17.

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Amanda.

Idiota. Esa palabra se repite en mi cabeza cada vez que recuerdo ese instante. Jay es un idiota. Nunca he pensado que nuestro final fuera tan cercano. Aunque ahora lo comprendo todo; A veces, en la vida, hay personas más cercanas, más lejanas, pero el amor que sientes por ellas va a cambiar. A veces vas regalando tus mejores flores a las personas más equivocadas, a las que no te valoran, y regalas las más marchitas a los que sí te valoran como si fueras la única persona en el mundo. Aunque pensar eso tampoco va a cambiar el amor que sientes por ambos tipos.

Es tan irónico, ¿eh? siempre caemos rendidos a los pies de los que entran y destruyen nuestro corazón. Lo peor es que, después, los dejamos entrar en él. Básicamente somos nosotros quienes les otorgamos la llave de nuestro corazón. Y son ellos quien empiezan a dominarte. Nos destruyen sin piedad y después se van para siempre.

Eso mismo me ocurre con Jay. Él...destruye mi frágil corazón una y otra vez, pero soy yo la que no le quita la llave de una vez. Es tan difícil...el amor que siento por una persona es superior al que siento por mí misma, y eso no debería ser así pero, lo es.

Decido llamar a Dalas, Tobias y Dereck. Dereck no responde, y Dalas dice que no puede. Por último, llamo a Tobi rezando para que sí pueda.

Yo: Tobias. Necesito hablar contigo, ahora...es urgente.

Tobias: ¡Holi! pues, eh...esque estoy en el entrenamiento de fútbol aún. Pero bueno, en veinte minutos acabo. Mientras me ducho y todo tardaré treinta minutos. Así que, en treinta estoy allí.

Yo: Perfecto, adiós.

Tobias: Adiós.

No habrá nunca treinta minutos más lentos para mí que los que acabo de presenciar.

Pero al fin. Al fin esa media hora ha finalizado. He estado dibujando. Estaba trazando una majestuosa línea de colores, desde el más claro al más oscuro, formando con ellos una preciosa flor colorida.

-¡Hola! -Saluda Tobias, sacándome de mis pensamientos.

Lo saludo con la mano y lo invito a pasar. Subimos a mi habitación, nos acomodamos y mi amigo es quién toma la palabra primero.

-Bien -Dice entusiasmado-. ¿De qué querías hablar?

-Trata sobre...Jay.

Él abre los ojos como platos, dándole dramatismo a la situación, a lo que yo río.

-Tranquilo, es, bueno... -Me aclaro la garganta-esque él es muy bipolar conmigo y últimamente está muy borde. Pues...es...como si no le importara yo lo más mínimo. Nos...besamos. Y después me trató bien. El otro día vimos un atardecer los dos juntos y le besé pero era diferente, como si alguna fuerza rara le impidiera besarse conmigo. Desapareció por tres días, y cuando lo encontré y quise hablar con él me despreció automáticamente. Y yo fui fuerte y le respondí siendo sincera. Después se marchó...

-Tranquila, Am -Contesta él, dándome un cálido abrazo-. Ya sabes que él es muy frío. Creo que es la primera vez que siente algo por una chica. Y tal vez sea más fuerte de lo que ambos pensamos. Déjale su tiempo, creo que él acabará volviendo...

-¿Por cuanto tiempo, Tobi? Ya lo he respetado y esperado suficiente. -Pregunto, con lágrimas en los ojos.

Él las limpia cuidadosamente, y suspira.

-No lo sé -Penetra sus ojos en los míos, como dándome fuerza-. Realmente no lo sé. Es...Jay, y es tan impredecible. Pero volverá, eso te lo aseguro. Sólo espera. Sabes que el tiempo es la mejor solución, bebé. -Me besa la frente con cariño.

Me encojo de hombros. -Sí, supongo. Gracias, Tobi.

Tobias es el único de la cuatribanda que me trata con tanto cariño, tanta cautela, tanta protección. Es con quien tengo más confianza, el que nunca falla y el que siempre me contagia su alegría. Es mi Tobi. Siempre me llama Bebé, no sé de donde sacó ese mote pero lo hace como señal de su cariño hacia mí.

-Te quiero mucho, peluchín. -Digo, achuchándolo.

Yo siempre lo llamo peluche, o peluchín, ya que, él es como un peluche; siempre está feliz, y siempre dan ganas de darle un fuerte abrazo. Y es adorable. Yo pensaba que no existían chicos así en esta sociedad actual, pero sí...

La verdad es que no me quejo, ya que mi grupo de amigos es el que siempre he deseado tener. Es ese tipo de amigos que te hacen feliz y que son honestos cuando tienen que serlos, sin herirte.

Y Jay...es que yo a Jay ya no lo considero un amigo, lo considero algo más. Me atrae tanto físicamente como interiormente, esa fuerza misteriosa y magnética que me hace aferrarme a él...pero me daña tanto que no sé como mi corazón aún no se ha destrozado al completo.

-Sabes que yo te quiero más, bebé. -Responde mi amigo tocándome con el dedo la punta de mi nariz, juguetona y dulcemente.

Sonrío, esta vez sinceramente, ya que, estoy feliz. Él me ha hecho feliz.









Equipo de...¿frikis? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora