Capítulo 41: "Todo fachada"

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¿Qué yo tenía la culpa? ¿De que iba?

-Así que yo tengo la culpa. Perfecto. Yo tengo la culpa de quererte. Cuando te vi temblando por el miedo de lo que acababa de suceder, con Darcy llorando en tus brazos intenté calmarte. No pensaba en quien había alrededor. Solo pensé en ti. En que no soporté verte con tal miedo en el cuerpo. Y me dejé llevar. ¿De eso tengo la culpa? –mencioné.

La cara de Louis cambió. Pareció entenderme. Entender que no lo había hecho a propósito. Pero ya me era igual que lo entendiese o no. Ya no quería seguir. Me sentía más que cansado de esperar y esperar. No quería esperar. Quería que él mismo aceptase de una vez lo que era. Que me aceptase a mí y a nuestra familia.

-Harry, lo siento Yo... –su cara mostraba que se debatía en su interior-
-Márchate -le pedí.
-No, hablemos.
-No, hoy no. Mañana, ya veremos. Por favor vete.- me froté los ojos, me escocían por las lágrimas.
-Harry...-se acercó e intentó agarrarme de la mano pero me aparté.
-Vamos Louis. Hazle caso, mañana será otro día.-intervino Zayn.

El pobre se había tenido que tragar toda la pelea.

-Harry te quiero. Eso lo sabes ¿no?
-Lo se.

Se dio media vuelta y se marchó.
Al día siguiente no quise hablar con él. Ni al otro. No dejó de llamarme, incluso vino a verme, pero me encerré en mi habitación. Aquel asunto me había dolido. Louis me había hecho daño. Y no estaba dispuesto a seguir así.
Además, pensé en que era lo mejor. La productora no quería que estuviésemos juntos. Eso era obvio, y vivir separados nos dolía a los dos. Así todo sería más fácil. Más llevadero.

Pero al tercer día, la madre de Louis me llamó.

-Hola ¿Está bien?-pregunté sorprendido.
-Si. Yo si. Mira Harry, si te llamo es por mi hijo. Lleva ya un tiempo raro, de mal humor. Desde que vino a vivir aquí conmigo. Pero no ha dicho nada.

Claro, era lógico. Yo sabía el motivo. Precisamente no poder vivir con nosotros.

-Pero desde el cumpleaños de la nena, hace tres días está insoportable. No habla, grita, y se encierra en su habitación. Cuando intento hablar con él se pone como una fiera. No lo entiendo, me tiene preocupada.
-Ya. Bueno, yo no puedo hacer mucho.
-Sois amigos y criáis a la niña. Lo conoces bien.
-Señora, es que nos hemos peleado. Así que no puedo ayudarla. Lo siento.

Colgué. No quería más líos. No quería saber nada. No. No era justo. Encima ahora me sentía mal. No.

La cosa no terminó allí. Su madre volvió a llamarme. Aunque esta vez por otro asunto. O eso me hizo creer. Me pidió que le llevara a la niña. Que quería pasar un día con ella. Yo no pude negarme, pero cuando llegué y me hizo pasar, empecé a sospechar.

-Me voy, la vendré a buscar luego.
-No. De eso nada. Siéntate un momento.
-Pero...
-Harry, siéntate –me ordenó.

Obedecí.
Al momento apareció Louis.

-Ho...hola. ¿Qué...que haces aquí?-preguntó lleno de miedo.
-Me llamó tu madre. –contesté apartando la mirada.
-Chicos, se que os habéis peleado. Por eso Harry estás así ¿no? Pues venga, solucionadlo.
-Mamá, no te metas. Esto no es lo que...
-Sois amigos desde hace años. No seáis tontos. Harry, hijo, ¿vas a perder a tu amigo por una pelea?

Se quedó pensativo. Se mordía el labio. Estaba nervioso.

-Tienes razón. No quiero perderle por una cosa así -comenzó- Te voy a decir porque nos hemos peleado.
-Louis no es necesario -le paré- Ya está todo dicho. Ya no hace falta que digas nada.
-Pero no quiero perderte. Si tengo que decirlo lo digo.
-¡No!-negué.
-Si. Mamá, Harry y yo somos pareja. Lo del cumple de Natalie si fue lo que viste. Le quiero somos "gays", creo o bueno bi. En fin, que nos queremos. Y si, estamos criando a la niña como dos padres, como pareja.

¡No! ¡Lo había dicho! Y me enfadé. Me dolió casi más que el ridículo que me hizo hacer en el cumpleaños.

-Te dije que no lo dijeses.
-Pero si tú te enfadaste por negarlo.
-¡Si! ¡Pero se lo has contado ahora por que te has visto acorralado! ¡Como intento de que te perdone! ¡No por que lo sentías! Así no Louis. Las cosas no van así.

La pobre mujer alucinaba. Se quedó callada, en silencio, observándonos.

-Pero...
-Pero nada Louis. Me has fallado...Otra vez. No quiero volver contigo. No lo intentes más. Ve siempre que quieras a casa a ver a la niña. Es mas, hablaré con el manager para que te deje vivir con nosotros. Total, ya no somos nada. Y así podrás estar con tu hija siempre. Pero a mi no me busques como nada mas que como compañero de grupo -le aclaré.
-Harry, perdón.
-No. No me pidas perdón. No hace falta.
-Yo...
-Me voy. Buenas tardes señora. –me despedí.

Louis pareció entenderlo. No intentó nada más. Al menos no durante las dos semanas que tardé en convencer a nuestro manager para que le dejase vivir con nosotros de nuevo. Pero cuando se cercioró de lo mal que estábamos, terminó aceptando. Se nos notaba mucho, sinceramente. Yo lo pasaba mal, y él también. Pero era lo mejor. Así tenían que ser las cosas.
Arreglamos la habitación que sobraba para Louis. Y entonces, las cosas cambiaron. Me di cuenta que Louis no se daba por vencido. Que no íbamos a tener una convivencia tranquila.

El primer día, nada más instalarse, comenzó a tratarme igual que siempre. Se me hacía extraño, o sea como si nada hubiese sucedido. Tan alegre como de costumbre. Y eso me aturdió. Habíamos pasado casi dos semanas sin hablarnos y ahora de repente, parecía la persona más feliz del mundo y me hablaba tan normalmente. Pero solo entre nosotros. Cuando había gente alrededor continuaba serio y distanciado
Durante la comida no dije nada. No quería entablar una discusión delante de todos, pero tenía claro que en algún momento tendríamos que hablar.
Por la noche, después de que él acostase a Darcy, me fui directo a mi cuarto. Estaba cansado.

Me dejé caer en la cama y cerré los ojos. Ya había comenzado a pensar en que le regalaría a mi hija por navidad. Tenía muchos juguetes, tenía de todo. Quizá mas ropa, algunos zapatos porque los que le habíamos comprado ya le empezaban a quedar pequeños, y algunos juguetes también. Una navidad sin juguetes no sería una navidad.

Comencé a sentir frío. Me puse el pijama y me metí bajo el edredón. Empecé a adormecerme. Pero de pronto, unas manos heladas se abrazaron a mi espalda. Me separé de golpe y miré al intruso.

-¡¿Qué haces aquí?!- espeté.
-Somos novios. ¿No? Lo lógico es que durmamos juntos.-dijo tan normal.
-Louis, ¿te recuerdo que lo dejamos? Hace dos semanas que casi no hablamos. ¿Qué narices te pasa ahora?
-Yo nunca he renunciado a ti. Y lo de estas dos semanas era todo fachada. Necesitaba que fuese creíble para que me dejasen vivir aquí de nuevo.
-¿Cómo?
-Claro, y si te lo decía, tú no sabrías disimular. Así que por eso me comporté así. Tú y yo estamos hechos para estar juntos. No pienso ceder tan fácilmente.- expuso.

Yo me quedé alucinado. ¿Qué se suponía que tenía que hacer yo en ese momento?

Tentación 2 (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora