Rebelde

62 1 0
                                    

Cuando salimos del centro comercial se estaba haciendo de noche, y estábamos empezando a cansarnos de llevar las mochilas, que al menos nos habían dejado quedarnos, tardamos un poco de tiempo en decir algo después de salir de la sala de seguridad. Al doblar una esquina, Andrea fue la primera en decir algo. 

- Justo nos teníamos que ir cuando estaba empezando a cojer confianza con el chico de allí- se quejó ella-, mira que sois marvados. 

- Nosotros tampoco queríamos irnos- contestó Miguel-, ninguna persona en su sano juicio prefiere ir con vosotros a estar tranquilamente sentado con unas chicas buenorras que están muy necesitadas, esto es mucho mejor. 

- A mi, me hubiera dado igual- contestó Javi, que iba cojeando por el dolor del tirón que le había dado antes el jefe de la sala-, no hubiera podido hacer nada ni allí ni aquí, al menos no en un buen rato. 

- De todas formas son unos idiotas, le oi decir a un par de ellos que el jefe había dicho que no nos necesitaban- dijo Victor-, que íbamos a joderles todo el plan. 

- Yo... entiendo... al jefe- dije balbuceando- me pongo en su lugar y la verdad es que yo hubiera dicho lo mismo. 

- Tú, tu lo que eres es tonto- me contestó Andrea-, no puedes comprenderlo de ninguna manera, él te gana la edad como mínimo en dos veces tu edad. 

- Sí, sí que puedo- contesté a Andrea. 

- Pues explicanoslo, genio- gritó Miguel. 

- Mirad, yo soy ese tío, y me llega un grupo de adolescentes con las hormonas revolucionadas, con armas que no son precisamente de juguete, con un perro como Pordiosero con ellos- y le acaricié la cabeza a Pordioseto- y se ponen a robar las cosas que hay en mi centro comercial, y ponen en riesgo mi seguridad y la de mi gente, conduciendo a los caminantes hacia mi casa, y hacia la sala en donde estoy; y lo primero que hago es no abrirles y dejarles encerrados, y después dejarlos en la calle sin armas. 

- Visto así cualquiera lo- dijo Miguel. 

- No he terminado- contesté, cortando lo que iba a decir, y el hizo un gesto como de disculpa, que sospeché que era para dejarme hablar otra vez-, como iba diciendo, ellos estaban mucho mejor antes de que llegáramos nosotros, podían salir libremente al centro comercial sin temor a encontrarse nada más que a un par de zombis, como me dijo una de las que estaba allí, y que creo que era la única que no estaba a lo mismo que las otras, si me explico. Antes podían corretear por ahí, y hacer salidas a la ciudad para buscar a más gente, y para otras cosas, y ahora por nuestra culpa no sólo no pueden andar libremente por ahí porque esté lleno de zombis, sino que tampoco podrán salir afuera porque todas las puertas; menos por la que entran los caminantes, están cerradas por nuestra culpa. 

- Bueno, siendo así, todos lo haríamos- dijo Víctor. 

- Veis, como tenía razón- dije con orgullo -. Y- dije más serio esta vez- ¿tú quieres salir de una vez de ahí detrás? Puede que ellos no te hayan visto, pero yo si que te he visto seguirnos desde que salimos por la azotea, anda sal. 

- ¿Pero con quién estas hablando?- me preguntó Miguel como si estuviera loco. 

- Con una pasajera improvisada- contesté mientras una sonrisa diabólica se dibujaba en mi cara-, anda sal de una vez.

Y entonces de detrás de la esquina que acabábamos de doblar salió una chica con un pelo de color negro azabache, que le caía en ondas hasta los hombros; y unos preciosos ojos color miel, que iba cargada con una mochila que parecía muy pesada, con un machete del tamaño de un antebrazo con bordes de sierra en un lado y afilado, al más puero estilo militar, y con una AK-47 colgada del hombro.

- Rebeca, no pensé que lo harías al final- la dije con chulería-, has demostrado tener valor al escaparte de la sala para poder estra libremente con nosotros; aunque seguro que nos trae problema con... ¿cómo se llamaba el jefe amargado?

- Antonio, y- contestó Rebeca rápidamente- sí, está muy amargado, como una profesora que tenía en el instituto.

- Alguien me lo explica- dijo Andrea enfadada- porque no seré la única que no se entere de nada de lo que acaba de pasar,¿ a que no?

- Yo no tengo confianza, así que que lo explique mejor Alex- dijo Rebeca un poco avergonzada.

- Bueno, si os ponéis así os lo explico, plastas, que sois unos plastas- les dije cansado-. Supongo que os acordáis de que cuando estábamos en la sala me alejé un rato a hablar con alguien, ¿no?

- Todos pensamos que ese hablar significaba otra cosa- contestó Miguel mientras se ponía otra vez a quejarse, supongo que porque nos fuimos antes de tiempo.

- Para tí siempre significa otra cosa, campeón- le contestó Víctor a Miguel.

- En fin, después de este pequeño paréntesis seguiré contandolo- seguí diciendo-. Pues fuí a hablar con Rebeca.

- Podéis llamarme Rebe- dijo Rebeca al oírme decir su nombre completo.

- Pues bueno, me fuí a hablar con Rebe- y la miré con complicidad-. primero no sabía de que quería hablarme, y pensé lo mismo que Miguel, soy humano, vale; pero cuando llegamos al sitio alejado, se puso a contarme que no aguantaba más allí con Antonio, y que quería escapar y venirse con nosotros. La contesté que podía seguirnos si quería, pero que no la ayudaría a hacerlo, y que si la pillaban los zombis no la salvaríamos. Aún así se quiso unir, así que la expliqué nuestra situación, la casa, y todo lo demás que nos pasó.

- Y aun así quise unirme- dijo Rebe orgullosa-, estoy como una cabra.

- Bueno, casi no tuvimos tiempo de organizarnos y de pensar en un  plan; bastantes problemas tenía en aquel momento, y sigo teniendo ahora; porque si no os habéis dado cuenta las provisiones que hemos cogido no nos durarán mucho, sobre todo si Rebe se une a nosotros, con eso no quiero decir que no se una al grupo, cualquier ayuda es bien recibida; y las municiones para las armas ya no son tantas como después de salir de casa de Miguel, no vamos a volver a por más balas, sobretodo porque después de lo que pasó con los zombis y con Lindsay no creo que sea el mejor lugar para ir con los ánimos tal y cómo están, y además

- Relaja, mensaje captado- dijo Víctor-. Si quieres te ayudo a organizarte con todo eso, cuando lleguemos a la casa y estés más tranquilo.

- Gracias, tío- le contesté a Víctor.

- Para eso están los amigos,compañero- me dijo Víctor sonriendo.

- Bueno, ya que está aquí armada que se quede- dijo Javi levantando las cejas arriba y abajo.

- No vas a hacer nada conmigo- contestó Rebeca casi al instante.

- De todas formas no quería- dijo Javi mientras se quedaba atrás.

- Que se quede, no creo que a Rubén le importe, cuantos más mejor- dijo Miguel.

- Pues yo opino que debería irse, no la conocemos de nada- dijo Andrea.

- Fíjate quien lo dijo- contestó Víctor-, de tí sólo sabemos tu palabra, y no sabemos si es cierta o no, nos tenemos que fiar de ella.

- Pero...- dijo Andrea avergonzada.

- Y- continuó Víctor sin importarle lo que había dicho Andrea-, de ella al menos sabemos que ha estado un tiempo en el centro con más supervivientes, y al menos sigue viva y no nos la hemos encontrado tirada por ahí en el bosque.

- Bueno- murmuró Andrea, impresionada por la charla de Víctor-, pues que se quede.

- Sólo hay un pequeño problema- dije yo.

-¿ Cuál es?- me contestaron todos a la vez.

-¿ Dónde va a dormir?- dije entre preocupado, sorprendido y divertido.

Zombie History 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora