*Levi y tu* Una promesa de niña (SNK)

2° Desesperación. Ignorancia ~Déjame oír~

POV ____(Tn)

Después del encuentro que tuve con el Capitán Levi, las cosas que antes me deprimían ya no me importaban. Quise mejorar y fortalecerme tal como me dijo. Sin embargo, falle en mis cálculos, y para remendar mi ignorancia tuve que pagar un precio muy alto.

Vivía en una humilde casa con mi madre y hermano, mayor que yo por 3 años, jamás conocí a mi padre. Eramos una familia unida cuya madre amorosa siempre estaba pendiente de sus hijos, pero que sufría cada vez que se metían conmigo y aun así no tenía como remediarlo, quería que pudiera ser una niña feliz como las demás; mi hermano, Hiro, era tranquilo y “pacifista”, como el único hombre de la casa sentía una gran responsabilidad de cuidarnos a nosotras, pero aquel semblante firme se destrozaba cuando yo llegaba a casa con moretones sabiendo que pudo haberme protegido.

Una Carga... Eso era ellos. La hija que siempre se metía en aprietos que los lastimaban. Nunca pude devolverles el favor de preocuparse por mi y cuidarme.

Un atardecer, a finales del año 844, en el distrito de Shiganshina, tuve una discusión con mi madre.

−¡____(tn)! ¿cuando aprenderás que eres una niña? ¿como se te ocurre enfrentar a ese par tu sola? Tu hermano pudo...
−¡no quiero seguir siendo la protegida! ¡yo puedo valerme por mi misma! -le interrumpí a mi madre con impotencia.
−¡no seas tonta! -añadió mi hermano- ¡todavía no puedes!
−¡Hiro! -exclamó mi madre, porque había empeorado las cosas.
−¡claro que si! -recalqué- ¡Voy a volverme Fuerte! ¡Muy Fuerte! ¡voy a dejar de ser la niña chiquita!

Corrí fuera de casa frustrada, no apoyaban mis ideales y me enfurecía. Quería crecer rápido para entrar en la legión y demostrar mis capacidades. Fui impulsiva.
Cuando deje de correr, apoye mis manos en las rodillas para recuperar el aliento, miré a mi alrededor y me sorprendió lo mucho que había oscurecido, pero no quería volver. Escuche un Ruido, no supe de donde. Después de eso no recuerdo nada.

Entre mi pérdida de consciencia recuerdo haber visto como en un sueño las alas de libertad ondeando en el viento, para volver después a ser todo oscuro. Abrí mis ojos adormecidos con dificultad, escuchaba caballos, el suelo se movía y daba pequeños saltos, creo era una carroza vieja, percibí olor a humedad y también alcohol y cigarro; había un hombre, no lo ví bien, sin moverme, volví a desmayarme.

¿Cuánto tiempo dormí? No lo se.... En estos momentos.... No se nada.

El cuerpo me dolía, no podía pensar con claridad, sentí el duro y frío suelo, estaba acostada sobre mi brazo y hombro derecho, de costado. Trate de levantarme, con dificultad logré sentarme. Mis ropas no eran las mismas, cargaba una desagradable bata de lo que alguna vez fue color blanco. Mire a mi alrededor, estaba en una habitación horrible, era oscura, fría, sucia y olía a desechos humanos. Sentí nauseas de inmediato, un escalofrío recorrió mi espalda ¿Donde estaba? ¿Por qué estaba ahí? No entendía nada. Un miedo indescriptible me invadió.

Evitando que callera en la desesperación, escuche una puerta abrirse, un hombre que fumaba entró, me miró y soltó una risa. Lo odié.

−¿ya despertaste? -da medía vuelta en si- ¡eh! ¡La muñeca a despertado!
−¡Pues que no valla a gritar! -le respondió otro hombre, que supuse era su amigo.
−Ya escuchaste linda, estate calladita... -añadió volviéndose hacía mi.
−¿Q-quién es? -pregunte con miedo.
−Eso no te lo puedo decir -respondió aproximándose a mi, demasiado.
−¿¡Q-qué hago aquí?! -exigí ya en pánico.
−¿Eres hermosa sabes? -dijo a la vez que me tomaba un mechón de cabello y me alzaba haciendome gritar un poco- hay personas que pagaría mucho por tí...

Antes de desvanecerme vi una expresión en su rostro que no pude descifrar, pero que era muy retorcida, alzo su mano libre y me dejó inconsciente.