— ¡Estoy muriendo,____!
Vacilé unos segundos, repasé mentalmente las palabras de Junior. Me pregunté si se trataba de una metáfora. Podía serlo, él podía estar exagerando o incluso mintiendo. ¿Él estaba mintiendo? No era posible. No ahora. Frente a mí, con sus negros ojos cristalizados desesperados por liberar la tensión que ellos mismos estaban provocando.
— ¿Qué dices, Junior? —tartamudeé. No estaba segura, la situación se volvía confusa—
— ¿Tengo que repetirlo? —brotaron al fin, lágrimas de sus ojos—
— No lo entiendo —musité—
Junior se arrodillo frente a mí y recostó su cabeza sobre mi falda. Le dí la bienvenida instintivamente levantando mis brazos.
— Estoy enfermo, princesa —soltó sutilmente, olvidando por completo que yo era una persona con sentimientos y sensibilidad. Estoy enfermo. Dos palabras que consiguieron romper mi corazón en mil pedazos—
— ¿Enfermo de qué, Junior? —pregunté fría, a decir verdad, el nudo en mi garganta me impedía manejar mi tono correctamente—
Junior no respondió con palabras, pero abrazó fuerte mis piernas. Él no estaba mintiendo, y yo no era la víctima. ¿Cómo se me podía ocurrir que estaba usando eso para seguir mintiéndome? ¿qué clase de monstruo era realmente,yo?
— Mírame, Junior, por favor —rogué apretando sus brazos. Luego de intentos, me dejó verlo, pero su mirada estaba en otra parte—
— Lo siento. No creí que esto fuera a importarme tanto. —su voz se oía quebrada y ronca. Tomé su rostro con ambas manos y lo obligué a mirarme—
— ¿Por qué tienes tanto miedo? ¿por qué no quieres mirarme?
— Porque soy un cobarde
— ¿Qué mierdas dices? —le grité—
— Quería pasar mi último fin de semana con alguien completamente desconocido, quería divertirme y mostrarle quien era realmente yo. Te preguntarás porqué decidí que sea un desconocido cuando una persona que está muriendo quiere, usualmente, pasar ese suspiro con sus seres queridos. ¿Sabes por qué no lo hice? Porque no tengo a nadie, y porque no tuve el valor de buscar a las personas que me importan —Intenté interrumpirlo. Necesitaba abrazarlo, su rostro se había tornado irreconocible. El se sentía avergonzado y no podía ocultarlo, eso lo desesperaba. Me apretó las muñecas, y recordé ese movimiento cuando me hacía el amor. Me resultó perturbador. Junior continuó— No tenía intenciones de encariñarme contigo, ____. En absoluto. Si tenía suerte iba a acostarme contigo y para tí sería solo un recuerdo, pero —hizo una pausa. Suspiró.— pero estás jugando conmigo. Quiero besarte, quiero estar contigo, quiero hacerte el amor y tener sexo contigo. Te quiero a tí, conmigo. ¿Y sabes?
Junior quería continuar, pero fue suficiente para mí. Nuestras historias eran diferentes, ahora comprendía el motivo de nuestro encuentro de vidas. Me estaba ahogando, quería irme, quería llorar, pero por primera vez, pensé en él como alguien más. Junior ya no era un desconocido para mí, quería protegerlo, quería calmar ese dolor y hacer hasta lo imposible para terminar con él.
Me abalancé sobre él con tanta fuerza que ambos terminamos en el suelo, pero abrazados. Limpié sus lágrimas con mis pulgares y besé sus labios ansiosa.
— No quiero morir, no ahora, no contigo en mi vida —alcanzó a susurrar, pero volví a besarlo—
— No morirás —despegamos nuestras bocas para respirar. Lancé esa afirmación como si estuviese segura de lo que decía. No estaba ni siquiera consciente de lo que mi boca expulsaba—