Capítulo 21: Peor Es Maldecir, Mentir Y Ver

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— ¡¡¡Brauziel!!!!! ¡¡¡¡¡Brauziel!!!, ¡¡¡¡¡¡¡Brauziel, déjame en paz!!!! ¡¡¡¡¡¡sóltame!!!!! ¡¡¡¡¡¡sóltame!!!!!!!!, ¡¡¡¡no me matés!!!!!!, ¡¡¡¡¡no me asesinés!!!!!, te prometo a vos, de que no le vuelvo a contar, a ninguna persona, sobre tú secreto, pero por favor, ¡¡¡¡no me matés!!!!, no me ma........ Antes de que la jóven señorita Orgliozie, pudiera continuar bisbiseando en voz baja, el resto de su oración , con aquellas lágrimas que comenzaban a deslizarse por sus mejillas, por última vez.

De Pronto, En Esos Precisos Segundos que pasaban, La jóven y nueva discípula, agarra un almohadón, que estaba al borde de aquella cama, de su nueva presa, una vez que Ella logró agarrar muy bien fornidamente aquel cojín.

De Inmediatamente, Ella mientras que iba con sus ambas manos, puestas sobre aquel cuadrante, la jóven condiscípula Luana, mientras observaba con sus ojos llenos de lágrima, de como se arrimba cada vez más su muerte, De Repente, Antes de que Luana, pudiera abrir las frazadas de su cama y Ella pudiera, escaparse de su deceso, que en cada minuto y en cada segundo se arrimaba cada vez más hacia la jóven y futura monja.

— ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Noooooooo!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Noooooooooo Brauziel!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡Nooooooooo!!!!!!!!!- bramaba a gritos, la jóven mujer, mientras observaba por última vez, como aquella almohada, la estaba asfixiando y como de a poco, aquella herramienta asesina, fuera cosumiendo todo el oxígeno que Ella tenía, tanto en su corazón como en sus pulmones.

— Chau, Luana, que tengás un gran descanso eterno jajajaajajajajajajaja— replicó riéndose bajo con su voz, Mientras que Ella veía por última vez, como aquel ángel, con la cara pálida, estaba con su cara, hacia el lado izquierdo, sin parpadear y sin mucho, ni más ni menos, farfullar o pedir una especie de auxilio o de ayuda.

— Jajajajaja, una menos y faltan siete, para poder finalizar, con aquellos trabajos pendientes, que la jóven señorita Orlidea, no pudo desarrollarlos en vida, Jajajajajajaja— Caviló consgio misma en su mente, mientras que Ella, se iba sonriendo con un rostro muy placentero, hacia el altar, para poder hablar, una vez más con su predecedora.

Urgentemente, una vez que aquella puerta de aquella alcoba, se había cerrado, De Repente, abre sus ojos, Alejo para expresarse consgio mismo en su mente.

— mmmmm, esto no me gusta, ni me pinta ningún buen panorama, va a ser mejor que vaya yo mismo, a observar, para que todo este bien, sisisisi, eso mismo hace Alejo, levánteae del lecho, pónete las pantuflas y como un caballo, andá corriendo hacia donde se va dirigiendo, esa jóven señorita maquiavélica— Reflexionó lo primero consigo mismo en su mente, mientras que Él, atisbaba como aquella nueva compañera suya, se había ido, para poder Más Tarde, Él poder salir lo más pronto de aquel cuarto, como para poder perseguirla a aquella jóven señorita. Mientras que a la jóven señorita y futura sor Irina, se despertaaba de apoco,d e aquel sueño, que Ella misma había tenido.

— ¡¡¡¡Myorzio!!!! ¡¡¡Señorita Myorzio!!!!, quédese quieta— Ordenó con un tono de voz, casi accidentalmente, la jóven dama Zulema, mientras miraba con sus propios ojos, como aquella sonrisa de malévola, sepodía dextender desde un extremo, hacia el otro extremo de su boca.

— Jajajajaja, Yo, sé que vos no sos una novicia como yo o el resto de mis nuevas compañeras, sino que vos sos un muy buen hombre, escondido detrás de esa peluca y de ese hábito, ¡¿O Acaso yo me equivoco Alejo?—

— ¿Perdón ¿y cómo vos, sabés que me llamo así? ¿Quién te lo dijo? ¿Quién te lo contó?— Preguntó el jóven señor, mientras que Él, le tomaba a la jóven compañera de su ex pareja, el antebrazo izquierdo, para poder Después, tomarle aquella cintura a su nueva y casi posible nueva novia y poder decirle observándola a los ojos.

— Jajajajajaja, eso no importa por ahora,p or ahora importa, que me gustan, que mis pequeños estudiantes, aprendan de su maestra, pero me parece que a vos especialmente, en vez de ser mi alumno, mi estudiante, vos tendrías que ser mi profesor— Expresó la jóven señorita, Mientras que Ella con sus ambos labios, lo iba besando de a poco, en aquellos labios tan captadores y tan subyugaradoras y a su vez, Mientras que Ella le iba rozando con sus labios húmedos hacia aquellos labios de su casi y factible nueva yunta, De a  poco la jóven Brauziel, con sus ambas manos, fué tomando aquel cuello tan duro, tan canicular y tan exaltado, solamente hacia, que aquella mini escena de amor que estaban protagonizando aquellos dos, a un costado, de algunos de los largos e infinitos pasadizos; en los cuales, hacia no muy pocos metros, estaba la jóven señorita Irina, quien no dejaba de observar sollozando desconsoladamente, con cada lujo de detalle, como su ex novio, se estaba besando apasionalmente con su nueva enemiga.

Secretos De Una MonjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora