18. Hay que saber elegir

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Es necesario aprender a distinguir entre las personas que te dan la vida y las que te la quitan, entre aquellos que le ponen color o los que la dejan en blanco y negro, aquellos, que a pesar de no tener nada, te lo dan todo, y sobre todo, distinguir por quién darlo todo sin tener nada, y sin necesidad de recibir nada a cambio.
Hay que saber diferenciar cuándo, dónde y, tal vez, por qué. Observar todo antes de hacer nada antes de tiempo, revisar la lista de cosas que te quedan por cumplir antes de adelantar acontecimientos y buscar la manera de poder hacerlo todo, porque al final, el tiempo, es tiempo. Tiempo que se va y no regresa. El tiempo perdido no vuelve, se queda ahí, en el rincón de momentos que no supiste aprovechar, en el rincón de momentos que no volverás a recuperar. Nunca.
Hay que saber elegir por quién romperse la cabeza, dejarse la piel y darlo todo, incluso tu tiempo, pues es algo que nunca recuperarás, algo único. Pero, es eso, que hay que saber elegir, diferenciar, distinguir.
Porque a veces, en quien más confías es quien más te decepciona. Por quien darías la vida, te la quita. Por quien te dejaste la piel, echa sal en las heridas. Por quien lo diste todo, te deja sin nada. Y por quien diste tu tiempo, ahora le da al reloj patadas. Sin más.
Por quien te rompiste la cabeza por buscar las mil maneras de hacerle sonreír, te rompe a ti.
Hay que saber elegir.
Elegir aquellas cosas que te harán bien a ti.
Porque considero, que a veces es necesario ser un poco egoísta, porque al fin y al cabo, si tú no miras por ti, ¿quién lo va a hacer?
Porque en realidad, hay una única persona con la que convivirás el resto de tu vida: contigo mismo.
Quiérete, porque ¿quién te va a querer si no lo haces tú?
Hay que saber elegir con quién complicarse la vida.

Elígete a ti.

Cartas al amor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora