CAPITULO IX

132 8 2
                                    

[EDITADO]

Charlote.

Subí al dormitorio que me había indicado, y de la nada me bajó un cansancio terrible, me encerré con el broche que él dijo y me tiré sobre la cama, no era muy tarde, aun quedaba claridad pero a mi no me molesta dormir con luz.

-- aquí huele bien- lo dije con pereza, sentí el pecho oprimido me costaba respirar, ¡tenia que abrir los ojos ya!-- ven a despertarme Ethan- podía hablar pero no abrir los ojos y recordé que me encerré, ¿como entraría él a sacarme de mi pesado sueño?

Me lamieron la cara y gracias a Dios abrí los ojos, claro que no podía respirar, tenia al gato mas pequeño del mundo sobre mi pecho.

-- ¡¡waa!!- me senté en la cama, Angeus quedo entre mis piernas patitas arriba después de unos minuto entró su dueño.
-- que... ¿¡Angeus?!- me mira a mi ahora-- ¿no te dije que cerraras con el broche?
-- ¡ y así lo hice!- le reclamé aun asustada-- ¡por tu culpa casi me muero! ¿Sabes donde estaba acostado? ¡Pues en mi pecho!
-- ¿te pregunte? No lo recuerdo- rasca su sien con desinterés.
-- ¿¡que?!- ni se preocupó por mi, de haberme muerto toma mi cuerpo y lo tira a mitad de calle.
-- algo nuevo a aprendido- se acerca a mi cama y toma en brazos al cachorro-- levántate, mi padre ha llegado y tienes que ir a celebrar tu llegada.
-- uhm claro- me puse de pie, de todas formas no me cambié, me tiré tal cual a dormir.
-- ponte algo mas cómodo.- dijo antes de desaparecer por la puerta.
-- ¡no me des ordenes!- gruñí, y como buena hija de un LeBlanck es imposible cerrar la boca.
-- es para que no agujerees el piso con tus tacos- sonríe y se va.

Mis maletas ya estaban dentro, pero que raro, yo no las entré y tampoco alguien pudo haber entrado porque cerré la puerta. Bajé a la primera planta, en la cocina estaba el señor y la señora Colombier pero no había rastros del hijo.

-- ¿has descansado?- me abraza, ella siempre tan cariñosa.
-- si, la cama es muy cómoda.- le respondí.
-- nos alegramos, compramos lo mas adecuado para ti- el puso una mano en mi hombro mientras que su brazo rodeaba a su mujer.
-- ¡están perfectas las cosas, muchas gracias!- les sonreí amablemente.
-- pasemos a comer.- ella señala el comedor que estaba perfectamente adornado.
-- ¡si!- mis ojos buscaban al hijo de los Colombier.

Estábamos los tres sentados a la mesa con una deliciosa cena, había ensalada, un delicioso té de hierbas calentito, carne asada en los platos, pan crujiente y los cubiertos son de la mas fina calidad pero no eran excéntricos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estábamos los tres sentados a la mesa con una deliciosa cena, había ensalada, un delicioso té de hierbas calentito, carne asada en los platos, pan crujiente y los cubiertos son de la mas fina calidad pero no eran excéntricos. Sobre los muebles habían unas fotografías enmarcadas y en las paredes unos cuadros, las imágenes eran tan claras como estar viéndolas en una pantalla.

-- ¿y su hijo?- me sorprendí yo misma por estar preguntando por él.
-- no quiso celebrar con nosotros- dijo él mientras pinchaba un trozo de carne y poniéndolo en su plato.
-- no sabemos que le pasa a ese muchacho- di mi peor impresión lo sé y a cada rato discutimos, no me extrañaría que no quiera tenerme aquí.
-- háblenme de él.- pedí mientras le daba un sorbo a mi té.
-- no es una mala persona, puede parecer desesperante y lo es, pero se preocupa mucho, tiene unos sentimientos sensibles.- comenta él muy calmado.
-- mm- tenia algo pensado de que fuera así y eso lo confirmó.
-- ¿y tu que estudiaras?- ahora la señora pone un tema.
-- estaba en médico veterinario antes de venir aquí.
-- oh, si estudias esa carrera aquí harás mucha falta.- se integró a la conversación.
-- ¿ah si?
-- aja- asintieron los dos-- ya verás porqué.
-- ¿por Angeus?
-- si, pero aparte de el, en diferentes lugares tenemos animales y nos servirás de mucho.
-- ¿ustedes no le dijeron nada cuando lo trajo?- miré al leoncito que estaba sentado en la alfombra.
-- ese pequeño tiene una historia un poco trágica y como ya sabes, Ethan es muy sensible.
-- ah.

Estaba sin palabras, hablaba mas con... de hecho estaba mas cómoda con Ethan discutiendo que con sus padres... durante toda la cena miraba disimuladamente si es que llegaba o aparecía por la puerta. Ya era hora de ir a dormir, me desearon una feliz estadía y que tuviera una buena noche, yo me quede en el living.

-- ¿no te has ido a la cama?- se sorprende cuando se voltea, venia llegando de no se donde con Angeus detrás.
-- ¿¡que no ves que sigo aquí?!- le respondí con obviedad.
-- ah- hizo un suspiro agotador-- ¿como estuvo tu pequeña bienvenida?- preguntó enseguida.
-- si bien,¿ por qué no viniste?
-- porque no quise, si celebro tu llegada es como alegrarme de que estés aquí y no lo estoy.

Eso me hizo doler el corazón, en su voz siempre se notaba el tono de broma, pero esta vez lo dijo con tanta seriedad que le creí y supe que sus padres lo convencieron para que yo me quedara, y descubrí que es su gran amabilidad aceptó mi estadía. Él podía pretender ser un chico malo pero realmente es bastante agradable sino se le provoca.

-- oye- lo miré, estaba muy arrepentida y no quería pelear mas con él.
-- háblame mañana, ahora me voy a dormir- subiendo el primer peldaño de la escalera.
-- ¿no has comido?- lo detuve como pude.
-- fui a la casa de un amigo mientras tanto y ya comí... Angeus arriba- le ordena y el cachorro enseguida sube las escaleras-- ve a dormir tu también- me da la ultima mirada.

Terminó por subir, ahora sentí que estaba fuera de lugar y que no debía armarle mas problemas, además él es el dueño de la casa y yo desde el primer día lo traté como si fuera un ser repugnante.

Si Que Te Odio 《Finalizada》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora