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Llevaba  un pantalón de  vestir, camisa  azul  marino, zapatos  de  vestir  también y una  carpeta  en sus manos. Su rostro  era  conocido, pero a  la  vez  no.

-Hola  Nerea. Sé  que  esto te  parecerá  extraño,  pero te  quiero ayudar.  Teodoro quería  ayudarte.  Todo fue  una  trampa  para  que  el  verdadero  culpable  no pudiera  verse  perjudicado.  Ah, que  tonto soy. Deja  que  me  presente.  Soy  Gustavo.  El  otro  hermano de  Teodoro  y Carina.

Sin duda  se  parecía  a  él.

-Y, ¿qué  quieres?  -le  pregunté.

-Demostrarte  quién es  el  verdadero  culpable. Mira  estos  papeles  -dijo abriendo  la  carpeta  y entregándome  algunas  hojas.

Las  cogí  y comencé  a  leerlas. Eran  papeles  del  banco.  Parece  que  era  una  especie  de  herencia. Su padre, mi  abuelo,  dejaba  todo el  dinero a  su hermana  Carina  y algunas  propiedades  a  mi  padre.  Miré a  Gustavo  de  nuevo.

-Cuéntamelo  todo -le  dije  firmemente.

Era  la  hora  de  saber  toda  la  verdad.

-Bien.  Teodoro no tiene  nada  que  ver  con esto.  A  él  no le  importaba  el  dinero ni  nada.  A  mi tampoco.  Carina  era  una  mujer ambiciosa.  Pensó que  le  reclamaríamos  algo.  Tu padre  es  el  que planeó  todo esto. El  sabía  todo  lo que  había  pasado entre  Carina  y Miguel,  al  igual  que  sabía  que esa  periodista  estaba  investigándolo. Lo  que  nadie  sabía  es  que  Teodoro se  había  reformado. Él tenía  un buen trabajo. Él  había  abandonado  ese  mundo.

-¿Por qué  lo hizo?  ¿Qué  gana  mi  padre  con convertirme  en esto?

-Lo mismo  que  Carina.  Ambición. No le  importaba  nada  ni  nadie.  Solo  él  mismo.

-¿Él  sabe  que  estás  aquí?

-No ¿por  qué?

-Saldré  de  aquí. No sé  cómo pero  lo haré  y cuando  lo haga,  acabaré  con él.

-Cuentas  conmigo para  lo que  sea.

-Solo una  pregunta  más. ¿Por qué  Teodoro mató a  Carina?

-Porque  nos  traicionó.  Se  alió  con tu padre.  Quería  confundirte.  Teodoro  se  dio cuenta  de  lo  que pasaba  por lo  raro que  actuaba  y me  lo contó  todo. Carina  y yo  nunca  fuimos  muy  unidos;  por eso sigo vivo.  Tu padre  cree  que  no sé  nada  de  esto.

-De  acuerdo. Planearé  cómo salir  de  aquí.  Ven dentro  de  dos  días  para  contarte  el  plan.

-Vale.  Aquí  no te  sirvo de  nada,  pero fuera  sí.  Allí  dispondrás  de  todo lo que  necesites.

El  guardia  entró  y dijo que  ya  se  había  acabado  el  tiempo  de  visitas. Nos  despedimos  y me  dirigí  a mi  celda.

Instinto PsicópataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora