El dieciséis de julio de mil novecientos treinta y seis, día en el que el cielo estalló, la gente se estremeció de pánico y la Meiga Maruxa hizo su fatal predicción, amaneció como uno más entre tantos de verano: azul nítido sin el más leve desaliño...
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También os traigo otro artículo de una revista que suelo seguir porque siempre tiene informaciones que me interesan y referencias bibliográficas de temas que me apasionan.
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En la primera de sus cartas a la prima, Deborah se refería al expolio del Partenón griego, cuyos frisos se encuentran en el Museo Británico. Cuando estuve allí fue lo que más me llamó la atención.
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