Levanté la vista lentamente. Mi “jefe” estaba en el marco de la puerta con una pistola que apuntaba hacia el frente. Él había matado a su propia hermana. Lo veía capaz de todo después de presenciar eso, tal y como dijo Carina.
-Vaya, vaya. Parece que nos has encontrado. Ella era un estorbo -dijo señalándola con la cabeza.
Se acercó a mi con el arma ya bajada. Me miraba fijamente con una sonrisa ladeada en su rostro.
De repente, se empezaron a escuchar unas sirenas. Seguramente alguien habría escuchado el disparo y habría llamado a la policía. Aproveché el momento en el que él se giró hacia la puerta y le di un golpe en la nuca con el ordenador y salí corriendo justo cuando la policía llegaba.
Me quedé observando a lo lejos y vi como se iban tal y como habían venido: solos. Parece que logró escapar, pero esto no se quedará así. Lo encontraré y acabaré con él.
Volví al hotel. Estuve dándole mil vueltas a todo lo que había pasado esa tarde. El bar, Carina, hermanastros y él, Teodoro. Tenía que encontrar la forma de localizarlo y enfrentarme a él. ¿Para qué? Algo simple: matarlo.
La situación se estaba complicando. Tenía que irme del hotel. Ya no era un lugar seguro. Pero antes tenía que cambiar mi aspecto. Fui al supermercado más cercano y a un par de tiendas. Volví a la habitación. Me eché un tinte de color castaño medio y en las puntas otro más claro, como si fueran mechas californianas. Ondulé ligeramente las puntas. Me cambié de ropa. Adiós a la ropa negra y hola a unos vaqueros, un jersey burdeos y unas botas negras junto con un gran bolso negro en el que metí todo lo que tenía que llevarme. Me quité las lentillas de color y me puse unas de mi color natural. Para que los de recepción no se dieran cuenta del cambio, me puse una chaqueta negra con capucha y unas gafas de sol.
Al salir, me dirigí al descampado más cercano y saqué la ropa que llevaba en el bolso, la chaqueta que llevaba puesta y las gafas. Cogí el mechero que había comprado y le prendí fuego. Ahora no tenía dónde ir, pero tenía que esconderme.
Esa misma mañana vi en las noticias que me estaban buscando. Ya sabían que era yo quien había matado a Steele, a mi jefe y a Sonia, pero también me cargaban a Carina. Aunque eso ahora es lo de menos. Entonces pensé: ¿Para qué huir? Ve a por tu objetivo. Y me dirigí a R.M. Night.
Si encontré allí una vez a Teodoro, ¿por qué no encontrarlo de nuevo?
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Instinto Psicópata
Action¿Qué hacer cuando te llega un paquete con fotografías de tu familia y una nota amenazante?