Homely [Ziall AU] #Wattys2016

Capítulo 10 parte III

[N/A: Este cap quería que fuera más largo, pero no lo quise forzar así que lo dejé así. En realidad, me costó mucho escribir la primera escena, no sé por qué, pero espero que igual les guste porque yo personalmente la amé cuando la terminé c:]

Annel tenía razón. Y lo odiaba. No por ella, sino por mí. Porque la cosa es que... no era tan fácil. Es decir, sí, parecía fácil. Parecía. Mas no lo era. En lo absoluto. Porque Niall era mi mejor amigo —y en realidad el simple hecho de decir eso significaba mucho más de lo que parecía.

Él era como mi hermano. Mi familia. Era todo lo que tenía, además de Melanie. Si lo perdía, ¿quién me iba a quedar? Si hipotéticamente llegábamos a tener una relación y luego terminaba... ¿qué sería de mí? Podía lucir tonto, y apostaba a que era así, pero era la verdad.

Niall era mi todo. No era como esas personas cursis que decían que su pareja era su todo —él en serio era mi todo. Era mi familia. La única persona con la que de verdad contaba. Yo no tenía una madre que me consolara, lo tenía a él. No tenía un padre que jugara conmigo y me dijera cómo debía ser o cómo debía tratar a las demás personas —lo tenía a él. Y ya.

Y si lo perdía, si en serio nuestra amistad llegara a verse interrumpida o destruida por alguna cosa... estaba seguro de que colapsaría. De que me ocurriría algo conmigo y que ese algo no sería bueno. Porque en parte era él quien me ayudaba con Melanie, con mis obligaciones escolares —estudiábamos juntos en su casa, además de que siempre hacíamos juntos los trabajos grupales—, me ayudaba a nivel personal, en mi esparcimiento, en eso de simplemente salir a divertirse con amigos...

La gente normal diría: ¿Qué tienes que perder?

Y mi respuesta sería: todo.

Porque Niall era mi todo.

Y yo... no estaba listo para perderlo.

La siguiente sesión fue divertida. Para Niall. Para mí no. En lo absoluto. Mi mejor amigo tenía que cargarme como si estuviera borracho y me hubiera desmayado o algo así —sólo sabía que había bebido mucho, que no actuaba de forma muy coherente y que él había aparecido mágicamente para rescatarme. El problema real no era ese —se estaba moviendo. Por todo el salón. Porque como se suponía que me estaba llevando a casa, estaba caminando y —y lo siguiente que sabía era un Niall alegre estaba cargándome y un yo atemorizado estaba temblando hacia dentro a lo largo de todo el salón.

—¿Por qué no puedo ser yo quien lo cargue? —pregunté con miedo. No era que no confiara en él, porque claro que lo hacía, sino que sabía que el tamaño tenía relación con el peso y también sabía que yo era pesado.

—Tú siempre lo cargas y ya era momento de algo de igualdad, ¿no crees? —respondió Montse. Suspiré y lo vi mover las cejas de arriba abajo y bufé.

—Oye, nada de pucheros —demandó él.

Enarqué una ceja.

—¿Ahora ni libertad de expresión puedo tener?

—Se supone que estás borracho; sólo cállate.

Rodé los ojos.

—Los borrachos también hablan, ¿sabes? Y también hacen pucheros.

—¿No se suponía que te habías desmayado o algo así?

—Montse no especificó, así que prefiero pensar que simplemente no podía caminar mucho y preferiste llevarme a casa.