctricamente. Mi ropa está bastante maltratada y llena de sangre que incluso en el color negro de esta se pueden apreciar las manchas de sangre seca, y de fresca también, que tengo en todo el cuerpo.
Sigo sujetando esta guadaña con esas runas brillando intensamente en toda la hoja a pesar de la sangre que la cubre, en el talón está este cráneo y varias líneas en todo el mango en forma de raíces o venas y, al final de este, una mini hoja con filo que parece ser parte de una lanza. Alzo mi vista y puedo ver el paisaje quebrarse como si de una foto con varias grietas se tratara o como si este fuera una decoración de algún fondo del escenario de una obra de teatro que por alguna extraña razón está agrietada y, en el cielo, un enorme vórtice negro con las nubes girando alrededor de este se alza con varios rayos saliendo de su interior y cayendo en la tierra.
Me dejo caer en el suelo cerca de una roca para poder descansar y armarme de valor para lo que estoy a punto de hacer. Admiro las ruinas de varios edificios alrededor que están reducidos a escombros, mientras que algunos aún están tratando de mantenerse en pie y no sucumbir ante la gravedad. El polvo ha cubierto por completo las calles y una espesa nube de este avanza por el aire, haciendo que el color del entorno sea similar al sepia, como si me encontrara en medio del desierto.
Soy capaz de escuchar sus voces amenazadoras en mi cabeza. Son como susurros que gritan en el interior de mi mente. Susurros que me ordenan detenerme, advirtiéndome del castigo que obtendré si no las obedezco. Pero estoy en mi punto sin retorno, en donde ya no puedo retractarme y simplemente querer cambiar todo.
De la bolsa interna de mi chaqueta, saco un cuadernillo con pasta de cuero que me sirvió como diario y como contenedor de mis memorias. Hace poco le dedique un pequeño lapso para poder escribir todo lo que he vivido, todo lo que, de alguna forma, creí que necesitaba recordar y convencerme de que esto es lo correcto, que de verdad soy el bueno.
—Solo enmiendo mis errores —me digo en voz alta recriminándome que nunca fui el bueno en está historia. Al menos, no para todos.
Abro aquel cuadernillo y comienzo a leer esas memorias. Algunas lágrimas empiezan a emerger de mis ojos, lagrimas que son de temor, sino que me recuerdan todo lo que dejaré ir y me hacen recordar porque es necesario.
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Seacorroz
FantasyTras sufrir un accidente que lo deja al borde de la muerta, Javier descubré la existencia de seres que viven entre los humanos con habilidades sorehumanas. Volviendose uno más al volver a la vida, la vida lo guiará por un camino poco ortodoxo para g...