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La verdad es que Alex siempre trataba de sacarme una sonrisa, y lo intento, pero muchas veces no salen, con Él la pasé genial, siempre actúa como un niño pequeño, lo cual es tierno, aunque a veces se le sale algún raje de aquellos, es entendible, ya somos adultos, pero algunas cosas nos duelen como si todavía fuéramos niños.

—Joder tío, que noche—Dijo Alex tirándose al sofá, yo hice lo mismo pero en el otro, nos miramos y reímos, estaba muy cansado, mis ojos me ardían del sueño, ya no podía aguantarlo más así que me dormí en el sillón, con Alexby mirándome.

—Mierda, eres pesado—Pude oír para después sentir algo muy blando debajo de mí, luego una zapatilla no estaba, ni la otra, mi mueble se oyó, joder no podía ver nada.

—Alex... ¿Eres tú?—Pregunté somnoliento, la vista estaba borrosa y solo veía una sombra negra.

—Sí Rubén, soy yo—Río, solamente te traje porque te veías muy incómodo durmiendo en el sofá, así que te iba a acostar, pero ya te levantaste.

—Querías aprovecharte de la situación, eh—Dije en broma y Él se puso nervioso—Ven Alexby, hazme tuyo.

Me abrí de piernas levantándolas al aire, su cara era rara, estaba confundido y se reía, bajé las piernas para sentarme en la cama, los dos nos quedamos viendo por unos minutos, el silencio no era incómodo, no era feo, pero tampoco voy a sobrepasarme con Alex, porque él es hetero, o eso aparenta, no quiero que perdamos nuestra amistad por una simple idiotez mía.

—¿Quieres quedarte? Tengo una habitación de sobra, tiene cama y calefacción, no quiero quedarme solo otra vez—Me miró dudoso, puso su mano en su barbilla mirando para arriba—S-sí no quieres, está bien.

—Vale, me quedo. Solo porque soy tu mejor amigo y no quiero que te quedes solo—Sonrío, me paré de la cama para abrazarlo, y fue algo raro, porque le saco una cabeza de alto, si lo abrazo, tengo que envolverle la cabeza, es extraño, pero lo quiero— ¿Me cuentas todo lo que pasó con Mangel? Quiero saber.

—Vale, te lo contaré. Pero ahora ¿Podemos comer algo? Es que comimos hace mucho y ahora ya no tengo hambre, mi estómago me está matando.

—¡Si! Pidamos pizza, porque ninguno de los dos sabe cocinar bien y alguno va a terminar intoxicado. Me alegra saber que estas volviendo a comer.

"Alex, esto me cuesta, yo no quiero comer."

—Bien, pide pizza. Luego hablamos.

(...)

Limpié todo las cosas que habíamos utilizado o que Alexby utilizó, yo no he comido mucho, solo dos rebanadas y todo lo que sobro se lo comió Él, no tenía ganas de omer y menos sabiendo que luego de esto tendríamos que hablar de Mangel, no estaba preparado, pero necesitaba sacar todo esto de mí. Terminé de limpiar y volví a sentarme en la mesa, este asunto me ponía in poco triste.

—¿Y cómo comenzó todo?

—El problema empezó cuando me dije a mí mismo, "Creo que él me gusta", me enamoré hasta de las letras de su nombre, de sus defectos, de su ternura disfrazada de frialdad. Eso me atrapó, esa fue mi perdición—Bajé la mirada a la mesa, observando todo, no quería ver la cara de él.

—Estabas enamorado, es entendible, pero dime, ¿Mangel tenía novia?

—Nunca lo supe, pudo ocultarlo muy bien, pero creo que hubiera sido mejor que me lo dijera desde el principio, así evitábamos todo este problema—La primer lagrima salió, la limpié rápido, pero las demás n tardaron en salir.

—Pero Rubius, él fue un cabrón sin sentimientos, ¿A dicho algo que te hirió?—¿A parte de rechazarme de la manera más cruel?

—Él dijo que yo le daba vergüenza y que nunca saldría con alguien como yo, según Mangel yo estaba loco—Soy un estúpido, estoy llorando por una gilipolles, me siento un asco.

—Todo va a salir mejor, no llores, me duele verte así.

Sí pudieras leer mi mente, también llorarías Alex, estoy roto, él era mi todo, mi alma gemela, pero yo no era la suya. No me ama y nunca nadie lo hará.

—No digas eso—Suspiró tocándome el pelo, eso me tranquilizaba—Nos tienes a tus amigos, tienes a tus Criaturitas.

Levanté la mirada para poder observarlo, tenía sus ojos llorosos, ahora me siento peor por hacer llorar a alguien que no tiene nada que ver en este asunto, seguramente no le importa y lo hace solamente para que este mejor, lo abracé y fui al baño. Cerré la puerta con llave, me sentía estúpido, como siempre, abrí los cajones intentando buscar algo con lo que pueda cortarme, necesitaba hacerlo, algo para poder descargarme de toda esta mierda que me rodea, busqué por todo el maldito baño algo con lo que lo pueda hacer, pero no encontraba nada, me senté en el váter cuando las lágrimas que amenazaban con salir me nublaron la vista, ¿Cómo puedo ser tan idiota? Esta no es la forma correcta de intentar alejar los problemas, siempre hay otra salida. Me lavé la cara y salí del baño para encontrar a un Alex hablando por teléfono, me acerqué para tratar de oír que estaba diciendo. Soy un maldito escuchador de conversaciones ajenas.

No... Si, comimos bastante antes de irnos... ¿Por qué te importa tanto?... ¡Lo heriste! No puedes hacer como que ahora te importa, esa noche lo saqué para que se mejore y salga un rato... Yo lo quiero, y lo que estoy haciendo es que traté de olvidarse de ti para que no sufra más... Ni sé porque te estoy diciendo esto, adiós, eres un estúpido.

¿Estaba hablando con Mangel? ¿Él preguntó por mí? La cara de Alex no traía mucha felicidad, es más, hasta se lo veía triste, entré como si nada a la sala y me senté a su lado.

—¿Qué pasa Alex? —Pregunté sonando un ingenuo, es que en realidad así tenía que sonar, no podía entrar y decir "Hey, escuché tu conversación con Mangel, ¿Él preguntó por mí?

—No nada, solo que leí una historia que era muy triste—Se sorbió los mocos para arriba, tal vez no quería contarme de nada para que no me sienta mal.

—No me mientas Alex, sabes que puedes decirme la verdad.

—¿Qué pasa Alex? —Pregunté sonando un ingenuo, es que en realidad así tenía que sonar, no podía entrar y decir "Hey, escuché tu conversación con Mangel, ¿Él preguntó por mí?"

—No nada, solo que leí una historia que era muy triste—Se sorbió los mocos para arriba, tal vez no quería contarme de nada para que no me sienta mal.

—No me mientas Alex, sabes que puedes decirme la verdad.

—Escuchaste, por eso quieres que te diga—Suspiró, mis manos empezaron a temblar y asentí—Mangel me preguntó cómo estabas, y hasta me parece que estaba celoso de que yo este contigo.

heartbrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora