Había pasado ya unas ocho semanas, me habían encerrado en la habitación por orden de Derek, que al parecer el asumió ser el rey todo este lugar sobre todo sobre mi, pero no era así de cierto. Todas las veces que ha querido entrar en esta maldita habitación le intentado clavar algo, pero no conseguía nada con éxito. Alguien entró y yo tenía preparada una de mis dagas, vi a Mary, baje la daga y me vio con tristeza, cerró tras ella la puerta y se sentó en el único sillón de la habitación, alzó el mentón y suspiro.
- Lo siento, creía que esto iba salir bien pero todo lo malo que digo se cumple, intentaré todo lo posible para que tu familia venga a rescatarte y poder irte.
- Puede matar a un ejército con mis propias manos, con solo salir de esta habitación me sirve. - confesé.
- Ya pero el problema es que Derek va hacer que te cases con él a la fuerza y si escapas su guadaña caerá sobre tu cuello sin que te enteres.
- Llamalos, no quiero morir mientras que tengo a alguien ahí arriba.
Ella asintió y salió de la habitación y en poco más de unos minutos, la puerta se abrió y Derek apareció con una cara de satisfacción, se acercó a mi y yo me quedé ahí estática esperando a lo que iba hacer y prepararme para atacarlo. Me agarró del pelo y de una de mis muñecas y tiro a la espalda, haciendo que me doliese. Me empezó a zarandear y el cuerpo no aguantaba a tanto dolor y la herida que tenía en la tripa cuando combati contra a Sin alma. Creía que se me había cerrado, el dejo de zarandearme y me tiró al suelo y marchó, ¿ porqué en ese momento fui debil ? Creía que podía derrotarlo. Me estaba desangrado, no tenía fuerzas. Cerré los ojos, tenía mucho sueño.
[ Punto de vista de Yenay ]
Llevaba mucho tiempo desaparecida Iblis, así que decidí quedarme en casa suya un tiempo hasta que volviese, de repente una niebla espesa de la nada apareció y una chica de rasgos hermosos creí por un momento que era Iblis pero me decepcione al ver que era otra. La familia de Iblis sacaron las armas y ella estaba bastante preparada.
- Soy Mary Algoner, de hija de Algoner el sub-principal del consejo. Vengo hablaron del paradero de Iblis y la tragedia que oído antes de irme.
- Habla niña. - dijo autoritario el padre de Iblis.
- Iblis se encuentra en el castillo donde la han retenido pero querían que muriese para que se convierta en un Alma divagando y el problema es que para volverla a su cuerpo tendremos que hacer todo para robar los artefactos de La Muerte.
La madre de Iblis se llevo una mano a la boca y unas lágrimas surcaron sus mejillas, el padre de Iblis la abrazo e intentaba que se tranquilizara.
- ¡Mi niña!¡Imposible!- decía entre lágrimas la madre.
- Iremos déjanos preparar todo. Senay vete a estar con tus abuelos y llama a Pandora y Angélica que se preparen de inmediato.
Senay salió corriendo y de un momento a otro aparecieron vestidas de negro, con armamento de filo, León me dejo un traje de cuando él era un muchacho como yo. Atravesamos un portal y aparecimos en un jardín oscuro con unas hojas marchitas y rosas vi el cuerpo de Iblis en el suelo. La madre de Iblis salió corriendo a por el cuerpo de Iblis pero unas cuerdas transparentes que se colorearon de rojo rodearon el cuerpo de la madre y ella gritó de dolor.
- ¡Rossy! - grito el nombre el padre de Iblis.
Las cuerdas dejaron el cuerpo de la mujer y una chica de cabellos negros apareció pero sus cabellos cambiaron a un azul pálido y miro a la mujer que estaba inconsciente en el suelo, sonrió satisfecha.
- Sirena ¿ Tu ? - dijo Mary.
De repente aperece Marie y ataca a la chica de cabellos azules pálidos y algo poderoso sale de Marie. Veo a todos combatir, miro algo moverse por las rosas color sangre me dirijo hacia ahí y veo a Iblis pero su rostro hermoso había cambiado por una gran tristeza.
Un alma divagando, no entiendo esas palabra, ¿ Que querrán decir ?
ESTÁS LEYENDO
La angel de la muerte ©
RomanceLa siguiente generación de los ángeles de la muerte son ellos los que algunas veces nos llevan a la muerte. Ahora conoceremos a nuestra siguiente La muerte ya que ella por si no recuerda su antigua familia ni los pueblerinos donde vivía no recordaba...