Nos encontrábamos enfrente de la casa de mi padre. Él estaba dentro, junto a mi madre y hermanos. Diego averiguó que mi abuela estaba de viaje. Mejor. Un sufrimiento menos. Cuando supiese lo que ha hizo su hijo...al saber qué pasaría.
Diego tocó el timbre. Mi madre abrió la puerta y nos miró.
-Hola, ¿qué desean?
-Hola. Soy Diego, oficial de policía. Necesitamos hablar con su marido.
Mi madre nos miró extrañada, pero nos dejo pasar. Allí estaban mi padre y hermanos, sentados en el salón charlando.
-Es un oficial de policía que pregunta por ti, cariño.
Mi padre se giró hacia nosotros. Abrió los ojos como platos. No sé qué le sorprendía más: verme a mi o a su hermanastro.
-No es posible... Tú habías muerto -dijo a Gustavo -y tú...creí que te habían matado -me dijo levantándose.
Diego sacó su arma, lo apuntó y dijo:
-No se mueva o le dispararé. Sabemos que obligó a su hija a matar a todas esas personas. Tenemos pruebas. Grabaciones que hizo mi tío Teodoro sobre ello hablando con tía Carina. Se va a pudrir en la cárcel.
-Eso no pasará -dijo mi padre y comenzó a correr hacia la salida trasera, pero Diego fue más rápido y le disparó, haciendo que cayera al suelo por el dolor.
Diego se acercó a él y le puso las esposas.
-Está detenido -dijo con una sonrisa cínica.
Mi primo me cae bien. Me acerqué a mi padre, levanté su cara y le pregunté:
-¿Por qué me hiciste esto? Me miró con odio y... ¿repulsión?
-Porque no eres mi hija. Eres una bastarda. Igual que ellos. Merecéis sufrir. No valéis nada.
Diego lo metió en el coche y se lo llevó a comisaria. Mis hermanos lloraban y mi madre se acercó a mi.
-Es cierto, hija. No es vuestro padre. Vuestro verdadero padre os quería y yo iba a formar una familia con él, pero lo mató y me obligó a quedarme con él. Cuando te detuvieron supuse que él tenía algo que ver, pero no sabía hasta qué punto.
La creí. Nunca vi que lo amara de verdad. La abracé y le dije que todo iba a ir bien. Que se había acabado.
Mis hermanos se acercaron a mi también y me abrazaron pidiéndome perdón. Volvíamos a ser una familia. Gustavo se acercó y dijo:
-Ahora solo queda esperar. La justicia está de nuestro lado.
Asentí y le abracé. Sin él nada de esto habría sido posible y, además, en cierta manera es mi tío.
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Instinto Psicópata
Action¿Qué hacer cuando te llega un paquete con fotografías de tu familia y una nota amenazante?