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El camino se hacía cada vez más largo, o al menos para mí, Alex estaba concentrado en conducir y no quitar la vista de la calle, subí un poco la música que anteriormente bajado, el clima acompañaba la ocasión, estaba todo gris, las nubes no dejaban ver las estrellas, cogí mi móvil para revisar mis redes sociales, mis Criaturitas son especiales, y cuando les respondo siempre inventan un nuevo idioma, le di Rt a algunos que me gustaron, contesté otros, cuando me aburrí lo dejé porque el auto no estaba andando.

—¿Qué pasó? ¿Ya llegamos?—Pregunté mirando por la ventanilla, estaba todo negro, pero de repente el auto se pintó de verde.

—Quédate tranquilo que solo era el semáforo, todavía falta un largo camino por recorrer—Me sonrió cálidamente, se la devolví con una pequeña sonrisa de lado, mirando el largo camino negro que estábamos recorriendo me asusté.

—¿Alex? ¿Tú no me quieres violar, no?—Abrí los ojos como platos al ver que reía, negó con la cabeza y otra vez volví a mi lugar.

—Solo es como "Una fiesta privada", está lejos para que nadie sepa de esto, y nadie nos mande a la policía o algo así.

Asentí, era una buena razón para convencerme, yo sé que este tío me quiere hacer cosas, lo mire y sonreí al pensar esas idioteces, se dio cuenta de que estaba sonriendo mientras lo miraba, corrí la cara hasta la ventanilla, yo supongo que estoy rojo como un tomate en estos momentos, no lo voy a mirar más, para no pasar estas cosas tan vergonzosas.

—¿Mangel va a estar ahí?—Pregunté ignorando el hecho de que este rojo, el asintió mirando el frente, la luz del auto alumbraba una cabaña, las luces de fiesta se veían por la ventana, unos pocos rayos de esas luces se escapaban por ahí, suspiré bajando del auto, esta noche iba a ser dura, yo lo sabía, estaba Él. Puso su mano en mi hombro dándome alientos para no arruinar la noche me sentía bien y mal al mismo tiempo, esto lo hacía por Alex, él quería ayudarme, no podía comportarme como un gilipollas.

—Si lo ves solo ignóralo o búscame, yo estaré con Willy—Asentí, hoy era el día de mover la cabeza y no pronunciar ni siquiera monosílabos, fui hasta la barra que había y pedí una cerveza, supongo que hoy venía a pasármela bien y no a preocuparme por un idiota como Mangel, levanté la botella acercándola a mis labios para tomar pero alguien me interrumpió.

—¡Rubius! Tanto tiempo sin verte, ¿Cómo has estado?—Me pregunto un muy alegre Cheeto, este to había bebido mucho y se le notaba en el aliento, en la forma que caminaba, creo que en las formas que todos nos damos cuentas de que alguien esta borracho.

—He tenido días mejores Cheeto, pero estoy muy bien ¿Tu cómo has estado? Veo que está muy feliz—Reí y por fin tome un poco de mi cerveza, estuvimos hablando un rato muy largo y ni me acordaba de Mangel en estos momentos. Cheeto era un muy buen amigo de los dos y nunca nos separábamos, pero creo que "Bea" arruino la amistad de Miguel con todos, la muy perra.

—Bueno Rubius, adiós y cuídate, ojala nos encontráramos más seguido para poder hablar—Nos despedimos con un beso en la mejilla, me di vuelta y pedí otra cerveza, iba solamente dos, mientras esperaba a que me la diera, Mangel se apareció a mi lado, Él no me vio, me dieron la botella y me fui lo más rápido que pude, busque a Alex por todos lados pero no estaba el muy idiota, salí afuera para respirar un poco de aire fresco, todo estaba muy tenso adentro, más si estaba él ahí, me senté en el suelo para contemplar las estrellas, el cielo ahora –o en esta parte- estaba despejado, suspiré cerrando los ojos e hice fondo blanco con lo poco que le quedaba a la botella, una lagrima se me escapó pero la sequé rápido.

Una mano fría se posó en mi hombro, pegué un salto del susto pero me tranquilice al ver que era Alex, se sentó a mi lado y me miró.

—Sé que viste a Mangel.

—¿Dónde estabas? Te estuve buscando y no estabas—Golpeé su hombro "suavemente"

—Estaba en el baño, pero me dijo Vegetta que te vio cerca de Él—Murmuró por lo bajo sobándose donde yo le había golpeado.

No te vayas Alex, no te vayas tú también—Dije mirándolo fijamente, se paró y se estiró, yo hice lo mismo, le estaba dando la espalda hasta que habló.

Nunca lo haría Rubius, nunca lo haría—Me abrazó por los hombros, sonreí dándome la vuelta y le devolví el abrazo—Ahora vamos a casa, ya es tarde.

heartbrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora