Gotas de sangre

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Ahora mismo estaba en una habitación al estilo antiguo, cama con dosel, armarios de madera con algun decorativo, la pared estaba puesto con papel de pared de color verde algo oscuro con algun decorativo con negro, un sillón de esos que pones en la sala o despacho... Por ese estilo andaba la habitación, me habían traído ropa de cambio y si quería también me podía dar un baño, decidí darme un baño ya que estaba toda mugrienta, fui hasta la otra habitación donde era el baño, me acerqué a la bañera y encendí el agua caliente, me quite toda la ropa mire mi espalda, en ese momento recordé como pudieron esconder mis alas mediante un collar. Quedaba unas cicatrices, cuando quisiera me podría quitar el collar y saldría las alas y eso dolera.

Después de darme el baño, me vestí con la ropa que me dieron, era un vestido medieval, precioso de color negro y rojo carmesí y unas bailarinas también estaban con un poco de tacón, mire la estantería de libros que había, me fijé en uno de tapa marrón y dura.  Me acerqué a cogerlo pero oí que la puerta se abría, vi que entraba una chica, tenía los cabellos marrones ondulados, unos ojos verde esmeralda puestos en mi y su tez era de un color canela suave. La mire fijamente, mis ojos seguramente trasmitia odio o repugnancia hacia ella.

- Soy Mary Algoner, hija del hombre que conociste ahí abajo ¿ Quisiera preguntarte algo ?

- Pregunta.

- ¿ Sabes como vas hacer sin matar a tu familia ? - Pregunto temerosa la chica de pelo castaño.

- Si lo tengo pensado como hacerlo.

                        ~*~

Estaba vestida de un traje verde musgo, querían que unas gotas de sangre en un frasco, salí de allí y note que no había sol todo era gris como un día de llovizna, mire al hombre que me escoltaba, quería arrancarle la cabeza de cuajo ya que odiaba que me cogiera del brazo un desconocido que solamente podría descifrar su nombre, no podía ver sus datos. Aunque le mirase quinientas veces era frustrante.

Me llevaron hasta un enorme espejo de a sus lados eran oro puro, soltó mi brazo y yo le mire con odio.

- ¿ Que esto ? Que quieren que me vean para ver que guapa soy. - dije sarcástica.

- A mi el sarcasmo nunca me ha gustado así que callate, Morte.

Me había recogiedo el pelo en una coleta pero el escolta tiro de ella para. hacerme callar pero yo cuando soltó le tire al suelo con una patada.

- Cabron como vuelvas hacer eso otra vez te juro que te voy...

- Iblis Morte, estate callada o juramos matarte aquí mismo.- Me interrumpió Algoner, El adulto. - Pasa por este portal y llegarás a tu casa para recoger lo que te pedimos.

Me mire en el espejo, mire mi rostro no había dormido, se me notaban unas ojeras horribles. Dio un paso hasta el espejo, pensé en mi casa, traspase el espejo y estaba delante de mi casa. Entre y ahí estaba mi madre en el vestíbulo, pero marchó al salón que seguramente estaban todos. Yo la seguí como si nada, cuando entre estaban todos ahí.

- Iblis dime,¿ donde has estado ? - dijo autoritario mi padre.

- He estado en la ciudad de los muertos.

- ¡¿ Que ?! - Grito mi madre.

- Y lo siento, pero necesito unas gotas de vuestra sangre.

- ¿ Para que ?

- Soy la siguiente La muerte pero no quiero serlo así que ayudarme a conseguir las metas que se me proponen y haré algo yo pero no se.

- Esta bien, hija pero tendrás que pensar rápido. - Mi padre cogió una daga escondida en sus pantalones se cortó un poco la muñeca y de ahí brotó sangre, acerqué el frasco para meter a unas miserables gotas, mama también hizo lo mismo, y así hasta terminar, se los agradecí de corazón.

- ¿ Donde podría estar la guadaña de La muerte ? - pregunté.

- Esta en la montaña blanca, cerca de la ciudad de los muertos, en aquella montaña hace frio así que llevate algo de abrigo pero tendrás que ir mañana, si vas en plena noche te perderás así que prefirió que vayas por la mañana.- se preocupó mama.

Así que pase esa noche en mi casa.

La angel de la muerte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora