*Levi y tu* Una promesa de niña (SNK)

Epilogo - Claridad

Lo primero que ____(tn) notó al abrir los ojos fue un cielo tan despejado y tan azul que nunca creyó ver, lentamente se colocó de pie y observó su alrededor; era un campo abierto cuyas hierbas verdes le hacían cosquillas en sus pies descalzos y la suave brisa revolvía sus cabellos.

Juraría que estaba fuera de las murallas debido a la inmensidad que la rodeaba, su vista se perdía en el horizonte que se mezclaba con el azul del cielo justo en el final.

Se quedó allí de pie admirando el paisaje hasta que escuchó una voz llamando a su nombre, se dio vuelta y entonces fue rodeada por unos fuertes brazos que en aquel instante eran delicados, una sensación de confort invadió su cuerpo llenándola de una calidez única que solo una persona sobre la tierra podría brindarle.

- ¡Levi, por fin te encuentro! – exclamó llena de felicidad.

Ninguno de los dos podía explicar cómo habían llegado hasta allá, solo sabían que se amaban y que solo eso bastaba.

- Me haces falta, mocosa – confesó el mayor con voz ronca y quebradiza.

 - ... Lo siento, Levi – lloriqueó en sus brazos.

Levi se separó un poco de ella para poder verla y apreciar esos hermosos ojos que lo enloquecían.

Si eso era un sueño... parecía tan real.

El capitán recordó en ese momento un pensamiento pasado, había creído que si  el momento donde se encontró con ella por primera vez, donde se le acercó y la llenó de esperanza, nunca hubiera ocurrido, entonces ambos jamás podrían haberse topado en un futuro.

Se arrepintió desde el fondo de su corazón.

- Eres lo mejor que me ha pasado – dijo de pronto –. Así renazca incontables veces, así me alejen de ti, siempre iré a buscarte, estés donde estés... así que, espérame otro poco más, por favor.

Lagrimas recorrieron las mejillas de ____(tn). Se sintió triste por un momento, pero aquella pequeña esperanza que nació de ambos la guiaría hasta en las noches más oscuras.

Levi había aprendido a amar y conoció además, la verdadera felicidad, una alegría que no dependía de las cosas materiales, si no de las personas que te rodeaban. Entonces agradeció, desde el fondo de su corazón, el haberla conocido y que le haya permitido amarla. 

Su alrededor se volvía cada vez más brillante y la sensación de paz solo aumentaba mientras que ellos no se soltaron e ningún instante.

- Te amo, Levi

- Y yo a ti...

La vida es cruel y despiadada... pero muy, muy hermosa