—Respira. Respira. Tiene que estar aquí, no pudo haber salido del castillo.
El rubio intentaba tranquilizarse a través de palabras dichas a su reflejo, pero no lograba calmar los latidos de su corazón. Su nariz estaba completamente fría, al igual que sus manos y sus labios morados temblaban en su lugar. El frío del baño se colaba por el dobladillo de su ropa, lo que hacía temblar su cuerpo cansado. Pestañeaba rápidamente, escudriñando en los rincones más oscuros de su mente tratando de hacer conexiones con sus ideas.
Oía el retumbar de los latidos de su corazón tan claramente, como si este estuviera ubicado justo detrás de sus orejas.
—¿Donde estás?—susurró el rubio, en un hilo de voz—¿Donde estás?—volvió a repetir.
Su cuerpo ya no podía más. No había tragado ni un bocado de comida y a lo largo de dos días había estado pensando duramente, buscando la manera de iniciar algún tipo de investigación por su cuenta. Pero todos sus intentos habían sido en vano. Se había alejado de todos: de sus amigos, de los profesores. Pensando todo el tiempo.
De forma brusca arrojó el gorro que se había quitado contra el muro.
—¡¿Donde estás?!—gritó de forma continua dejando escapar toda la frustración y el dolor oprimido por dos largos días.
Luego, se sujetó la cabeza con las manos pálidas y frías y trató de mantener el equilibrio que duramente había mantenido por aquel mareo que lo molestaba. Suspiró y se dejó llevar, cayendo su cuerpo como un saco de patatas y cerrando los ojos para lograr descansar unos minutos; la inconsciencia se apoderó de su cuerpo y se mantuvo ahí, inmóvil, tratando de olvidar los problemas.
Mantenía los ojos completamente cerrados. Sin embargo, abrirlos parecía ser más una trampa mortal que una salvación. Un dolor punzante en su tobillo derecho la obligó a incorporarse, pero aún con los ojos cerrados. Tanteó en la oscuridad tratando de buscar algún indicio del lugar en donde se encontraba. El suelo estaba húmedo y los muros que halló luego de tocar variadas superficies no daban pistas de su paradero. Además, la oscuridad en la que estaba sumida no ayudaba en nada.
—El tobillo, Alia, el tobillo—se alertó a si misma cuando estuvo a punto de pisar con la zona de la herida.
Le causó temor volver a tocar la zona afectada. No quería sentir sangre entre sus dedos.
—Eres bastante estúpida, niña. Ya te quité a tu hermano como advertencia y gracias a mi compasión le dejé libre, pero no me quedó más remedio que capturarte a ti para que entiendas de una vez.
Esa voz le era bastante familiar. Comenzó a temblar. No pudo reconocerla, algo en ella era bastante difuso y aunque podía oír y entender las palabras estaba aún algo confundida.
—Me has dado bastante que hacer, Alia.
Cerró los ojos nuevamente y comenzó una respiración rápida e irregular. Arrugó su ropa bajo los puños, los que estaban tan fuertemente sujetos que los nudillos se pusieron blancos como el papel.
—Te advertí que te alejaras...te lo dije, niña—una mano de consistencia repulsiva se posó en las muñecas de Alia, pero ella no hizo nada. No se movió ni gesticuló palabra alguna, solo se quedó allí, con lagrimas inundando sus mejillas frías.
—No entendiste por las buenas—el ser comenzó a hacer presión en sus muñecas y un ardor insoportable comenzó a subir por su mano hasta llegar a sus hombros y extenderse por todo su cuerpo. Un gemido de dolor de escapó de sus labios—ahora, entenderás por las malas.
Arqueó su espalda producto del dolor, y cerró los ojos, esperando a que fuera solo un sueño.
Draco abrió los ojos, sintiéndose nuevo, de alguna manera. El sueño había curado su cansancio y la luz del sol que se colaba por las ventanas le daba un ánimo incomparable.
Por suerte, ya se encontraba vestido, así que solamente se levanto y se movió por el castillo con destino al Gran Comedor para poder devorar unas tostadas, ya que su estómago vacío comenzaba a sentirse.
Fue cuando la vio, sentada en la mesa de Gryffindor, ilesa. Se sintió tan deli cuando la vio que fue como si una descarga eléctrica se iniciara en su corazón y recorriera por todo su cuerpo hasta llegar a su cerebro y devolverlo a la vida. Sonrío ampliamente y se acercó a aquella mesa.
—Al fin veo ese cabello dorado que tanto me gusta—dijo, cuando ella notó su existencia.
Alia se encontraba tan hermosa como siempre, con su piel tan reluciente como visiblemente suave y su cabello tan rubio que parecía oro puro. Su risa fue como la más melodiosa de los sonidos, entonces él no pudo esperar más. Se le acercó y abrazó su frágil cuerpo, ubicándolo entre sus brazos. Pero algo extraño ocurrió: el cuerpo de ella estaba totalmente frío.
Draco se alejó rápidamente, viendo el panorama de forma más completa; para apreciar cada uno de sus puntos. Alia estaba herida, tenía el tobillo cubierto de sangre y la piel con manchas de suciedad gris. Lagrimas en sus mejillas, la ropa rajada y quemaduras en sus muñecas.
—¿Alia, que sucedió?—llamó Draco, empleando una voz fuerte y dura, aunque por dentro su alma estaba a punto de volver a quebrarse.
—Encuéntrame.
Draco se incorporó de forma rápida, con los ojos humedecidos por el sueño que había tenido. Se encontraba en la habitación del sueño, su habitación. Pero no tenía una luminosidad proveniente del sol ni tampoco se sentía bien, sino que tenía un nudo en su garganta sumamente grande y un dolor de cabeza profundo.
Recordó las palabras de Alia. Encuéntrame. ¿Cómo es que había soñado con ella?. Sin embargo, tampoco recordaba cómo es que había llegado a parar a su habitación, por lo que si sólo recordaba haberse desmayado en el baño ¿Como había llegado allí?.
No era lo más importante en ese momento. Lo más importante era encontraría sana y salva, ya que las heridas y quemaduras que había visto en su sueño no le brindaban tal seguridad. Lo más importante era encontrarla sana, salva...y viva.
Recordó cuál era su objetivo antes de desviarse al baño.
Dumbledore era el único que podía ayudarlo a encontrarla.
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La nieve me dio inspiración y escribí este capítulo en tiempo récord hahaha:)Alia en multimedia <3
Voten, comenten y díganme que les pareció. Nos vemos prontamente<3
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Save him [Draco Malfoy]
Fanfic-Quería explicártelo detenidamente, pero por lo que veo, será imposible aguantar mucho tiempo-respondió Dumbledore, para luego comenzar a caminar lentamente alrededor de Alia, como si estuviera examinando su mente; como si estuviera leyéndola de alg...