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¿Su novia? ¿Qué hace aquí? Ahora lo que menos quería es que alguien venga y me haga mucho más daño, cuando intente estar bien conmigo mismo.

—¿Qué vienes a buscar aquí? Mangel ya no vive en esta casa.

—Lo sé, vengo a hablar contigo.

—No tenemos nada de qué hablar, vete ahora mismo.

—Es sobre Mangel.

—Creo que dije que te vayas.

Cerré la puerta con furia y lágrimas en los ojos, no puede ser esto, no, no, no, me siento muy mal, mis manos fueron derecho a mi cabello tirándolo muy violentamente, este era el momento para sacar todo lo que tengo dentro, grite, rompí cosas, las manos me ardían pero eso no impidió que haga mi descarga.

—¡Rubius! Los gritos se escuchan desde abajo. ¿Qué pasa?—Abrió la puerta un agitado Alex, traía una bolsa con él, había subido las escaleras corriendo, se agacho a la altura en la que estaba en el piso—¿Qué pasó? Rubius por favor, no es normal que estés así, ¡Te vas a hacer daño!

Apreté mis ojos fuertemente con los dedos de mis manos, no puedo dejar de llorar, siempre que intento tranquilizar las cosas, el destino hace que me vuelva el doble del mal, no merezco esta vida, no si la voy a viví así. Él me acariciaba el cabello intentando tranquilizarme, lo estaba logrando, mi respiración pasó de ser agitada a irregular.

—Es por él, ¿No?—Asentí, no podía habar en estos momentos, tenía la garganta cerrada, hasta me costaba tragar—Nunca llores por alguien que no se merece tus lágrimas, él no te supo valorar. Pero me tienes a mí, sabes que siempre estaré ahí para ti.

—Amaba tanto verle sonreír—Susurré con lo poco que me salió de voz, mientras miraba un cuadro de los dos que había en el suelo, que lindos recuerdos—pero ahora es difícil, porque sé que esa sonrisa ya no es por mí. ¡Es por ella!

—Rubius, por favor, no te hundas en los recuerdos, eso es pasado, mira al frente, trata de dejar ese problema, te haces daño a ti mismo.

Intente ponerme en pie, intento fallido, me sentía muy débil en esos momentos, no creo como puede ser que unas simples palabras hagan tanto daño, además de que esa zorra tenía que venir y cagarla. Alex me miro triste, se paró y se fue al baño, me sentía mal por el también, solo quería ayudarme pero yo, testarudo como siempre, no quiero escuchar nada, era una mierda de persona, todo en mi es un desastre, ¿nunca te has sentido infeliz contigo mismo? Ya no eres igual, tus pensamientos no son los mismos, y te asusta, llegas al punto de parar y decir "este no soy yo, ¿Dónde estoy?, así me siento, la vida me está dando la espalda de una forma no muy bonita, volví a intentar pararme, salió por poco, llegue a ponerme de rodillas, ¡Soy tan estúpido! No puedo estar así por una puta, ni se si es verdad lo que dijo y yo aquí preocupándome como idiota, me paré con dificultad y camine hasta el baño, golpe la puerta esperando a que Alex me abra pero no respondía , mis golpes empezaron a ser más fuertes y con más violencia, me estaba desesperando.

—Mierda, ya salí, ¿Con tanta prisa quieres entrar?—Asentí, mire sus ojos oscuros, siempre estaba ayudando un montón, no sé cómo se o agradecería, mi respiración estaba volviéndose irregular, ¿Qué me pasa? Solo sé que de esto me arrepentirá más tarde, tal vez fue un impulso involuntario, o tal vez tenía ganas de hacerlo, no lo rechazo, eso me hizo sentir bien, pero mal al mismo tiempo, me separé de él asustado por su posible reacción, pero el miedo me gano y entre a mi habitación.

No lo podía creer, había besado a Alex.

heartbrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora