CAPITULO LXVII

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Charlote.

Le di un apretado abrazo a Jonathan, gracias a él me sentía estupendamente bien.

--- eres un chico increíble, si tuvieras novia serías todo un caballero- me separé de él y le sonreí.
--- ¿ estás insinuado que ahora no lo soy?- respondió fingiendo estar ofendido.
--- no, claro que no, eres menos que caballero pero más que mujeriego.
--- Dios, acabo de darte un sermón inspirador y tu me pisoteas, que linda eres- sonríe y seca mis ojos--- ahora te iré a dejar a casa.
--- gracias- le digo animada.

Me subí a su auto y condujo como el gran imbecil que es: se pasó por el camino de peatones, se saltó semáforos en rojo, hizo una competencia con el tren y atravesó cuando el trasporte ya estaba encima de nosotros; además de ignorar los discos de pare y ceda el paso. Es peor que Ethan.

--- ¡ya llegamos, sanos y salvos!- tiró del freno de manos.
--- ¡si quieres matarte muérete sin mi idiota!- lo regañé y con las piernas temblorosas bajé.

Apenas puse los dos pies en el pavimento frente al portón, Jonathan aceleró y una patrulla de policías iban tras él, dudo que vayan a meterlo a prisión cuando sepan quién es el que conduce el auto. Entré en la casa desesperada vi a la madre de Ethan pero no me detuve a saludarla, corrí al dormitorio de él.

--- Eth...- me decepcionó no verlo ahí.
--- cariño, ¿ocurre algo?- ella me toca el hombro.
--- peleé con Ethan, yo... quiero disculparme como detesto ser la persona que soy, lo herí y ahora reaccioné a lo que le dije- caí al piso y una nueva ola de dolor se alojó en mi pecho.
--- ¿no crees, que así tal cual eres es como Ethan se enamoró de ti? Tu madre me habló de ti y se todo.
--- ¡¿que?! ¿Todo, todo?- levanté la mirada hacia ella.
--- así es... tú cambiaste gracias a mi hijo y él cambió gracias a ti- me avergoncé ¿que significaba todo?
--- donde está.
--- aquí no ha venido.

Un enorme felino se acercó a mi contento, su pesó me tiró al suelo y lamió mi mejilla decesperado, supongo que puedo tomarlo como un "te extrañé". Estaba gigante, de verlo como el tamaño de un perrito cocker ahora habia crecido tanto como un San Bernardo.

--- Angeus, compórtate bebé- lo reprendió. Es gracioso, a todos nos llama con cariño.
--- ¿sabe donde puede estar? Lo necesito.
--- no lo sé, si estaba molesto consigo mismo habrá echo una de sus carreras.

Me preocupé, me preocupa que haga esas carreras tan alocadas, me prometió que no lo haria mas... ¡¿que he hecho?!. Pronto me vino el recuerdo de la casa en la que estuvimos un día y estaba segura de que allí podría estar.

--- ¿donde queda la casa del lago?- me levanté.
--- oh, como a una hora y media de la ciudad.
--- debe estar ahí, necesito ir, por favor dígame como llego.

Me dio unas indicaciones pero hasta ella le subió la adrenalina y protestó con acercarme ¿para qué negarle? Acepté y sacó la camioneta, cuando me subí justo venía llegando el señor Colombier pero ella no le tomó importancia y nos pusimos en marcha. Miré hacia atrás y en la entrada noté que estaba Angeus y al lado el señor Colombier quién quedó con cara de sorpresa.

--- ehm... ¿no lo vió?- le pregunté.
--- ¿a quién?- no, no se dio cuenta vaya mujer.
--- su marido... había llegado- señalé hacia atrás sabiendo que ya estábamos lejos de ellos.
--- ¡oh Dios mio, no lo saludé!- comenzó a entristecer--- tengo que llegar pronto.

Si en una hora y media teníamos que llegar a la casa del lago, hicimos tiempo récord, en 40minutos ya estábamos ahí, ahora entiendo de donde sacó Ethan lo de acelerar el auto aunque aún me pregunto de donde habrá salido Jonathan.

--- gracias- dije una vez que me bajé.
--- de nada, ahora me devuelvo y por favor quédate un momento aquí yo cuido al bebé asi que no se preocupen por volver- su mirada fue pícara era como un "aprovecha que están solos" y se fué.

Si Que Te Odio 《Finalizada》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora