Tenía un plan para salir de allí, pero necesitaba un cómplice. Parece que tendría que ganarme la confianza de alguien y ese alguien solo podía ser mi compañera de celda.
Después de comer me dirigí a la celda y allí estaba ella, sentada en su cama con un papel y un lápiz. Descubrí que le gustaba dibujar y así mataba el tiempo.
-Hola, Lena -saludé dirigiéndome hacia ella.
-Hola -susurró.
-¿Qué dibujas?
Escondió rápidamente el papel y el lápiz detrás de ella.
-No te haré nada. No soy como todos piensan -me senté junto a ella.
Pasó un buen rato en silencio hasta que me habló.
-¿Por qué te acercas a mi? -me preguntó en voz baja.
-Porque quiero conocerte. ¿Por qué estás aquí?-Maté a mi hermana y a mi ex.
-¿Los pillaste juntos?
-No. Eran socios. Vendían drogas. Lo de ellos fue un accidente de tráfico. Peleé con ellos antes y se supone que lo provoqué porque dicen que el coche estaba manipulado. No hice nada, pero aquí estoy.
-Vaya. ¿Quieres que te cuente mi historia?
-Mataste a un tío y una periodista.
-Hay más.
-Eso es lo que cuentan.
Le conté toda la historia.
-Entonces, no eres tan mala como aparentas.
-No. Oye, te he contado esto porque tengo un plan para salir de aquí, pero necesito tu ayuda. Y antes de que digas nada, he de decir que me caes bien así que también te podría ayudar a salir de aquí. ¿Qué te parece? -pregunté tendiéndole mi mano.
-Me parece que tienes una socia -dijo apretándola.
[…]
Al día siguiente vino Gustavo. Le conté el plan. Le hablé de Lena y que también saldría. Aceptó ayudarla. Todo va sobre ruedas.
-Lena, esta noche empezamos.
-De acuerdo.
Después de cenar, nos dirigimos hacia las duchas. Me quedé vigilando la entrada mientras Lena habría la puerta que daba hacia el generador de energía. Lena volvió al poco.
-Todo listo. Es más fácil de lo que parece.
La primera parte está lista. Fuimos a nuestra celda y dormimos.
Al día siguiente, mientras algunas presas se duchaban después de los trabajos físicos, Lena desactivó el generador de energía.
Salimos rápidamente de las duchas. Las guardias iban y venían por el pasillo a oscuras hasta que divisé que la de la entrada al recinto no estaba. Me acerqué a su escritorio mientras Lena vigilaba que nadie me viera. Justo lo que pensaba. Las llaves estaban allí.
Cogí la de la entrada y me la guardé entre la ropa. Solo quedaba un paso más y saldríamos de allí.
[…]
Llegó el día. Por fin saldríamos. Las presas estaban desayunando. Lena estaba lista para la última fase del plan y yo estaba dirigiéndome hacia la entrada.
La guardia estaba de espaldas a mi, así que no me podía ver. Le di un fuerte golpe en la nuca y le hice la señal a Lena de que viniera.
Después de prepararnos, nos dirigimos a la entrada. Lena llevaba la ropa de la guardia. Se parecían bastante. Rubias, de ojos marrones y casi la misma complexión.
Lena me llevaba esposada como si fuera a la sala de visitas. En cuanto llegamos me quitó las esposas y salimos por la otra puerta de la sala, la que da a la salida. Metí la llave y abrí. Nadie vigilaba ya que, en realidad, nadie recibía visita a esa hora.
Salimos rápidamente y al llegar fuera del edificio. Solo nos quedaba el último obstáculo: la valla.
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Instinto Psicópata
Action¿Qué hacer cuando te llega un paquete con fotografías de tu familia y una nota amenazante?