La apuesta

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—¿Harry? —me llama preocupada. Yo levanto la mirada de la caja de cuerdas.

—Mmhm.

—¿Vamos? —Asiento contrariado y con los sentimientos hechos un lío.

Si no vamos a la tienda de música, ¿dónde narices vamos? No es que no quiera pasar tiempo con ella pero... simplemente quiero saber qué es lo que pasa por esa loca cabecita en este momento.

— ____... —Ella me mira con su típica sonrisa pícara—. ¿Dónde... dónde vamos?

—Te dije que si conseguías sacarme de casa tendríamos una cita, ¿no? No ha sido realmente así pero me vale con que hayas podido entrar en casa.

Yo sonrío. Esta chica me puede. Una gota de agua que cae en mi mejilla me hace mirar al cielo frenéticamente. No puede ser... ahora no. Otra gota, y otra. ¡Mierda, que mala suerte! ____ y yo nos miramos y en menos de que podamos contar a tres, comienza a diluviar. Ambos salimos corriendo sin rumbo porque estamos en medio de la nada. Nos quedan varios kilómetros para llegar al pueblo y estamos igual de lejos de su casa.

—¿!Por qué tendré que vivir a las afueras!? —pregunta, bueno grita, mientras corremos al pueblo—. ¡Allí! —chilla señalando una pequeña gasolinera. Nos ponemos debajo del tejado sobresalido del pequeño local para resguardarnos de la lluvia.

—Que desastre —digo mirando mi camiseta ahora pegada a mi cuerpo. Cuando levanto la vista la veo mirándome sin pestañear.

—La verdad... tampoco me importa mucho —dice subiendo y bajando las cejas. Yo río y le pongo el pelo mojado detrás de la oreja. Ambos respiramos con dificultad por la carrera que nos hemos hecho hasta llegar aquí. Escasos centímetros separan nuestras bocas y un repentino calor me invade todo el cuerpo.

—¿Cuánto tiempo tenemos? —pregunto acercándome un poco más.

—Pues... como mínimo una hora, como máximo cuatro gracias a la lluvia.

—Perfecto —La cojo de la cintura en un movimiento rápido y la acerco más a mí. Ella pestañea divertida y me coloca las manos en la nuca. Cierro los ojos y me acerco lentamente a ella

—Perdonen. —Ambos nos giramos sobresaltados hacia el hombre calvo que nos ha llamado la atención. Bufo abatido. ¿Qué tiene el destino hoy conmigo? Primero la lluvia -que después de todo no ha sido tan mala- y ahora este.

—¿Qué pasa? —pregunto de mala gana.

—¿Vais a consumir? —Veo como ____ pone los ojos en blanco.

—No tenemos coche, ¿es que no lo ves?

—Perdona señorita, pero me refería a la cafetería —dice señalando el interior de la gasolinera con el dedo índice.

—Pues...

—Sí —la interrumpo haciendo que me mire extrañada.

—¿Sí? —pregunta mirándome extrañada.

—Sí.




Entramos dentro de la gasolinera dónde hay tres mesas de dos vacias. Saco la silla de su lugar y con un gesto hago ademán de que se siente. Ella sonríe agradecida y lo hace.

—¿Por qué hemos entrado? —pregunta cuando el hombre está lo suficientemente lejos para no oír nada.

—Porque se supone que tendríamos una cita, ¿no?

—Pues sí, la verdad es que sí...

—¿Qué quieres para tomar?

—No lo sé..., ¿un chocolate caliente?

Yo asiento y me levanto. Le pido dos al hombre y vuelvo a la mesa.



Pasamos horas hablando de nosotros mientras tomamos chocolate caliente y vemos como llueve. Me entero de que es la hija de un diputado del congreso de Inglaterra, un pez gordo. Cuando me lo dice, me quedo mirándola sorprendido. Nunca lo hubiera dicho y menos si la hubiera conocido un día cualquiera. Va vestida tan normal que se puede hacer pasar tranquilamente por una chica corriente. Pero está más que claro que ella no lo es. Es diferente a todas las chicas que he conocido y no por su vestimenta o padre, sinó por su forma de ser. La manera en que nos conocimos es un muy buen ejemplo.

Me cuenta que está harta de no poder hacer lo que quiera cuando quiera. Tiene que preguntar antes de hacer algo, si no es a su padre a sus hermanos. Vamos, que está controlada por todos lados.

Me siento mal por ella y más cuando me cuenta que ama pintar. Su padre quiere que estudie derecho. Porque Ethan está estudiando para ser juez y Johnny se está preparando para cubrir el puesto de su padre. Según ____, Johnny no quiere ser diputado. Él quiere ser músico. Por supuesto, lo tiene completamente prohibido como ____ tiene prohibido ser pintora.

Muy injusto para mí gusto.

—¿Y tú Harry? ¿Qué quieres ser de mayor? —pregunta apoyando su cabeza en una mano y mirandome divertida. Buena pregunta...

—¿La verdad?

—Obviamente.

—Lo que más me gustaría seria ser cantante. —Ella sonríe.

—La verdad es que no lo veo tan difícil. Tienes una voz perfecta —No puedo evitar sonrojarme.

—Gracias, pero es un mundo muy dificil. No he visto nada de tus obras pero sé que tú también eres perfecta en lo que haces.

—¿Seguro?

—Segurísimo.

—Aun está lloviendo —dice cambiando de tema levemente sonrojada. Giro la cabeza hacia la ventana y asiento.

—No tiene pinta de aflojar, es más, parece que va a llover durante mucho tiempo.

—Me apuesto lo que quieras que para en menos de dos minutos.

—¿Lo que quiera? —Ella asiente.

—Si gano, ¿puedo elegir lo que quiero más tarde?

—Por supuesto —acepta batiendo sus pestañas—. OK. Son y diez. A las diez y dos habrá parado.

Yo sonrío. Como no podía ser de otra manera, gano yo. ¿En que estaría pensando?

—Me debes algo.

—Sí... es que me gusta apostar —dice mirándome fijamente a los ojos.

—¿Si te propongo una, aceptas?

—Sin dudarlo. —Sonrío nervioso. Nunca se me han dado bien las chicas pero con ella tengo iniciativas que nunca pensé que pasarían por mi cabeza.

—¿Qué te apuestas a que puedo besarte sin tocarte los labios? —Ella entrecierra los ojos.

—5 libras.

—Hecho.

—Quiero verlas. —Rebusco en mis bolsillos hasta dar con el billete. La abuela me dio veinte para la fiesta y no los gasté—. Adelante.

Sigilosa y misteriosamente me acerco a una ____ curiosa. No tiene ni idea de cómo puedo hacer eso pero lo más gracioso es que yo tampoco. Con la excusa de la apuesta junto sus labios con los míos. Tímidamente con los ojos cerrados rozo su boca pero aun así no es suficiente.

Mi beso no tarda en aumentar de presión y pido permiso con la lengua para entrar. Ella me lo da encantada. Nuestras lenguas no tardan en comenzar una larga y rápida batalla.

Cuando nos separamos tenemos de nuevo la respiración agitada. Como la primera vez.

—Creo que he ganado —murmura divertida—. Aunque... también creo que deberíamos ir a otro lugar.

Best Song Ever | Harry stylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora