Despierto

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Al día siguiente me levanto pronto. Muy raro en mi pero no puedo dormir. Y aunque no sé el verdadero nombre de la razón por la que no puedo conciliar el sueño, tengo muy claro que lo quiero saber. Sea como sea.

Bajo las escaleras con cuidado. Que no pueda dormir no significa que no tenga sueño, por raro que parezca.

—¿Harry? —La voz dulce de mi abuela me sobresalta. Doy un bote y la veo en la cocina mirándome sorprendida.

—Buenos días abuela —digo saltando las últimas dos escaleras con cuidado de no pisar a Ada que me sigue fielmente.

—¿Sabes qué hora es? —pregunta confundida. Yo asiento dándole un beso en la mejilla.

—Las nueve y media. Llevo despierto desde hace dos horas

—¿Qué te ocurre? —Sonrío al ver lo extrañada que está mi abuela de que esté aquí, despierto.

—Nada... simplemente no podía dormir. ¿Necesitas que te ayude en algo?

—Pues ahora que lo dices... ¿Puedes traer algo de pan? —Asiento.

—Si tuvieras un horno, lo haría yo personalmente —digo mientras subo de nuevo las escaleras—. Me ducho y salgo.




—Dos barras de pan por favor —le pido a la panadera. Ella me las envuelve en un papel ágilmente.

—Una libra, por favor. —Rebusco en mis bolsillos hasta encontrar la moneda y se la doy a la mujer—. Gracias.

—A usted. —Cuando me giro me llevo por delante a un chico. Levanto lentamente la mirada—. Perdón —murmuro temeroso. Es mucho más robusto y alto que yo.

—No te preocupes —dice guiñándome un ojo. Yo relajo los hombros—, ha sido sin querer, ¿no? —pregunta alzando una ceja. Yo asiento sin pensármelo dos veces. Aunque hubiera sido queriendo ni loco le llevo la contraria. Él sonríe y camina hacia la mujer dejando ver una guitarra colgada en la espalda.

—Adiós —me despido antes de salir de la panadería.

Ya fuera, respiro hondo y sonrío. El olor característico del pueblo por la mañana. Huele a pan recién horneado e incluso puedo oler a periódico. Pocos metros hacia la derecha diviso un hombre repartiendo periódicos a la gente y subo el mentón satisfecho aun sabiendo que nadie me mira. Inconscientemente me froto las manos contra los brazos. Aquí nunca ha hecho mucho calor. Por la mañana hace incluso un poco de frio pero se está bien. No me extrañaría que lloviera algún día... Espero que hoy no, con todas mis fuerzas espero que hoy no..

—¡Chico! —El grito me saca de mis pensamientos. ¿Quién gritará a estas horas? Pobre gente que intenta dormir—. ¡Eh! —Me giro desconcertado y entonces veo que ese "chico" iba dirigido a mí.

—No sabía que me lo decías a mí... —le digo al chico de la panadería removiendo mis rizos, un tanto nervioso— ¿Qué pasa? —pregunto cuando llega junto a mí.

—Se te ha caído esto. —Entonces deja caer en mi mano mi pulsera. Abro los ojos sorprendido. No me he quitado esa pulsera desde los cuatro años.

—Muchas gracias —digo guardándola con cuidado en mi bolsillo. Le diré a la abuela que me la arregle.

—De nada, parece que va a llover, ¿no? —dice mirando el cielo. Yo maldigo en mente. ¿En serio? ¿Hoy tiene que ser? Suspiro sonoramente.

—Espero que hoy no...

—¿Y eso? —pregunta sonriente—. ¿Has quedado con alguien? —Yo hago una mueca.

—Algo así...

Best Song Ever | Harry stylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora