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Fije mi mirada en la mesa del centro, Alex no me miraba, tal vez le daba vergüenza que yo sepa que él me quiere, las cosas nunca fueron tan fáciles entre todos nosotros, algunas veces Mangel me daba celos con el chico inocente que está sentado a mi lado, la gente no sabe de todos los problemas que tenemos dentro de nuestras casas, todos fingimos en público estar contentos y felices, mostrando una sonrisa brillante, pero por dentro estamos llorando. Mire a Alex, quien solo cerró sus ojos y se recostó para atrás, él no tiene nada que ver en esta historia, pero se coló solo para hacerme sentir bien, lo quiero mucho. Prendí el televisor y había una película puesta, era de género cómico, nos reímos un par de veces, ahora mismo estamos sonriendo pero a punto de llorar.

Estos últimos días me he dado cuenta de que estoy muy extraño, ¿Nunca te ha pasado que te desconoces? Ya no entiendes lo que ocurre contigo, tienes actitudes que jamás antes habías tenido, es... como si te estuvieras convirtiendo en otra persona. Me levanté del sofá y cogí mi celular, esperando su mensaje que diga, aunque sea, "Lo siento", me quede mirando un rato la sección de mensajes, sus conversaciones estaban ahí, me deprimía mas cada vez que los leía, sus mensajes siempre estarán ahí, solo que me gustaría que se vuelvan a repetir.

—Duérmete, su mensaje no llegará.

Gire mi cabeza en dirección a la puerta y estaba Alex apoyado en el marco, sé que vio mis ojos llorosos cuando suspiró, estaba destruido, creo que nunca podría olvidarlo. Asentí y deje el teléfono sobre la mesa de luz, él se me acercó, se sentó en mi cama y acarició mi pelo. Eso era lo que más me tranquilizaba.

—No quiero que estés mal por él Rubius, es difícil, pero creo que con mi ayuda vas a poder superarlo—Besó mi frente y salió por la misma puerta que entró, me di vuelta en la cama dándole la espalda a todo, me tapé hasta la frente y traté de dormir.

Solo esperaba que mis demonios no me jodieran la noche...

(...)

—¡Vamos Rubius, arriba!—Me movieron violentamente, creo que sabe perfectamente que así no me voy a levantar de buenos ánimos, despertarme así, no señor.

—Sal idiota, retrasado mental—Caminé hasta el baño para poder lavarme al cara, los dientes, o cualquier otra cosa, de fondo solo se oía la risa de Alex, ese estúpido se estaba descojonando, cerré la puerta un poco fuerte –mentira- me lavé la cara y me mire en el espejo, las ojeras se hacían presentes, tantos días sin dormir, hasta que una noche pude dormir como un bebe.

Había tomado mi móvil cuando entre, es que ahora si no vas al baño con estos aparatos es muy aburrido, tenía un WhatsApp de alguien, ya sé que el chico que está en mi casa no es, baje la barra de notificaciones para ver quién era, y su mensaje llego, cuando no creí que llegaría, en el momento más inesperado llego. Me sentía mal por ese maldito mensaje, es increíble como un simple mensaje puede arruinar todo un día completo.

"No me hables más, ahora tengo novia, y no quiero que estés detrás mía como un perro, basta. Búscate una vida."

Sé que haberle mandado un mensaje había estado mal, pero no podía controlarlo, los impulsos involuntarios siempre me llevaban a esto, la frialdad en cada letra que escribió se notaba desde aquí hasta Marte, nunca creí que alguien como él pueda cambiar tanto por una mujer. Tire el móvil hacía no sé dónde, y creo que después me arrepentiría de lo que voy a hacer.

Todavía me cuesta superarlo, esta vez no iba a llorar, esta vez iba a ir directamente al filo de la cuchilla, creo que Alex olvido guardar una, la tomé y lo hice, la sangre brotaba de mi muñeca como una catarata, me maree hasta el punto que debí sentarme en el piso, se oyó la puerta abrirse, era Alex, Dios, lo que me esperaba. Tomó el móvil del piso y leyó los mensajes que estaban en pantalla, suspiro negando y me miro enfadado.

—¿Crees que vale la pena seguir aferrándote a sus palabras cortantes? ¿A su frialdad? ¿A su indiferencia? ¿Vale la pena seguir lastimándote por él? —en estos momentos no sé si negar o asentir, intento levantarme del suelo para llevarme a mi cuarto, él era muy pequeño como para levantarme a mí, lo intente ayudar pero estaba muy mareado como para levantarme por mi cuenta. Para su suerte la habitación estaba cerca del baño, me sentó en la cama, fue al baño para buscar un botiquín, yo solamente veía todo borroso, cuando entro saco alcohol y gaza, mierda esto iba a doler.

—L-lo siento Alex.

Asintió mientras mojaba la gaza en el alcohol y la paso muy despacio sobre las heridas, no ardía, y tal era por el simple hecho de que estaba medio dormido, perdí mucha sangre, cuando termino de limpiar y desinfectar puso la venda alrededor de toda la muñeca, se fue de la habitación, dejándome solo en el cuarto, con mis demonios atacándome por doquier.

heartbrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora