Capítulo Final - treinta y seis

2.5K 187 40
                                    


— ¿En qué piensas cariño?  Te ves cansada  —me dijo Jinyoung. —

"¿En qué piensas?" Una pregunta sencilla, pero la cual aún me tardaba en responder. Podía responder "en todo" y resumir horas y horas de reflexión, pero respondía "en nada" porque en lo que pensaba, no me permitía seguir reflexionando. El "todo" en el que pensaba, vivía en el presente, y no tenía intenciones de perdérmelo, ni por un segundo.

Estaba cansada, abrazada a la cintura de Jinyoung. En la noche, los dos apoyados en las vallas que nos separaban y aguardaban del mar. Él acariciaba mi cabello y de vez en cuando besaba mi cabeza haciéndome sentir la mujer más afortunada del mundo. Él me protegía, el siempre estaba allí, brindándome paz. 

El viento helado golpeaba mi rostro y yo lo escondía en el pecho de mi esposo. Jinyoung sonreía. No necesitaba más. En la mañana le había propuesto visitar el parque en el que nos habíamos conocido. Ambos teníamos una agenda muy apretada, pero nada era más importante que volver aquí, esta noche.

Repasé mentalmente todo lo que me había sucedido en ese mismo lugar. ¿Cómo iba a imaginarme que en tan solo un Fin De Semana mi vida cambiaría rotundamente, para siempre? El amor de mi vida me esperaba aquí, del otro lado del mundo, jugando con un niño desconocido, frente al mar. 

Jinyoung me había despertado. Abrió mis ojos. Llevaba toda mi vida creyendo que los amores de películas y novelas eran una estafa, decía "por favor, nadie puede cambiar quien realmente por una pareja" pero no tuve en cuenta que a veces no sabemos quien realmente somos hasta que algo nos hace abrir los ojos, nos hace actuar de la manera que sentimos, sin inhibiciones, sin prejuicios ni ataduras. Nos hace sentir libres, únicos, especiales. Nos hace sentir que nuestra alma se unió con otra, y que no hay nada que puedas ocultarle al poseedor contrario, y no por una cuestión de fidelidad, simplemente, quieres que la persona que amas, sea parte de todos los aspectos de tu vida. 

Santo cielo, ha sido difícil, realmente lo fue. Había transitado todas las emociones, miedos y inseguridades en menos tiempo del que me tomó aceptar que estaba enamorada de otro hombre, y no del que había estado la mayor parte de mi vida. Pero al final, todo valió la pena y tomé las decisiones correctas que me llevaron a la vida que no cambiaría por nada en el mundo. 

Llegué a Corea por segunda vez, de la mano del amor de mi vida, y con el tesoro más grande en mi vientre para encontrar mi nuevo "Fin De Semana" como si se tratara de un portal mágico que revela los secretos para que mi vida vaya en el camino que corresponde, y lo volví a abrir.

Después del casamiento, Jinyoung siempre había sido el hombre que me apoyaba en todo, él me levantaba y hacía ver las cosas bellas que perdía por encerrarme  con mi frustraciones, pero cuando nuestra economía decayó, yo fui quien lo sostuvo. ¡Y qué extraño viene a ser el mundo! Termino encontrando mi pasión, en su pasión.

Jinyoung lloró el éxito como fotógrafo profesional  por tener su propia marca personal. Sus fotografías captaban lo que todos queríamos ver pero nadie podía conseguir. Empecé como su ayudante, mi esposo me tomaba fotografías e intentábamos hacerlas llegar a los estudios. No fue rápido, pero obtuvimos excelentes empleos. Él sería uno de los fotógrafos de moda más requerido, y yo conseguí varios contratos como modelo. Trabajábamos mucho, pero lo hacíamos juntos era realmente placentero. 

Hoy, nuestra hija, Hyerim. (Y sí, Jinyoung siempre estuvo en lo cierto cuando decía que sería niña) cumplía tres años de edad, una hermosa e inteligente pequeña de  flequillo negro que había llegado a nuestras vidas para hacerla mejor. Hoy, festejábamos nuestro aniversario  número tres, junto a ella. 

— ¡Hyerim! ¡ven aquí! —exclamó Jinyoung, ella jugaba a unos pasos con su muñeca de tela favorita, un obsequio de Youngjae, su mejor amigo. Su protector—

Weekend (Junior y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora