Junior no volvió a llamar, yo tampoco lo hice. Quizás ya no quería verme, quizás no le importaba como antes, pero ya estaba hecho. Tom me había descubierto, desnuda frente a esa computadora, y a pesar que me dio la oportunidad de mentirle, de inventar alguna excusa que seguramente no creería, la dejé pasar y le conté toda la verdad. Bueno, al menos pude pronunciar algunas palabras más luego de que me golpeara.
Ya había pasado una semana, Jaebum dejó que me quedara en su casa. La primer noche, luego de mi confrontación con Tom, me encerró en su habitación para que evitar que lo detuviera. Jaebum jamás había estado tan enojado, yo jamás lo había visto llorar, pero esa noche lo había hecho al encontrarme parada frente a su puerta con los labios ensangrentados. Jaebum me abrazó, y repitió una y otra vez que Thomas pagaría por lo que había hecho. Intenté impedírselo porque yo le había gritado en la cara a mi prometido que me había acostado con otro hombre semanas antes de nuestro casamiento, pero para Jaebum esa no era una justificación válida, él solo desapareció, y horas más tarde volvió a su casa y trajo una maleta con algunas de mis pertenencias.
— ¿____? ¿te encuentras bien? —Jaebum me sacó de mis pensamientos—
— Sí, gracias —le sonreí para tranquilizar su horrible expresión de preocupación— Dime, ¿pudiste conseguir lo que te pedí? —Jaebum besó mi frente y se fue pero volvió en menos de un segundo—
— Ten —mi amigo me entregó lo que le había pedido que consiguiera la última semana: un boleto de avión para Corea— Sabes lo que pienso al respecto y...
— Lo sé, Jae. Pero debo hacerlo, debo buscarlo. No puedo hacerte caso esta vez, no puedo quedarme —lo interrumpí. Jaebum suspiró y se sirvió un vaso con agua. Yo me bajé del banco frente a la mesada en el que estaba sentada—
— Solo promete que volverás —me acerqué a él y lo abracé rodeando su cuello. ¿Cómo es que jamás lo había considerado mi mejor amigo?—
— Lo prometo —Jaebum me abrazó con más fuerza mientras yo enterraba mi nariz en su pecho— Ahora déjame, así puedo ver cuando viajaré —Jaebum me soltó y arqueó sus cejas. Miré mi boleto y pegué un respingo por la emoción— ¿Esta noche? ¡¿bromeas?! —volví a abrazarlo pero esta vez fui torpe y brusca. Jaebum se quejó sonriente— Gracias, gracias de verdad
— No me agradezcas, pero hazme un favor —me aferré a su brazo—
— Lo que sea, podría hasta ir por esa niña que rompió tu corazón en tercero y romperle la cara
— ¿Qué? —Jaebum soltó una risa y me sentí aún más animada— Iba a pedirte que cuando encuentres a tu novio y tengas que volver, lo traigas contigo, antes tengo que aprobarlo o al menos asegurarme de que no sea un imbécil —mi amigo cambió su sonrisa por una expresión hosca y fría. Ambos recordamos a Thomas—
— Sólo si tu prometes presentarme a la chica que está enviándote mensajes todo el día desde que estoy aquí —Jaebum se alejó solo para mirarme con una falsa y torpe expresión de sorpresa— No te hagas, te he oído hablar por teléfono también y decir algo como "luego de llamo, _____ hoy no se ha sentido bien y prefiero quedarme en casa" —sonreí burlona—
— Tu siempre serás...
— No digas estupideces. Sí, primero quiero asegurarme de que ella sea digna de tenerte, pero sabes que no soy la persona que te merece —hablé rápido—
Esa noche antes de abordar el avión, intenté comunicarme muchas veces con Junior, le envié mensajes y lo llamé hasta literalmente, cansarme. Junior no volvió a darme señales. No podía sacarme de la cabeza esa escena, ese momento en el que me dijo con lágrimas en sus ojos que iba a morir, y luego se entrelazaba con su voz, diciéndome que lo operarían el día siguiente de mi separación. El dolor en el pecho y el revoltijo en el estómago no se había ido desde que llegué a casa de Jaebum. No me permití pensar en si Junior había...si el... si el habría salido de aquella sala quirúrgica o no, y no estaba preparada para pensarlo, pero de alguna manera, inconscientemente mi desesperación por viajar se debía a que quería llegar y encontrarlo, llegar y saber que estaba bien.