Capítulo diecinueve

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— ¿No... no íbamos a buscar tu anotador? —pregunté entre besos. Ambos ya estábamos semi-desnudos, no había posibilidades de finalizar con lo que nos deparaba, sabía que era inútil, pero usé mi último esfuerzo para intentar posponer aquello—

— Luego, luego lo haremos —jadeó, Jinyoung y yo arqueé la espalda al sentir su boca mordiendo mi cuello—

— No tienes idea de quien soy, ¿haces esto con todas las mujeres que conoces? —exclamé con un tono de voz irreconocible. Me faltaba el aire, y estaba demasiado excitada como para controlar mi salida de sonidos.—

Jinyoung se deshizo de mi sostén bruscamente y tomó de mi cabello enredándolo entre sus dedos para tirarlo hacia atrás. Conocía esa actitud agresiva de Junior durante el sexo, pero ahora era diferente, ahora volvíamos a ser desconocidos, y mi duda sobre si hacía aquello con cualquier mujer, se hacía más pesada y recurrente en mi cabeza. 

— N-no, no estoy seguro de por qué estoy haciendo esto, solo espero que nuestra relación haya sido de esta forma —tartamudeó Junior.-

Estaba rendida ante sus pies. Jinyoung me llevó hasta el sillón y me dejó caer sobre él. Me relajé instintivamente frente a él, observándome ahora, completamente desnuda. Sus ojos negros brillaban, y honestamente, no me importó si me recordaba o no, quería sentirlo. Quería que me haga suya y quería sentirme junto a él. 

— Eres... oh por dios, eres tan hermosa —sentí un leve punzón en el pecho, de no ser por el acaloramiento, ese punzón hubiese provocado un mar de lágrimas-

Sentí la lengua de Jinyoung recorrer mi sexo. El éxtasis que sentía era impecable, inigualable, tanto que pedí de inmediato que acabara con aquella previa insoportablemente placentera. El me obedeció impaciente, volvimos a ser uno. Volvimos a sentirnos. 

Seguíamos siendo nosotros.


— ¿De qué hablas? ¿acaso es una broma? No hay nada mal en tí, cariño. Solo es que... eres muy pequeña, ¿de acuerdo? Si de verdad sientes todo eso por mí, entonces devuélveme ese anotador —Jinyoung hablaba por celular mientras caminaba de lado a lado en ropa interior, yo apenas abría los ojos. Quizás habíamos dormido unas tres o cuatro horas. Afuera estaba oscuro y una tenue luz blanca alumbraba la espalda de él, como si se tratara de una obra de arte.-

Jinyoung volteó, me sonrió y caminó hacia mi. El corazón volvió a latirme con calidez, él estaba cerca. No importaba como y por qué, él estaba conmigo, dándome las fuerzas para continuar, para ayudarlo.

— Solo te pido que pienses en lo que estás haciendo. Quiero que sepas que me estás decepcionando mucho —dijo antes de cortar la comunicación—

Jinyoung se arrodilló ante el sillón y se apoyó sobre sus codos. Estiró su cuello y levantó su mentón para poder darme un pequeño beso en los labios.

— ¿Puedo preguntar qué sucede? —Jinyoung curvó sus labios ante mi pregunta, sentí un revoltijo en el estómago. Oculté mi expresión nerviosa cubriéndome el rostro acostándome sobre su hombro-

— En realidad, te involucra —clavé los ojos en él. Me mordí los labios nerviosa, él había cambiado de expresión, se veía serio. Extraño— No hagas eso si no quieres que te encierre aquí conmigo el resto de la semana —susurró acariciando mi mejilla- 

— ¿Recordaste algo? ¿te sucede algo? ¿te duele? —pregunté rápido y acaricié su cabeza. Santo cielo, de verdad había extrañado cada detalle con aquel hombre

— ¿Recuerdas a Kim? —al instante suspiró y giró sus ojos— claro que sí, yo soy el que no recuerda

— ¿Kim? La niña, la de la cabaña... —dije desinteresada, me carcomía la curiosidad. Aquella niña me había dado un gran dolor de cabeza—

— Sí... ella —Jinyoung se alejó de mí, pero lo detuve sujetándolo del brazo. No quería tenerlo lejos, no ahora. —  ¿Puedes sentarte sobre mí, muñeca? —preguntó divertido. Negué con la cabeza, Jinyoung me hacía flotar en nubes rosas con tan solo dos palabras. Se sentó y yo hice lo mismo, sobre su falda. Hice que rodeara mi cintura con sus brazos.- ¿Quieres que te cuente o eso ya no importa? 

— ¿No importa? ¿a qué te refieres?

— Kim robó mi anotador, ella... acaba de confesarme lo enamorada que está de mí y lo mucho que te odia y que odia que hayas regresado —se explicó él, llevando una de sus manos a mis piernas—

— ¡Lo sabía! —chillé— ¡yo sabía que esa niña tramaba algo! —no medí mi tono infantil. Jinyoung lanzó una risita divertida, juraría haberme ruborizado—

— El punto es que debemos volver a la cabaña a buscar ese maldito anotador, pero estoy algo preocupado... Ella dijo algo sobre las fotos que se tomaba... Yo... yo no sé, si tú sabes...

— Lo sé. Tu le prestabas tu cámara para que ella pudiera tomarse ese tipo de fotografías que tú no podías tomarle —interrumpí, comenzaba a preocuparme. Había comprendido el problema rápidamente- ¿crees que ella usará esas fotografías en tu contra?

— No lo sé. Podría hacerlo. Es mi cámara... —Jinyoung rascó su nuca. Besé su frente— Kim es diferente al resto de las adolescentes... sé que haría cualquier cosa por conseguir lo que desea 

— ¿Qué pretendes hacer? ¿ir con ella? —me apresuré por preguntar, jamás había sido celosa. Hasta ahora.—

— ¿Bromeas? Quiero llegar al fin de todo esto, encontrar mis recuerdos sobre tí y ¡santo cielo! ¡volver a hacerte el amor! —Jinyoung elevó la voz, cubrí su boca con ambas manos mientras me sonreía como idiota—

— Comienzas a tomar la forma de la persona que eras cuando te conocí —hablé tímida, sintiéndome algo tonta, ¿cómo podía avergonzarme luego de lo que habíamos hecho sobre el sillón?—

— ¿Quieres hablarme de qué pasó aquí? —preguntó suave, con su voz gruesa pero a la vez dulce, tocándome justo bajo el labio, uno de mis moretones, con su dedo índice-

— Prefiero que nos encarguemos de Kim

— _____, —Jinyoung tomó mi rostro y me miró fijamente— ¿qué tal si mejor comenzamos de nuevo? —esta vez no pude evitar mis ganas de llorar. Recordé a Tom, recordé esa noche, y noté que Jinyoung era donde quería aterrizar y superar lo que había pasado, pero, ¿podría olvidarme de todo? ¿renunciar al pasado y fingir estar en la misma situación que él? 




Weekend (Junior y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora