Capitulo 4 Callejero

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_Buenas noches_ dijo el pequeño Robert a las personas reunidas en el puesto de hamburguesas _ Me prepara una y quiero un refresco de manzana... ya sabe... para que sepa bien.

_A los callejeros se les cobra por adelantado_ dijo el dueño del puesto después de mirar con repulsión su vestuario.

_callejero tu abuela_ dijo Robert enojado.

_Pagas por adelantado o te largas de aquí_ le dijo el hombre_ escuincle mugroso.

_me voy al puesto que está adelante_ dijo Robert mostrando orgulloso el billete que le había quitado al poli que horas antes lo 'perseguía_ he visto menos cucarachas allí.

_ ¡esperen!_ dijo el hombre al ver que su clientela se alejaba del puesto con mirada de asco_ no le van a creer a ese pequeño don nadie... ¡les juro que no hay cucarachas!

.....

Estaba obscuro, tenía mucho frío, pero eso no era lo importante., era lo único que Robert conocía., el frío y la soledad eran su única compañía desde que tenía uso de razón.

_ "no debes estar en un mismo lugar" "ellos vendrán por ti y te partirán en pedacitos" _ recordaba esas palabras como si se las hubieran dicho ayer. Sin embargo no era capaz de recordar el rostro detrás de esa voz que lo torturaba en sueños.

La noche era lo que menos le gustaba de su vida en libertad., de día recorría todas las calles, trabajaba donde podía para sacar unos pesos., le gustaba colarse en las fiestas al aire libre para comer gratis, se hacía pasar por el hijo de cualquier pariente desconocido y se hacía notar por todo el mundo ayudando en los preparativos, para que cuando llegara la hora del pastel o de la comilona, el tuviera su buena porción.

Le gustaba pararse frente a los exhibidores de televisión para distraerse un rato y de vez en cuando ayudaba a las señoras a carga los mandados hasta el coche.

Amaba las galletas con chispas de chocolate y el pan de nuez, en realidad solo las había probado una vez en su vida.

Había aprendido a ser independiente, era un pequeño zorro, astuto y dañero, cuyo último recurso al que recurría para comer... era robar.

Mientras se cubría con la cálida manta que había encontrado en el parque cercano, escuchó el ruido característico de una pelea callejera., se acercó a lo más estrecho del callejón atraído por la curiosidad.

Robert se escondió detrás de un viejo poste., el farol que colgaba en forma peligrosa del poste en cuestión estaba sin luz, el farol del poste que estaba en la acera de enfrente donde se desarrollaba la pelea lanzaba esporádicos destellos a los hombres reunidos, por lo que pudo verlos con absoluta claridad. Uno de ellos era un hombre mayor de pelo entrecano con ligero sobrepeso. El hombre llevaba una gabardina obscura. La buena posición y el poder se notaban a larga distancia. Robert no tenía mucha experiencia en riquezas, pero sabía que ese era el tipo de gente que acostumbraba mirar con repulsión a niños como él.

El segundo hombre era de mediana edad, con una gorra alusiva a alguna marca comercial, en sus humildes prendas de vestir se podía distinguir que era de baja posición económica.

Había al lado de la pelea, dos autos lujosos, iguales al de una película de mafiosos que Robert había visto una vez, uno de ellos era un auto negro clásico, de vidrios polarizados., con el motor encendido. Un tercer hombre con pistola en mano descendió de uno de los autos., era el típico matón barbudo y pelón, de camiseta negra ajustada y brazos tatuados.

_ ¿cómo pudiste?_ gritaba el hombre de gorra_ ¡Ella era todo lo que tenía!

_ ¡Era una basura!_ respondió el hombre de la gabardina_ ¡era una interesada!

_ ¡era una niña!_ lloraba el hombre de gorra_ no sabía la clase de perro que eras.

_Como sea... ya era tarde para ella_ dijo el hombre mayor con notable burla en la voz_ ¡resígnate¡

_ ¡Maldito! ¡Maldito!_ gritó el hombre de gorra mientras se daba golpes en la cabeza.

_Bruce... encárgate._ dijo el viejo con evidente flojera_ ya me cansé de sus rabietas.

_Un pacer jefe_ dijo el hombre del tatuaje... disparando de forma certera en la frente del hombre de la gorra.

_Deshazte de él _ dijo el viejo mientras tomaba su celular de la gabardina para responder el insistente sonido.

Robert estaba en crisis de pánico. Nunca había visto algo de tal magnitud., solo lo había visto en las películas. El hombre de la gorra se sacudía en espasmos de agonía a los pies del hombre de la gabardina., el viejo estaba respondiendo una llamada como si nada. Escuchó el nombre que el hombre dio al teléfono. Se le quedó grabado en la memoria.

_ entre 13 y 14_ dijo el hombre_ es el primer pedido... el segundo te lo entrego cuando me deposites... el número es ..... ¿Cómo que no tienes donde apuntar? ¡Apréndetelo! _El pequeño escuchó la serie de números que el hombre dictó tres veces., no se movió de su escondite a pesar de que tenía deseos de salir gritando de allí, tenía miedo que Bruce., el hombre de la pistola lo viera y le disparara a él también. Para Robert, Bruce Lee y Bruce Willis eran los buenos de las películas. Este Bruce había matado a sangre fría a ese pobre hombre frente a sus ojos.

Esa noche la suerte no estaba de su lado, Robert escuchó el crujido del farol antes de que cayera al suelo., su instinto de supervivencia hizo que pusiera en peligro su vida de forma paradójica., el grito salió de su garganta sin que él pudiera evitarlo, mientras brincaba a un lado, evitando el farol que se rompió en fragmentos a sus pies.

_ ¿qué diablos?_ masculló el hombre de la gabardina _ ¡escuincle maldito... te voy a enseñar a no andar de metiche!

El hombre de la gabardina le quitó la pistola a Bruce y le apuntó para disparar. El otro farol parpadeó un poco hasta apagarse completamente, lo que distrajo momentáneamente a los hombres., momento que Robert aprovechó para escapar de allí en la carrera más importante de su vida. Ya no lo perseguía el oficial matute, ya no lo perseguía el jefe Górgory de los Simpson., lo perseguía la muerte misma.

_Es solo un niño jefe_ dijo Bruce al ver la pequeña figura doblar la esquina de la calle.

_ ¡Escuchó mi nombre imbécil!_ gritó el viejo_ ¡vio mi rostro! ¡Escuchó los números!

_ Si jefe_ dijo Bruce nervioso mientras corría hacia el auto con el motor encendido.

_ ¡Encuéntralo y mátalo!_ fue la orden que gritó el viejo., fue lo último que Robert alcanzó a escuchar.


la cabaña (la familia no deseada)/FANFIC CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora