Un duro golpe

26 1 0
                                    

Me desperté sobresaltado. Ahora era seguro que había oído algo, creo que una rama crujiendo al ponerle peso encima, podría ser un animal, pero al fin y al cabo podría no serlo, y eso no es bueno ni para mí ni para Rebeca... Me levanté despacio para no despertarla, y para que lo que sea que se estuviera acercando no me oyera. Cogí el machete del cinturón que tenía atado a mi tobillo, y que supongo que nadie había visto, porque conociendo a mis amigos, que los conozco; hubieran hecho un chiste sobre cosas afiladas, falos y todo ese tipo de cosas. En fin, saco el machete, que tiene un borde liso y el otro borde con forma de sierra, lo cojo de tal manera que el borde liso esté apuntando hacia afuera y me acerco hasta donde creo haber oído el ruido. Pero cuando me acerco es para mí una sorpresa no encontrar nada, así que despierto a Rebeca suavemente.

-¡Despierta, despierta, despierta, hay bichos de esos por todas partes! ¡Ahh, lo tengo detrás! ¡Me está mordiendo!- y si eso es suave para mí, imaginaos si la llego a despertar con prisas-¡Ayúdame Rebeca!

- ¿¡Qué!? ¡Ahhh, zombies, socorro!- dice mientras se levanta de un salto y empieza a correr en círculos, la escena es bastante ridícula.

- Si llega a haber caminantes morimos los dos, aunque tu muerte hubiera sido la peor- la digo con un tono de broma, mientras me siento en un tronco caído.

- Tienes menos gracia que el entierro de un gato cojo- me contesta mientras me da un golpe en el brazo.

- Y tus comparaciones son peores que las de mi abuela, que seguramente esté muerta.

- Ven aquí, niño mierda- dice mientras me intenta coger, pero la esquivo a tiempo, poniéndome en pie de un salto no sabiendo ni cómo, porque la única comida que tenía se la había dado a Rebeca el día anterior, y mis rugidos ya se oían desde la distancia.

- Madre mía, tus insultos son incluso peores que tus comparaciones, nunca pensé que lo vería. En fin, vamos, ¡Que cada vez nos queda menos tiempo antes de que piensen que nos hemos perdido!

- Vale, dame un tiempo para recuperarme después de tu despertar amable y tranquilo.

- Vale, vale, pero no tardes mucho, que no ha sido para tanto- la contesto mientras me estiro bostezando.

- Vete a la mierda.

- Yo también te quiero- la contesté con suficiente ironía como para que se notara.

Unos cinco minutos después me hace una señal como diciendo que ya está preparada, y nos ponemos en marcha.

Estuvimos unas dos horas, más o menos, intentando salir del bosque, hasta que al final lo conseguimos, lo cual era la parte más "fácil" del plan

- Bien, ahora tenemos que encontrar el camino a casa- dijo Rebe.

- Te sigo, maestra- la contesté de forma sarcástica.

- Ja Ja Ja- se rio mientras hacia un amago de golpearme y seguía hacia delante.

- Ahora viene lo mejor, ¿hacia dónde vamos y dónde estamos?

- Vamos a Cuenca.

- Imbécil- contesta Rebe seria.

- Perdón por relajar el ambiente, chica. Ahora en serio, lo primero que deberíamos hacer es buscar la carretera por la que fuimos a la base. El problema es saber cuál es.

- Alex.

- Ya, ya sé que nos puede llevar horas, pero merecerá la pena.

- Alex, corazón.

- De verdad, no me recuerdes que ha sido mi culpa, yo te llevaré si hace falta.

- ¡¡Alex, jodido ciego, la carretera por la que vinimos es ésta!!

- Anda. Fallo mío. Te seguiré en silencio.

En cuestión de unas cuatro horas nos plantamos a la entrada de la ciudad donde estaba nuestro "hogar". Yo estaba reventado, llevaba ya bastantes horas sin comer, pero no podía dejar que Rebeca se diera cuenta de eso y se sintiera culpable por comerse el último pedazo de alimento.

- Ya casi estamos, venga date prisa- me dijo Rebe cuando nos metimos por el primer callejón en la dirección correcta-. ¿Alex, estás bien?

- Si, es sólo que hace demasiado calor y mi ropa no es muy clara- la volví a mentir, llevaba sin comer más de un día y ya se empezaban a notar las consecuencias.

- Más te vale que sea eso- finalizó con una sonrisa pícara mientras se daba la vuelta.

Pero no era eso, yo lo sabía y ella intentaba fingir que no lo sabía, pero sospechaba algo.

Después de que casi se acabara el tiempo que acordamos con el resto de la pandilla para volver, por fin vimos la casa en la que nos habíamos refugiado, y entramos a todo correr.

-La madre que los parió han vuelto- dijo Víctor desde una ventana en la que estaba mirando a la calle-. Gente, han vuelto los dos, y vivos- gritó a los demás mientras entrábamos por el piso de abajo.

Todos fueron a recibirnos, cada uno a su manera, pero notaba que algo dentro de mí estaba mal. Llevaba un rato con sudores, y todo el día con lo que creía que era o fiebre o calor, pero no había dicho nada porque pensaba que era pasajero.

Fue entonces cuando pasó. Me fallaron las piernas y me caí al suelo. Lo único que recuerdo de eso es oír gritar a todos mientras se acercaban a mi cuerpo en el suelo. Entonces se me cerraron los ojos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 06, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Zombie History 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora