Amenaza

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Se miró frente al espejo sacudiendo su cabello. No le convencía mucho esa apariencia, de alguna forma, sentía que no iba con él. Retrocedió unos pasos para verse de cuerpo completo. Frunció los labios al recorrer su cuerpo varias veces con los ojos.

—¿Estás listo, Ziman? —Thoth se asomó a la habitación tras golpear la puerta con sus nudillos, no lo hacía por educación y pedir permiso, él jamás pedía permiso, sólo anunciaba su llegada para no encontrar alguna escena desagradable. Ahogó una risa presionando el puño contra su boca al ver la apariencia de Ziman—. ¿Qué se supone que eres? ¿Un hijo de Dios y amante de la buena voluntad?

—Demasiado pulcro, ¿eh? —Se pasó la mano por el cabello para cambiar el color una vez más, rubio, si, lo prefería rubio a ese aburrido negro que había visto en una de las fotografías de la casa. Parpadeo varias veces cambiando el color de sus ojos, se detuvo al ver la extraña combinación que hacía el rubio con el morado de sus ojos—. Muchos mejor así, ¿no lo crees, Thoth? —Su compañero se alzó de hombros saliendo de la habitación.

—Yo te veo igual, más feo, pero igual. —Ziman movió los labios imitando el comentario de Thoth, cuando desapareció su figura, volvió a verse en el espejo, si, le gustaba más esa apariencia casual. Otra de las ventajas que tenía ser un Jinete, las ilusiones. Giró para tomar su mochila de la cama, recordando al mismo tiempo a la linda Arisa. Casi lo había olvidado, ella había caído rendida al sueño después del maratón sexual al que la había sometido frente a sus padres.

Rodeó sus muñecas con ambas manos, un par de cadenas se crearon asegurando sus manos a la cabecera de la cama, bajo y repitió el mismo procedimiento en sus tobillos, su cuerpo estaba desnudo y expuesto a los ojos curiosos de cualquiera que pudiera asomarse por la ventana.

Por supuesto, nadie podrá verte, pero eso tú no lo sabes, pensó Ziman. Lo cual lo complacía inmensamente. Fue a reunirse con Thoth en la puerta de entrada, reprimió una sonrisa al ver a la madre de Arisa atada de pies y manos a la mesa, su apariencia no era muy diferente a la de su hija, la única diferencia era que ella tenía el cuerpo lleno de mordidas y rasguños, en aquellos lugares donde Ziman había jugado después de que Arisa cayera dormida. Siguió avanzando pero se detuvo antes de llegar a la puerta.

—¿Qué ocurre? Debemos irnos. —Espoleo a Ziman para que avanzara, él seguía de pie a mitad de la sala. Arisa estaba en cama durmiendo, su madre estaba en la mesa, su hermano estaba atrapado en el garaje, colgado para que la muerte llegará a él, pero ¿dónde había dejado a su padre?—. Lo colgaste del techo para que pudiera ver todo sin perder detalle. —Ziman se giró a Thoth confundido—. Esta en todo tu rostro, colgaste al padre, esta por allá. —Señaló un punto de la casa con la cabeza.

Sin girar la vista, Ziman hizo un gesto de aprobación con la cabeza, ahora lo recordaba.

*

Akemi

Guardo el móvil dentro de la mochila tras colgar, diablos... no esperaba que algo como eso surgiera de imprevisto, muerdo mi labio inferior retomando el camino hacia mi salón de clases, por un lado creo que esta bien pero por el otro... creo que pudo haber sido mejor. Sea como sea, tendré que ir al estudio en la tarde, no puedo creer que hayan perdido mis fotos y tenga que hacer nuevas.

¿Es eso realmente malo, Akemi?

No, no del todo, sólo me molesta. Sujeto con fuerza la mochila dispuesta a cruzar la puerta, nada bueno saldrá de esto si empiezo a brincarme clases sin motivo. Deslizó la puerta y lo único que recibo son miradas despectivas de los compañeros de clase; bueno, a mi tampoco me enorgullece estudiar con ellos.

El Jinete |Pausada Temporalmente|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora