Capítulo 2: El Lado Oscuro ¿De La Díscipula?

817 38 20
                                    

¿Qué pasó? ¿qué ocurrió? ¿Por qué hay tantas patrullas de los policías afuera de nuestro convento?-Se preguntó por sus adentros Irina, mientras corría dismiludamanete una de las cortinas verdosas oscuras dela alcoba de sus demás compañeras, mientras que Ella miraba como un equipo de detectives que no dejaban de sacar fotos de aquel cadáver que estaba al medio del patio principal del ingreso hacia la abadía.

- ¡Ay Irina! no sé p.... p.... p.... porque están esos mismos señores acá, Además, todas nosotras sabemos que estuvimos ocupadas toda esta semana para que nuestro hogar, para que nuestro convento funcione como tenga que funcionar-

- mmm no sé de lo que haya pasado, pero si sé, si es que ese asesino o asesina, está acá, aquí dentro de la casa de Díos.

¡¡¡Novicia!!! ¡¡¡Novicia Irina! ¡¡¡Irina!!!! pregúntale a tú compañera de religión, de fé y de amor sino fué Ella quien me asesinó, ¡¡¡Dale tonta!!!! ¡¡¡pregúntaselo!!!!- Clamaba uno de los jóvenes fantasas señores, quien estaba en el lado izquierdo de la hermana Orlidea.

- No no no no no, e.... e.... e... esa voz, de nuevo.... no no no no no no no no, ándate por favor, ¡¡¡ándate!!! vos no podés estar acá, vos me vas a hacer perder las misiones que tengo que hacer en este lugar con tus tonterías que estás diciendo, vos estás muerto, sisisisi, yo no estoy loca ni estoy alucionando ni deliriando, ni todo esto no es producto de mi imaginación-

Or.... Or.... Orlidea ¿estás bien? ¿con quién estás hablando vos?- Cuestionó volteándose cuidadosamentem ientras observaba como una de sus compañeras de cuarto gritaba y a su vez agarraba a aquel aire con sus ambas manos, como si fuera a estrangular a una persona.

- Orlidea ¿qué estás haciendo? ¿qué estás agarrando? ¿qué te pasa? ¿te sentís bien? ¿no querés descansar por unos veinte minutitos o acostarte en algunas de las camas que tenemos para que vos descansés?- Interpeló aproximándose de a poco hacia donde estaba Ella girando su cabeza velozmente y con sus ojos casi convertidos en rojos, para poder observarla con rñigidez y a suvez con una sonrisa perversa que se podía notar tanto en su rostro cmo en su boca.

Secretos De Una MonjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora