Capítulo dieciocho

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Miré a Jinyoung totalmente abrumada. No lo había notado, ninguno de los dos. El me habló sobre mi perfume, lo había recordado, pero de alguna forma, su comentario, sus manos rodeando mi cintura, me llevaron a algo que podía llegar a cambiarlo todo: El me había llamado por mi nombre. Las imágenes desde que había llegado a Corea invadieron mi cabeza, la galería, el centro de salud, la calle, el taxi. En ningún momento, yo, le había dicho mi nombre.

— Junior... —musité al separarme de él. Me quedé plasmada con sus hermosos ojos negros cristalizados y su terrible cara de pánico— 

— Oh por dios  —dijo en un hilo de voz y se llevó una mano al pecho— Me siento... me siento realmente triste —añadió desviando la mirada. Vi como una lágrima caía sobre su mejilla, y luego se le sumaron unas cuantas más— ¿qué sucedió entre nosotros? ¿por qué tu perfume me hizo sentir así? —soltó con su voz entrecortada. Buscaba la forma de hablar, pero todo me tenía confusa, sobre las nubes.—

Ambos nos levantamos. Me apresuré por sujetar a Jinyoung del brazo y obligarlo a que me mirara. Cuando lo logré, me encontré con la mirada más penetrante del mundo. Sus ojos me pedían a gritos explicaciones, mientras él, intentaba controlarse, intentaba controlar sus manos temblorosas, su pulso alterado y su expresión espeluznante.

— No te he dicho mi nombre, ¿cómo...cómo lo supiste? —pregunté con un tono plantado, pero tartamuda. Jinyoung ocultó su rostro con las manos—

— ¡No lo sé! ¿acaso te lo he dicho todo el tiempo? ¿cómo es que no lo notaste? —gritó. Hice un paso hacia atrás. Jinyoung llevó sus manos a la cintura, y echó el rostro hacia atrás.— ¿Acaso quieres volverme loco? ¿por qué demonios haz vuelvo? 

— ¿Volver? Junior, te dije que venía de vacaciones

— ¿De vacaciones? ¡Oh! ¡desde luego! ¿quieres que volvamos a la maldita cabaña? —volvió a gritar y se alejó dándome la espalda.—

— ¡Imbécil! ¡acabas de recordar! —grité con los ojos llenos de lágrimas. Jinyoung estaba demasiado alterado como para escucharse y pensar. Quizás en su cabeza, las cosas se acomodaban de a poco y quizás yo, comenzaba a entender que lo único que me importaba era ayudarlo, ayudar a Jinyoung— 

— Te recuerdo, _____. Recuerdo tu perfume, recuerdo que fuimos a la cabaña, por alguna razón también recuerdo tu nombre. ¿Pero quién eres? ¡no puedo sentirte! 

Jinyoung caminó hacia mi, desvié mi visión. Muchas personas nos miraban, seguramente por la escena que estábamos montando.

— ¿Recuerdas qué hicimos en la cabaña? —pregunté a centímetros de él. Negó con la cabeza de inmediato. Llegué a pensar que estaba mintiendo, su reacción fue infantil, parecía avergonzado— Si me das el permiso, podemos intentarlo —le dije con un nudo en la garganta y el desastroso huracán en mi estómago —

— ¿Qué quieres hacer? ¿cómo vamos a solucionar esto? —preguntó volviendo a su tono inquietante—

Tomé su rostro, con ambas manos. Sentí como sus lágrimas aún caían entre mis dedos. No tuve que acercarme mucho más de lo que estábamos, no era necesario. Jinyoung buscó mi rostro, dejé de pensar, como antes. Dejé la lógica, dejé mis miedos, mis eternos cuestionarios. Rocé mis labios con los suyos, aquello aún no era un beso, pero su calidez ya había logrado que cerrara los ojos. Jinyoung se separó de mí por un instante, y por ese instante, también mi corazón se detuvo. Pero esta vez él me atrajo hacia su cuerpo con sus manos en mi cintura, buscó mis labios y los besó suavemente. Un movimiento lento, placentero, que no tardó en perder el control y tomar un rumbo apasionante y violento.

En cuestión de minutos, estábamos en su galería. Continuamos el beso, rodeé mis piernas a su cintura mientras él sujetaba mis muslos para mantenerme aún más pegada a él. Una pared fue mi respaldo. Jinyoung no dejaba de morder mis labios, deseoso, como si fuera la primera vez, sí... como aquella primer vez. 

Entonces pensé. Mi lado racional se apoderó de mi por un momento; ¿Jinyoung había recordado? ¿o solo era como cualquier hombre más?

— Espera —balbuceé. Sus manos se habían apropiado de mi trasero, y sus labios de mi cuello— Junior... ¡espera! —elevé la voz. El me miró por instante, pero volvió a lamer mis labios- 

— No he recordado qué sentía por ti, pero definitivamente sé porqué lo sentía —Jinyoung se oía realmente excitado. En otra circunstancia aquella voz, aquel tono, hubiesen sido lo más placentero del momento, pero en realidad, tenía miedo. Esta vez, realmente no quería ser su objeto, alguien más. Una desconocida más—

— Entonces, y-ya... detente —trastabillé, pero Jinyoung sonrió sobre mis labios y sentí desarmarme— Necesitas.... necesitas recordar... lo que realmente importa

— Hace media hora recordé a un tal Tom —mencionó restándole importancia. Entendí que sus recueros realmente no tenían ningún peso sentimental. Me alejé de él empujándolo, y palpé la pared para encender las luces—

— No haremos esto. Te ayudaré a recordar, pero no de esta forma —dije firme. Jinyoung enrojeció y corrió detrás de un panel en el que había fotografías para organizar— 

— ¿Qué haces? —pregunté atónita ante su rápida reacción. La situación era confusa y todo mi cuerpo necesitaba con urgencia una ducha con agua helada. Jinyoung empeoraba mis ánimos—

— ¿Qué crees que hago? —preguntó con un tono sarcástico, casi burlón—

— ¿Por qué demonios te escondes? —pregunté ecuánime ante su tono—

— Lo siento, es muy vergonzoso esto —tartamudeó. Podía ver su figura del otro lado— No sé como lidiar con lo que me está pasando —volvió a hablar entrecortado, casi en pánico— Algunos recuerdos aparecen borrosos, pero acabo de recordarte nuevamente a tí... y estabas... desnuda y... lo que sentí provocó esto. —Jinyoung había sentido algo por mí, sea lo que sea. No contuve mis ganas de verlo al rostro. Caminé hacia él— ¡Ni se te ocurra pasar para este lado! —gritó y me detuve por la sorpresa— Maldición, esto es patético, parezco un niño mirando pornografía... —se quejó y mi rostro se tensó al imaginarme lo que estaba sucediendo—

— ¿Es broma, cierto? —pregunté con algunas esperanzas—

— Desearía que lo fuera, dado a que estás también fuera de mi imaginación y no puedo tocarte.... —soltó. Aquello sin dudas no era agradable en un momento como tal, pero Jinyoung volvía a hacer comentarios provocativos, excitantes, seductores. Volvía a sentirme deseada, y lo más importante: por él-

— ¿Qué debo hacer? ¿acaso debo irme ya? ¿te espero? 

Estaba nerviosa, mis palabras salieron rápidas y torpes. Volteé y me quedé parada hasta que sentí una mano de Jinyoung sobre mi cadera y luego su cuerpo, pegándose a mi espalda y trasero, sentí sus labios nuevamente recorriendo mi cuello, y su mano libre transitando por mi pecho, hasta llegar a mis senos haciendo que el contacto me despertara y volteara.

— ¿Por qué tengo que esperar? Los recuerdos están torturándome, tu cuerpo —Junior acarició mi brazo con su dedo índice mientras miraba mis labios— Oh Dios, te recuerdo en el bosque... ¿acaso me has dado el mejor fin de semana de mi vida? —preguntó agitado. Mis piernas temblaban. ¿Tenía el valor para hacer esto por segunda vez? ¿acostarme con un hombre para el cual solo significaba una mujer más? 




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¡Hola preciosas! Siento actualizar con tantos días de diferencia. No he tenido mucho tiempo. Muchas gracias por sus comentarios llenos de amor y votos!!! Ya falta poco para que esta historia termine, así que Intentaré hacer el maratón que me pidieron <3. Espero disfruten este capítulo y por favor no olviden decirme, consultarme, sugerirme lo que deseen. 

Que tengan un hermoso día.



Weekend (Junior y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora