Las sábanas del lecho de Draco nunca habían sido tan suaves ni tan blancas como se sentían a la mañana siguiente. Se puso de pie rápidamente, como si la energía que había perdido volviese a su cuerpo de forma rápida y eficaz. Con una sonrisa dibujada en su rostro que parecía de papel con lo blanco que era, comenzó a vestirse y a reírse recordando los chistes de Goyle en la cena y todas las bromas dirigidas a Potter la noche anterior.
Pero su rostro se transformó totalmente cuando una sonrisa tan blanca como las margaritas cruzo de forma fugaz su mente. ¿Como se había permitido olvidar lo sucedido el día de ayer? Había olvidado hasta los deberes solo por estar pensando en aquel suceso. Había estado embobado todo el día pensando en ella, en su sonrisa y en la forma en que fruncía los labios cada vez que Draco se separaba de su boca. Había estado tan cerca de ella, había tenido su pequeño cuerpo frágil bajo sus músculos y podía percibir como su cuerpo respondía a su tacto, podía sentir cada respingo...
¡Maldita sea! Lo había olvidado completamente. Ese Neville habría de pagar por haber interrumpido su momento de gloria.
Maldito Longbottom.
A diferencia de Draco, Alia había despertado agitada y asustada. Nerviosa. No podía pensar con claridad, ¿Y si Neville le decía algo a alguien? Podía confiar en él, obviamente, pero —Alia adoraba a Neville, pero debía de admitir que sus características eran un tanto...torpes— al ser olvidadizo podía confundir sus pensamientos, abrir la boca y permitir que todo lo visto el día anterior se supiera.
Alia cerró lo ojos, aún en la cama recordando aquellos momentos que la hacían sonreír tanto.
No podía pensar con claridad.
Las manos de Draco recorrían un camino dibujado desde su mejilla hasta su cintura y subían y bajaban al compás de un lento tarareo que él mismo emitía sin abrir la boca. Ella estaba ahí, con el cuerpo apoyado contra la gran muralla y con los sentimientos a flor de piel, con el estómago hecho un lío y con la mente completamente en blanco. Desconcertada. Él estaba ahí, temblando por el frío y la oscuridad del corredor más que por el sentimiento que tomaba posesión de su mente. Un sentimiento de nerviosismo que no lo dejaba en paz, que lo mantenía en constante alerta, y aún así estaba acertando, ya que un Neville aterrorizado se había parado tras ellos.
Alia se había separado de Draco, temerosa, y lo había alejado de un empujón contra el pecho del Slytherin. El recién llegado, por su parte, no articulaba palabra alguna. Mantenía los ojos redondos muy abiertos, tratando de procesar las imágenes vistas anteriormente. Draco se aclaró la garganta en busca de algo que decir, pero se cortó al igual que Alia. Solo podían observar el desconcierto de Neville frente a la escena y la tensión que se había puesto entre ellos.
—¡Neville!—llamó Alia, intentando atraer la atención del chico cuando este se había dado la vuelta dispuesto a irse de allí, corriendo—¡Por favor, escúchame!
Pero era imposible. El muchacho había escapado dejando el vuelo de su túnica tras sus pasos apresurados y ya no podía oír nada de lo que decía Alia, por hallarse lo bastante lejos como para hacer oídos sordos.
—Ya está—comenzó a hablar Alia, con un dejo de temor en su voz—le dirá a mis amigos y todo se arruinará.
Eso fue todo, y nada más. Había escapado corriendo acto seguido, esperando a que Draco la detuviera pretextando que no debía pensar así, que todo estaría bien con sus amigos. Pero no fue así, él se mantuvo en su posición anterior, apoyando las manos en el muro y recargando todo su peso en él mientras ella caminaba a paso rápido para dirigirse hasta su habitación y perderse en su cuarto.
Un sentimiento de extrañeza inundó su cuerpo. ¿Qué le había sucedido? No había ido a buscarla cuando se sentó a cenar, ni tampoco le había dirigido la palabra cuando pasó a su lado en la puerta del gran comedor. Luego pudo analizar sus movimientos con tal claridad, que se sintió culpable por haber recriminado a Draco no seguirla. La mirada gris del muchacho fija en un punto único y sus manos bajo la mesa indicaban que su mente se encontraba en total calma consigo misma, pero que trabajaba como un reloj. Estaba pensando. Sus ojos vacíos evidenciaban esta creencia.
¿Qué tema lo mantenía tan ocupado? Alia no pudo evitar pensar que estaría pensando tomar represalias contra Neville. Pensó, entonces, en caminar hacia las mazmorras con el objetivo de encontrar a Draco para cuestionarle su actitud. Así que se levantó lentamente de la cama y se puso un abrigo sobre su cuerpo delgado. Se dispuso a mirar por la ventana, cuando la oscuridad la envolvió por completo. Bien, aún estaba oscuro y eso se convertiría en una ventaja.
—Lumos—dijo, al salir por los corredores.
Una pequeña esfera lumínica tomó posición del extremo de su varita, y se dispuso a avanzar a través de las sombras. En un determinado momento, se detuvo. ¿Como haría que Draco saliera para encontrarse con ella? No podía ingresar a su habitación, y tampoco podría decirle a un compañero que lo llamara, solo por recordar la actitud que el Slytherin tenía frente a sus amigos.
Caminó sin rumbo por los corredores, esperando a que la luz bañara los muros a su alrededor. Divisó en su campo de visión un lugar perfecto en el cual esperar a que Draco saliera. Se ubicó de espaldas a los muros, con el fin de observar panorámicamente el lugar.
Unos pasos la sacaron de sus pensamientos, pasos ligeros y silenciosos, apenas audibles por oído humano. Algo curioso en esos instantes, la única persona que podría estar tan loca para levantarse a tales horas era, precisamente, Draco.
—Algo me dice que debo pensar que quieres asesinar a Neville, ahora ¿Estoy en lo correct...?
Lo que vio a continuación, la dejó helada. Algo se movía dentro de la oscuridad, algo que no era Draco, por supuesto. Se movía con tal sigilo y lentitud que daba la impresión que aquel ente quería que Alia lo viera.
Se iba acercando a ella...cada vez más.
Draco sonrió al ver las tostadas sobre la mesa Slytherin del gran comedor. Se apresuró a darle pequeños mordiscos y pensar en las clases que tendría hoy, pero aún así, viendo todo lo demás de forma normal, algo no concordaba con su entorno. Miró hacia todos lados, analizando cada uno de los puntos y los detalles más insignificantes, pero todo estaba en completo orden y concordancia.
La comida se hallaba igual, sus amigos hacían las payasadas de siempre, las chicas lo miraban coquetas y las mesas de las demás casas se encontraban repletas. Todo en orden. Al no identificar algo fuera de lo común, continuó saboreando su comida.
Sin embargo, algo raro sucedió seguidamente. Granger entró por la puerta, agitada, intentando encontrar con la mirada a algo o a alguien entre la multitud. Cuando encontró su objetivo, avanzó de forma rápida por el lugar hasta llegar a él. Draco observó con atención.
Algo le decía a Potter y al pelirrojo, no paraba de mover las manos y de tomarse la cabeza con frustración. El chico de la cicatriz se cogió la cabeza con fuerza y ambos se dirigieron a la mesa de Hufflepuff, agarrando a Isaac por los hombros y obligándolo a ponerse de pie. Algo le dijeron, algo que el rubio no descifró. El Hufflepuff corrió hasta salir del comedor, con un rostro de susto que nadie se lo logró quitar. Cedric lo siguió, y los Gryffindor lo imitaron, saliendo todos con rostro asustado de ahí.
Draco se atragantó con la tostada cuando comprendió lo que sucedía, lo que concordaba exactamente con lo raro de aquel panorama. Se limpió la boca con las servilletas de forma rápida y avanzó por los corredores, asustado, con el corazón latiendo a mil y las emociones a flor de piel.
—No la he visto por toda la mañana, de hecho, ni siquiera la vi cuando desperté. Su cama estaba desarmada y su abrigo no estaba—dijo la muchacha, abrazada por Isaac, mientras su voz temblaba.
Draco no soportó por mucho tiempo la incertidumbre, su miedo por no saber dónde estaba lo embargó por completo y sus emociones tomaron el control de su mente, su razón se fue de vacaciones.
–¿Ha desaparecido?—salió de su escondite tras los muros y con una voz increíblemente sumisa se dirigió a Isaac—dímelo ya, Briand.
El Hufflepuff asintió, bajando la mirada.
Draco salió de allí, dirigiéndose al único lugar en donde podría encontrar una respuesta. Dirigiéndose hacia la única persona que podría encontrarla.
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Save him [Draco Malfoy]
Fanfiction-Quería explicártelo detenidamente, pero por lo que veo, será imposible aguantar mucho tiempo-respondió Dumbledore, para luego comenzar a caminar lentamente alrededor de Alia, como si estuviera examinando su mente; como si estuviera leyéndola de alg...