Capítulo 6

102 15 2
                                    

—...Y por último: nos ha molestado a Ron, Harry y a mí por toda nuestra estadía en Hogwarts—terminó Hermione.

Alia había oído impacientemente las mentiras que su compañera soltaba.

—Bueno, ¿acabaste?—preguntó la rubia, con disgusto en sus palabras.

—¿Aún no me crees?—

—Si vieras como él es conmigo, cambiarías de parecer—dicho esto, se puso de pie y instaló un sweater en su frío cuerpo, para poder entrar en calor.

—¿Irás a pesar de todo?-Hermione se cruzó de brazos, claramente molesta.

—Naturalmente—respondió Alia, caminando con toda la rapidez que su herida le permitía, o sea, más lento que la vieja tortuga que aguardaba en su casa.

—Bueno, si amaneces muerta cerca de las mazmorras ya sabré quién lo hizo—dijo, volviendo a su cama.

—Lo único que amanecerá muerto es tu orgullo. Le preguntaré por qué es así con ustedes— afirmó Alia, saliendo por la puerta.

—Cuando vuelvas hecha un lío, no me llames, que te advertí—dudo Hermione—bueno, estaré aquí de todos modos, aún no puedo dormir—dijo en tono de resignación, y volvió a su cama.

Alia bajó con suma dificultad las escaleras y se asomó por el umbral de la puerta de entrada a Gryffindor. Ahí estaba Draco.

La tenue luz resaltaba aún más su semblante de oscuridad, y con concentración observaba un punto inexistente de las ventanas; cambio su mirada de las aperturas a los cuadros y finalmente viajó hacia Alia.

—Buenas noches, señorita, ¿Qué hace un ser tan indefenso como usted a altas horas de la noche afuera?—preguntó Draco, acercándose lentamente a Alia.

—¿Cómo piensas que caminaré? Mi pie es un inútil—dijo Alia, indicando con su dedo índice la discapacidad nombrada.

—¿Quién dijo que ibas a caminar?- preguntó Draco, inclinándose ante Alia.

Alia se cuestionó gravemente las intensiones del chico, pero no le importo. Con cuidado se subió a su espalda y apretó con fuerza su cuello, sintiendo su fría piel bajo su toque, Draco se estremeció bajo el tacto de Alia; tosió para disimular aquella reacción. Draco  se había balanceado ligeramente hacia los lados al sentir el cuerpo de aquella chica. Ya equilibrado, comenzó a caminar, llevando a Alia como si fuera un pequeño saco de plumas en su espalda.

—Deberías comer más, ¿sabes?— Alia le pellizco ligeramente el cuello como respuesta.

—¿A dónde vamos ahora?—preguntó ella, mirando las sombras de las cosas que se proyectaban en el suelo, producto de la tenue luz que se filtraba por las ventanas de los pasillos. Draco miraba hacia adelante y de vez en cuando hacía el piso, no quería que Alia se fracturara esta vez un brazo por su culpa.

—Te dije que te recompensaría y eso haré—sus palabras quedaron en el aire, pues no recibió respuesta alguna. Torció ligeramente su cuello al notar una presión en este; miro a Alia. Estaba con su cabeza recostada en el cuello del chico, produciéndole cosquillas por los mechones de cabello que caían alborotados por su frente.

Draco sonrió.

Alia se mantuvo todo el camino pensando en lo que Hermione le había dicho, ¿qué sucedería si llegara a enterarse propiamente de que Draco era una pésima persona? No quería ni enterarse. Había recibido muy malos comentarios sobre el chico, pero no podía dejarse llevar por los prejuicios de la gente. Simplemente no; ella no era así.

Debía de conocerlo primero, debía descifrarlo.

Gran error pensar tal cosa.

Draco Malfoy era un libro que Alia tenía que leer entre líneas. Muy complicado de abrir, muy complicado de descubrir.

Save him [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora