16.¡Te sigo queriendo!

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Jay.

Me quedo impactado al oír las palabras de Amanda. Un pequeño vacío se apodera de mi corazón en ese momento, como devorándome, aspirando mi alegría hasta tragarla totalmente. Nunca me he esperado esto de Amanda.

Ella suele ser insegura, indecisa, y tímida para estas cosas. Por lo que la conozco, es capaz de guardarse un mundo dentro de ella, aspirando las verdades y tragándose la melancolía del pasado. Siempre ha sido incapaz de decir lo que siente. No es de esas personas que al guardárselo todo hay un día que explota. No. Ella nunca explota, ella tiene miedo de herir a alguien, pero le cuesta comprender que a la única que se hiere es a sí misma.

Pero ahora...no sabía que tuviera tanta palabra guardada dentro, tantas emociones que nunca fue capaz de revelarme.
Pero...supongo que sí, que algún día todo sale a la luz, todos explotamos, y obedecemos al corazón, y no a nuestra mente indecisa.

—Bien. —Digo, inexpresivo.

Ella pasa de un rostro enfadado a uno de tristeza inmensa. —Lo...siento.

—No digas nada. —La corto.

Aunque ella me gusta mucho, debo hacerle entender que la vida no consiste en herir a las personas y luego pedir perdón. Es ella la que primero me lo dice a mí y ahora es ella la que predica en el ejemplo.

—Adiós. —Me volteo, con las manos sumergidas en mis bolsillos, apretando la mandíbula y con un rostro de decepción.

—No quería...—Es lo último que oigo salir de los labios de Amanda.

En cierto modo he sido un poco despectivo. Ella me quiere, pero debe entender que la vida se trata de fluir, y no de influir en la vida de otras personas para que algo fluya.

Ella no lo sabe, y me va a saber mal, va a ser duro para mí, pero se lo diré algún día, cuando esté preparado.

Recibo una llamada de Sarah, mi novia.

—¿Quedamos?

—Sí. —Digo suspirando.

—Nos vemos en diez minutos en la cafetería constanza.

En realidad, aún le falta esperar para que le revele que Sarah es mi novia, hija de grandes empresarios que por suerte, beneficiarán a mi familia. Ella es atractiva, espontánea, y insegura, necesitada de protección. Y es básicamente muy parecida a Amanda, salvo que Sarah tiene algunos dotes de liderazgo que Amanda no tiene. Sarah es rubia, poseedora de unos grandes y preciosos ojos verdes, de labios gruesos y una sonrisa grande y entusiasta. Es alta y delgada, lo que le suma más puntos positivos a su figura. Cualquier chico estaría rendido a sus pies, y tengo claro que será más de uno. Por suerte, aunque sea muy buena chica y muy guapa, yo no. Yo sólo tengo ojos para Amanda, la mujer que tengo claro que deseo que esté en mi vida.

Desgraciadamente, he tenido que besar los labios de Sarah varias veces en lo que llevamos de mes de novios, públicamente, delante de mis padres, de los suyos, o incluso por algún capricho suyo delante de sus amigas. Pero...todo sea por mi familia, venida de una empresa pobre, arruinada, pero salvada por la empresa del padre de Sarah, Javier. A un alto precio, y es ser amistoso con su hija Sarah, que se ha acabado enamorando de mí, y he sido obligado por ella a ser su novio. Y es extraño, porque es muy buena chica, pero me ha suplicado ser suyo y de nadie más, e indirectamente amenazándome con tener consecuencias si no lo haría. Pero...yo solo tengo ojos para Amanda, y se nota en mí, en como la miro. Pero...no soy de esas personas que expreso mis sentimientos muy a menudo. Sé que he herido a Amanda, y cada día me arrepiento más, pero es mi personalidad, soy yo. Y no tengo otra manera de definir todo esto. Es durísimo hacerla sufrir, por que sé que llora por mí y...lo siento. Pero...mi familia va por delante, y si eso es lo que quiere Sarah a cambio de que su padre siga beneficiando a mi familia, eso tendrá. No hay más.

Me arreglo el cabello, cojo un billete de diez, y me acomodo la ropa. En ocho minutos debo estar en el bar. Salgo de casa y me dirijo hacia allí.

Equipo de...¿frikis? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora