Fue mi culpa

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20 de Julio- 16 años

Hace dos días que no he dormido. Tengo ojeras y me duele todo el cuerpo. Sigo en reposo, como dijo el doctor. No he tomado los medicamentos ya que la primera y última vez que los tomé calmaron los dolores pero me dio mucho sueño. Por lo que sé esos medicamentos son solo para disminuir el dolor, nada importante, así que no me afectarán en mi recuperación; es más, el dolor hará que no pueda dormir y eso es genial.

Bueno querido diario, el caso es que el sueño está dominándome y ¿qué mejor que contar un poco de mí para mantenerme despierta? Porque aunque el dolor no me ha dejado cerrar los ojos aún tengo mucha somnolencia y siento que puedo caer dormida en cualquier momento con la aflicción y todo.

Para empezar mi nombre es Leslie April Smith, en unos meses cumplo diecisiete años. Mi madre nos abandonó cuando yo tenía catorce por otro hombre y fue mi culpa: yo tuve la visión días antes y no hice nada para cambiarlo. Mi padre me confundió con ella porque somos muy parecidas: ambas tenemos ojos azules, piel blanca y cabello negro.

Mi primera visión fue a los siete años pero nunca se trató de cosas físicas como la de hace dos días, más bien eran visiones leves como perder mi muñeca favorita o manchar mi vestido preferido. A los catorce esas leves pesadillas empeoraron.

Aún tengo la esperanza de que esto termine, a veces lo presiento y hasta logro dormir cinco días seguidos sin tenerlas, luego toda mi ilusión se esfuma cuando las pesadillas son cada vez más fuertes. He de admitir que tengo miedo.

No existe nadie más en mi familia que a mi padre, vivimos en una cabaña alejada de la ciudad donde las personas más cercanas para socializar están a más de diez kilómetros. Voy a una secundaria algo lejos de aquí, somos diez alumnos por clase ya que no vivimos muchos en los alrededores. No tengo amigos y no porque no quiera. La razón es que ellos no desean serlo. Dicen que soy rara porque hablo poco.

No entiendo por qué las visiones son negativas y no positivas, tampoco sé si me llevarán a la muerte, lo único que puedo saber es que empeoran.

-Leslie.

El diario de Leslie. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora