Vengo a despedirme, a decir que todo esto me ha superado, que no puedo más, que las cadenas me han llegado no sólo a los pies y las manos, sino también al cuello, me quiere ahogar.
Que el peso que llevo encima pesa demasiados años, que el peso que llevo encima duele demasiado, que el peso que llevo encima tiene nombre y apellidos y no solo de una persona, sino de varias.
Que lo siento, lo siento por todas esas personas que me echarán de menos, lo siento por ti, mi niña, que pondría la mano en el fuego diez mil veces sabiendo todas y cada una de ellas que no me voy a quemar; lo siento por vosotros, familia, que habéis estado ahí cuando menos me lo merecía, por haberme hecho reír cuando no quería, por haberme dado las ganas cuando no podía, por haber sido mi verdadera familia; lo siento por ti, amor de mi vida, que nunca habrá una próxima vez, nunca habrá un reencuentro, nunca habrá un próximo beso, ni si quiera la conversación que tenemos pendiente, de verdad lo siento, porque yo te sigo queriendo, aunque tú a mí no; lo siento también por ti, que en el fondo sé que me metí en tu cabeza hasta el fondo, al igual que sé que te metiste tú en la mía, hasta saber lo que nadie sabía, lo siento porque de verdad sé que tú también lo sabes y sé que podría haber pasado, sé que podríamos haber sido algo ;lo siento, abuela, de verdad lo siento, porque tú no te mereces esto, pero tú sabes lo mal que lo he pasado, lo mal que he estado y creo que no me merezco esto, creo que me merezco algo más... siempre podré decir que si no lo he hecho antes ha sido por ti, que siempre podré decir que tú también has sido mi mamá.
Darle las gracias a ese profesor de música que siempre ha estado ahí, a pesar de todas mis tormentas, y a mi profesora de inglés, que me ha visto crecer, como persona y como ruina, que ha visto todos mis atentados desde bien pequeña.
Perdonadme por esto, porque yo nunca me podré perdonar haberos hecho daño, nunca podré perdonarme haberos hecho sufrir de este modo.
Los años que lleva este cuerpo pesan mucho más de lo que debería, aunque la báscula no diga lo mismo, ella nunca pesará los escombros que mi alma dejó rota, ni los pedazos infectados de este corazón romano, ni si quiera las heridas abiertas, ni las cicatrices que aún siguen saliendo a pesar del tiempo.
Porque el tiempo no cura, el tiempo sólo cubre de tierra y entierra, infectando, a veces, un poco más las heridas, que cuando las vuelves a encontrar supuran.
Supuran recuerdos y malos ratos, supuran la felicidad que quedó en el pasado, supuran tu risa de niño pequeño, y los brazos de mi madre cuando nadie más estaba más que ella, perdóname tú también, mamá, primer amor; supuran suspiros en los brazos de mi mejor amigo, sus tonterías y el ser mi testigo, supuran las fotos que tengo como recuerdo, la caja de cartón donde está tu primera y última carta, mi anillo y tu Rosa de plástico, también las que me regalaste hace más de un año y que siguen ahí, en el jarrón de cristal.
Cristal como mi futuro, que se rompe en esta carta de suicidio que todavía no va a ser ejecutado.
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Cartas al amor de mi vida
PoetryA ti, que te escribí antes de saber quién eras. 2015-2016.