Capítulo 47: "Entrega de premios Parte II"(Irene)

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Al llegar a fuera me senté en un bordillo y apoyé una mano en el suelo por detrás de mi espalda, y la otra la puse sobre mi vientre, masajeándolo suavemente.

-Vamos cielo, respira como nos han enseñado en las clases de preparación al parto. –me dijo arrodillándose frente a mi. –Calma bambino- Susurró a mi barriga.

Comencé a inspirar y espirar como me habían dicho. Poco a poco me comencé a sentir mejor.

-¿Estás bien? ¿Quieres que vayamos al médico?- Pedro estaba preocupado.
-No. Ya estoy mejor. Tranquilo.- esbocé una leve sonrisa para tranquilizarle.
-Espera –murmuró.

Se sentó a mi lado y apoyando la cabeza en mi barriga comenzó a cantar muy flojito.

-Mai mi scorderò di te, per sempre tu sarai la stella che lassù da guida mi farà. Mai mi scorderò di te per sempre tu sarai dentro ai pensieri miei...

Siempre sabía como hacerme sentir bien. Me hacía olvidar de los problemas. Me tranquilizaba.
Le acaricié la cara y se incorporó.

-¿Cómo consigues calmarme así?-pregunté.
-Igual que tú me haces sentirme vivo.-me respondió rozando sus labios con los míos.- Ti amo.
-Yo también. -atraje su cara hacia la mía y comenzamos a besarnos.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Hacía frío.

-Espérame aquí. Voy a por tu chaqueta.- mencionó.
-Vale. Gracias.

Volvió a besar la barriguita y se levantó.
Me puse en pie en cuanto se marchó. Comencé a andar de un lado a otro.
Menuda noche.
Pero lo peor estaba por llegar.
Noté como alguien me cogía de hombro y me giraba.

-Ya estás aqui-dije pensando que era mi novio.

Pero no era él. Era Niall. ¿Qué hacía allí? Comencé a agitarme. Notaba como el corazón latía con más fuerza. Le tenía delante.

-Necesitaba verlo con mis propios ojos.- dijo serio.

Estaba claro que había atado cabos y sabría que el bebé era suyo. Bueno, al fin y al cabo tenía derecho a saberlo a pesar de todo.

-Niall, te lo iba a decir. Yo...
-¡Tú eres una guarra!- me gritó.

Fue como una bofetada. ¿Qué me había dicho? ¿A que venía aquello?
Estaba más que desconcertada. Y llena de miedo. Me temblaban las piernas.

-¡Me engañaste!
-¿Qué?
-Ya estabas con él mientras estabas conmigo. ¡Nelly tenía razón!

No, no podía estar diciendo eso. ¿Era gilipollas?

-No Niall. Yo...
-¡No digas nada! Eres de lo peor. Me das asco, yo que pensaba que me había equivocado.
-Pero Niall...

Comencé a sentirme mal de nuevo. Pero esta vez era peor. Un dolor agudo me atravesó el vientre. Un dolor continuo que hizo que tuviese que doblarme. Mis manos se aferraron rápidamente al mi tripa y la respiración se me entrecortaba.

-No montes el numerito ahora. No me das pena. –escupió con odio.

No podía contestarle. Quería pegarle. Quería mandarle a la mierda. Quería gritarle. Pero no podía. Me dolía mucho. Y me estaba comenzando a marear. Era horrible.
Alcé la cabeza para mirarle suplicante. Tenía que hacer algo. Ayudarme. Llamar a alguien. Lo que fuese.
De repente noté una humedad entre mis piernas. Tanteé como pude con una de mis manos y cuando la aparté, estaba llena de sangre.
El miedo se apoderó de mi cuerpo. ¡Estaba sangrando! ¿Qué sucedía? ¿Qué le pasaba a mi bebé?
Niall había empalidecido. Me miraba pero ni se movía.
Miré hacia la puerta al escuchar unos pasos y Pedro acababa de salir. Me miró y se llevó las manos a la cabeza al ver la sangre. Corrió hacia mí.

-Yo....Pedro...Estoy...Yo...-no podía ni hablar, temblaba de pánico.
-¡¿Qué coño le has hecho?!- le gritó a Niall.

Este estaba como ido. No respondió.

-¡¿Es que no la veías que estaba sangrando?! ¡¿No pensabas hacer nada?!

No podía mas, me iba a desmayar. Me agarré a Pedro sin caer en la cuenta que lo mancharía, y este me sujetó con fuerza.

-Mierda, tengo que ir a por el coche. Cielo, te tengo que dejar aquí sola. No tardaré, aguanta preciosa -me dijo.
-No, no te vayas. Tengo miedo -sollocé.
-Lo se, pero eres fuerte. Vas a aguantar. Háblale. Háblale a nuestro bebé. Como hacemos en casa. Dile lo mucho que lo queremos, aguanta -me pidió.

Asentí. No podía dejarle todo el peso de la responsabilidad a él. Sabía que lo estaba pasando tan mal como yo.
Me dejó sentada en el suelo, contra una pared y salió corriendo.
Puse mis manos sobre mi abdomen y comencé ha hablarle. Parecía una loca, pero en ese momento solo pensaba en mi hijo. No me había dado cuenta lo mucho que lo quería hasta ese momento. En lo importante que era para mí.
Un hijo de Niall, del amor de mi vida.

Niall no se inmutó en ningún momento. Ni se acercó a mí. Solo me miraba.
Cuando llegó Pedro, me subió al coche y me llevó al hospital. Cuando me ingresaron ya no aguanté más y perdí el conocimiento.

Cuando volví a despertar, le tenía a mi lado. Sosteniéndome la mano y con la mirada perdida.

-Hola -musité.

Alzó la cabeza y me miró como si viera aun fantasma.

-¿Está todo...?-Intenté preguntar, pero sus ojos se llenaron de lágrimas. Miré mi barriga y volví a mirarle a él.- ¿Lo he...lo he...?-tartamudeé.
-¡No! ¡No! ¡El bebé está bien! Bueno, se ha salvado.-se apresuró a decirme.

Suspiré mas relajada.

-¿Entonces? ¿Y esa cara?
-Yo estaba muy asustado. Cuando me dijeron que estabas teniendo un aborto, quise morirme. –ahora el que lloraba era él.- Irene, me asusté mucho.

Le atraje hacia mí y le abracé.

-¿Qué han dicho los médicos?
-Que el peligro aun no ha pasado. Tienes que estar tranquila. Si vuelves a sufrir un ataque de nervios como el de ayer...
-¿Ayer?
-Si, te sedaron. Para controlar mejor. Para que no pudieses alterarte. Y ahora estás conectada una máquina que a la que tu pulso suba mucho, te sedarán.

Bufé.

-Es por el bien del bebé. Te quedarás ingresada unos días. Y luego reposo. Voy a vigilarte desde cerca.-me advirtió.
-Vale, prometo portarme bien.

En ese momento entró Marc. Al verme despierta se acercó y me abrazó.

-Menudo susto nos has dado enana. Vuelve ha hacerlo y te mato.-bromeó.

Pedro salió para dejarnos solos. Noté a Marc más que mal. Con la tontería había asustado a todo el mundo.

-Ya me he encargado del cabronazo ese -dijo flojito.
-¿Cómo?
-Que he hecho lo que tenía que hacer. Ese no se vuelve a acercar a ti. Te lo juro.

Sabía que hablaba de Niall, y probablemente también a que se refería. Pero como noté que me empezaba a alterar, respiré profundamente e intenté no pensar en ello. Ahora lo importante era la vida de mi hijo. Nada ni nadie más.

Tentación 2 (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora