Save him [Draco Malfoy]

Capítulo 3 -Parte 2

¿Qué me estás haciendo?, pensó el.. ¿Por qué senti como si fuera a potar el estofado?

¿Qué es lo que pasará por su cabeza?, pensó ella.

Ambos se concían hace unos cuantos días, pero sintieron en ese preciso instante, como si fueran amigos desde hace muchos años y fuera una conversación de reencuentro.

- ¿y tu madre?-replicó ella

-No confía en mi padre- carcajeó el y Alia le siguió con sus sonrisas.

-¿Y tú?- preguntó Alia, con un cierto dejo de curiosidad en su voz

-¿Yo qué?- dijo Draco, bajando la mirada e imaginando y aceptando la pregunta que le iba a hacer ella. Era algo sorprendente, alguien quería oír su opinion.

Sonrió.

-¿A que cosa no le tienes fe?-

-Al amor- respondió, bajando los hombros y dirigiendo su vista hacia el techo, reflexionando sobre el tema. Bajo la mirada de curiosidad de Alia, continuo: - pienso que tal cosa no existe en realidad. Que las personas se casan porque no son capaces de pasar su vida solos. Pienso que los padres en realidad no cuidan a sus hijos por amor, sino que lo hacen por obligación. Siento que el "amor"- dijo, haciendo comillas con los dedos en esta palabra- solo es una excusa para preservar la raza y evitar la extinción de los seres humanos. Más que no tenerle fe a ese sentimiento, siento que no existe en realidad.

Alia demostraba un rostro de total estupefacción y decepción. No podía creer que un chico de tal corta edad tendría ideas tan erradas, calculadoras y frías en la mente. Alia siempre creyó que las personas que pensaran tan friamente no existían, o que simplemente fingian esas actitudes. Pero con lo que había oío de Draco, todos sus pensamientos se estaban volviendo al polvo.

-¿Cómo puedes pensar eso?- pregunto Alia, que seguía con su expresión de estupefaccion en el rostro y con el ceño fruncido.

-Es fácil, cuando el mundo te enseña a ser así-

-Pues, lo que el mundo te enseñó es a ser idiota- dijo Alia, indignada- y vaya que hizo gran trabajo. ¿Qué piensas de tus padres?, se aman.

-Todos los matrimonios han sido arreglados en mi familia, Alia- dijo Draco con una voz muy obvia y divertida, como si todo el mundo supiera aquel detalle.

Draco no sabe nada de la vida, pensó ella.

-Pero mis padres aprendieron a protegerse y quizás pueden quererse, sin saberlo- Draco se encogió se hombros.

-Pero quizás tu si crees, ¿Qué hay de esa chica del otro día?-

-Diversión, netamente diversión- el rostro de incredulidad de Alia aumentaba cada vez más a medida que Draco hablaba, y Draco no aguantó y se rió a carcajadas del rostro de la chica.

-¡¿Cómo?!...no, no puedo seguir hablando contigo- dijo y se levantó indignada, tomó su mochila y caminó haciendo gestos extraños con las manos.

-¡Alia!, lo siento, pero es lo que pienso- dijo Draco, tratando de detenerla tomando su brazo y jalando del mismo. Alia se soltó de su agarre y lo observó cruzandose de brazos.

-Ya no importa, ve a hablar con alguien que tenga el corazón como el tuyo: frío, congelado y envenenado. Ahora suéltame, tenemos que ir a recibir a los huespedes- dijo y desapareció por el pasillo.

Ese chico había roto límites, Alia nunca había oído tales cosas de alguien y aquello derrumbó las expectativas que tenía sobre aquel chico. Pensaba que Draco no era lo que todos decían y exageraban las cosas, pero no fue así. Draco no tenía sentimientos y pudo comprobarlo debido a su descarada actitud con respecto a las chicas.