Parte 11: Me la follé

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Maratón 2/3

El juego ha terminado. Mi equipo quedó en segundo lugar, pero no es un problema, la verdad es que lo han hecho bien. Hubiéramos ganado de no ser porque el grupo que llevaba el álbum ha sido interceptado por los tiradores y tuvieron que esperar a que el siguiente equipo llegara para que llevaran el álbum a la meta.

Pero al fin de cuentas eso no es lo que importa, lo que realmente me tiene aún en estado de shock, es el haber visto cómo Alejandro se follaba a Sophie en mis narices y tenía un orgasmo viéndome directo a los ojos.

Es la cosa más ruin de la existencia, al chico le gusta apostar con su carne.

Una vez que las insignias son puestas en la pizarra de retos, y los puntos son dados, todos se dirigen a sus cabañas.

Hora de hacer mi trabajo.

Caminé pronto a la cabaña y esperé en la sala comunal a que todos fueran entrando.

Cuando visualicé a mi objetivo, me acerqué a Alejandro con cara de pocos amigos y paso firme.

–Alejandro, debemos hablar.

–¿Por qué?

–Tú sabes perfectamente por qué.

Me vio durante un momento como decidiendo si hacerme caso o alejarse con sus amigos.

Al final decidió seguirme, gran elección, y salimos de la cabaña en dirección a un punto algo alejado donde no pudieran escucharnos.

Me senté en un tronco y le hice señas a Alejandro para que hiciera lo mismo.

Pasamos sentados en silencio unos minutos hasta que decidí tomar al toro por los cuernos y hablar primero.

–¿Qué fue lo que ocurrió ahí? –. Dije tratando que mi voz sonara lo más calmada posible.

–Me la follé –. Esto iba a ser para largo.

–De eso me di cuenta. Quiero saber por qué.

–No le incumbe.

–Resulta que soy guía de ustedes, gracias a ti, de hecho, y son mi responsabilidad. Me incumbe y mucho.

–Solo quise hacerlo.

Lo observo un momento, luce molesto.

–Alejandro, sabes que debo reportar esto.

–¿Reportar? Genial. Hágalo. Solo recuerde reportar que se la follaron anoche en su habitación.

Alejandro se puso en pie decidido a irse, pero le retuve de la muñeca, lo cual provocó que viera mi mano con desprecio, así que la retiré de inmediato.

–Siéntate.

Lo pensó por un momento, pero al final lo hizo.

–¿Qué fue lo que viste?

–Al maldito del dictador follándosela.

Genial, justo lo que necesitaba. Al chico que había hecho que semanas atrás me calentara cual motor de tren viendo como me follaban. Te mereces un diploma, Mía.

–¿Por qué no me dijiste que nos viste?

–¿Qué quería que le dijera? Un "Señorita Blake, ayer me pareció ver una verga que la penetraba mientras lamía unos dedos como desquiciada" no me parece la mejor manera de comenzar una conversación.

Lo pensé por un momento, y la verdad es que llevaba mucha razón, me hubiera espantado si hubiera comenzado con algo como eso.

–Tienes razón, supongo. Es solo que no pensé que alguien nos hubiera visto.

–Eso es obvio.

Este chico en verdad está molesto.

–Mira Alejandro, en serio lamento que hayas visto eso, y si decides reportarnos, supongo que estás en todo tu derecho.

No me dijo nada, solo me observó por unos segundos hasta que simplemente sentí como sus labios se movían sobre los míos.

Era un beso desesperado.

No desesperado como el de Mike, esa era desesperación por llegar a algo más. Ésta era una desesperación como de haberlo estado necesitando desde hace tanto.

Comenzó a rozar su lengua en mis labios hasta que la tomé entre ellos y entonces sí que comenzamos a besarnos.

Una parte de mí, la de maestra responsable, me decía que parara, que es un chico y que es mi alumno. Pero la otra parte, la Mía impulsiva, me dice que continúe con ello.

–Yo también lamento haberlo visto –. Dijo cuando nuestros labios se separaron.

Se levantó del tronco y se alejó hacia la cabaña.


Un estudiante peligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora