- Nombre del padre, del hijo, del espíritu santo.... amén, que vos diosito mío, cuidés a mis pequeños sobrinitos y que vos, m....... m.... m.... mi virgencita de María Karina Brusjourvikt, me protejas, me cuides y nunca me desampares en ninguna de las noches de mi.....
Antes de que la jóven novicia recientemente ingresada hacia aquel monasterio un poco antiguamente deteriodado, pudiera seguir arrodillada rozando hacia el brode de su cama de roble con sus ambas manos, hacia aquella vírgen que Ella tenía en una de sus repisas de la habitación que compartía con el resto de sus compañeras de recámara.
De Pronto, entra sagazmente una de sus nuevas compañeras, vestida con un velo que cubría su cabeza y se podía ver de frente como aquella hermana temblaba como si Ella misma hubiera salido de la ducha del baño y a su vez como si hubiera visto algo que la pudiera haber dejado petrificada.
- L.....L.... L....Luisa q.... q... q.. ¿qué te pasa?, estás muy pálida ¿qué pasó?- Preguntó con un tono de voz de desconcertada una de las jóvenes díscipulas de aquel lugar.
En Esos Precisos Momentos, La mirada de aterrorizada y a la vez de asustada que tenía una de las más jóvenes hermanas de la iglesia.
- es..... es..... es.... es que, y.... y... y... yo cuando me dirijía hacia acá para pedirle a la vírgen que cuidara a mi abuelz, que se iba a operar mañana por un problema de salud que Ella ahora está atravesando, alcancé a mirar en medio del patio principal de la entrada que tenemos hacia nuestro monasterio, a n.... n... n.... nuestra h.... h.... h... hermana.
Antes de que la jóven sor pudiera continuar redactando aquel hecho que la hacia sollozar y a su vez quebrar su voz....
