3. "Primera prueba"

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— Largate —gruñó por centésima vez, Deimos.

— ¿No me habías estado rogando que me quedara? —respondió de vuelta y sin verlo siquiera, la peliverde. Se escuchó como bufó el contrario ante tal contestación.

— No te rogué, tonta cabeza de apio, ¡vete! —volvió a pedir, el infantil chico.

La gente ya se había estado preparando, pues pronto iniciaría la primera prueba, así que cada pareja se encontraba en sus propios camerinos, colocándose los atuendos que los ayudarían a distinguirse de los demás. El equipo #888 ya lo había hecho, ahora sólo esperaban la señal.

Wendy obtuvo un short de una especie de goma bastante flexible, realmente resistente y un top de igual material, más unos botines negros.

A Deimos le dieron un pescador, una camisa y un saco sin botones, todo del mismo material que los de la chica alíen, además de los mismos botines.

Los colores que le había tocado al equipo #888, eran el negro y toques celestes con verde menta. Ningún equipo podía tener el mismo color, pero como aún existían aquellos que eran parecidos, les dieron a cada uno un emblema.

— Siguiente. Equipo #888 —dijo una mujer con voz débil. Los chicos pasaron al frente—. Solo uno debe meter la mano en la caja y-... —Deimos no la dejó continuar y sin dudar, metió su mano dentro, sacando así el emblema que les identificaría el resto de las pruebas. Al ver lo que le había tocado, se quedó estático—. Bien, el equipo #888 tiene el emblema de la piedra. Y con esto hemos acabado.

Todos en el lugar, se soltaron a carcajadas, pues, ese era el peor emblema que existía y les había tocado justamente a ellos.

— Tal vez si debimos haberle pedido permiso al "dios roca" —bromeó la Mtizry entre bostezos y haciendo comillas con sus manos al menos cinco veces, en eso último dicho. El Zweijer la fulminó con la mirada, pues no estaba de humor para chistes.

— Ya, ya. ¡Guarden silencio! —la misma mujer que les hizo elegir sus emblemas, espetó esta vez, con una voz bastante potente que dejó a todos impactados—. Ahora que todos están usando sus atuendos y emblemas, les explicaré la primera prueba a pasar.
¿Han oído hablar sobre "El bosque de los perdidos"? Levanten la mano los que lo han hecho —ordenó y al menos unos cincuenta alzaron los brazos, entre ellos, Wendy—. Bastante pocos, ¿eh? Okay—analizaba con la mirada a todos los que habían alzado sus manos —. Tú, el cuatro ojos —señaló a un chico castaño de gafas—. Pasa adelante y explica a detalle la leyenda de "El bosque de los perdidos".

— ¡S-sí! —responde nervioso y se posiciona al frente—. En el año 2700, fue cuando" El bosque de los perdidos" fue encontrado por primera vez y-...

— Sólo diles detalladamente lo más importante —le interrumpe la instructora, poniendo énfasis en las últimas palabras.

— ¡Ah, sí! —carraspea—. Para resumirlo todo, todo el que entra a ese lugar, jamás vuelve a salir. Por eso lo llaman "El bosque de los perdidos". Pero la verdadera razón, es porque cuando entras, tus más grandes debilidades y miedos cobran vida y pueden incluso matarte —tragó saliva.

— ¡Muy bien gafitas —exclamó, dándole fuertes palmadas en la espalda—, digo, eh...!

— Soy Kurt Vion, el primogénito del clan de mutantes Vion —explicó, acomodando sus gafas.

— ¡Ah, ¿también estabas aquí, Kurt?! —exclamó emocionado Deimos, al haber encontrado a su "amigo" del pasado. El Vion le dio una mirada fugaz y después, procedió a ignorarlo, bajando así del escenario y volviendo a su lugar.

— Bueno. Como Kurt ya explicó, eso es lo que es —mencionó la profesora, volviendo a su personalidad débil—. Así que todos van a ir ahí y únicamente los que salgan, pasarán a la siguiente prueba —abrió una puerta, que dentro de ella, habían montones de colores que giraban sin parar—. Esta puerta los llevará directamente allá —su voz tímida era apenas audible, de no ser por el micrófono—. Pasen de pareja en pareja, en orden de número, entre más rápido mejor —se había empezado a ruborizar ante todas las miradas dirigidas hacia ella.

— Disculpe —habló uno—. ¿Y por qué tenemos que entrar a morir a ese tal bosque de los no encontrados? —reclamó el serio chico, de vestimentas elegantes y algunos, en acuerdo con él, comenzaron a murmurar al respecto.

— ¿Cómo te llamas? —refunfuñó la mujer, nuevamente regresando al papel de ruda.

— Taion Kill. El tercer hijo del cabeza del clan Kill —se presentó a sí mismo con elegancia—. ¿No lo había ya dicho antes en las presentaciones pasadas? Odio repetir las cosas dos veces.

Un chasquido salió de la boca de la instructora y con una mirada fulminante, respondió:

—  ¿Acaso crees que me aprendí de memoria el nombre y apellido de todos los mil setecientos setenta y seis malditos gusanos aquí? —gruñó y antes de que el chico alegara, continuó hablando—. Aquél que no pueda salir de "El bosque de los perdidos" —bajó del escenario y sus pies la llevaban hasta donde estaba el pelinegro—, simplemente no podría hacerle frente a los problemas que un héroe tiene en el día a día —todos le abrían el paso, intimidados por el aura asesina que la rodeaba desde hace rato—. Así de fácil te lo pongo. ¿Alguna otra objeción mocoso? —acercó su cara a la de Taion, mostrándole los colmillos furiosos—. Si tiene miedo, siempre puede retirarse ya que la puerta es bastante amplia, señorito Taion —agregó irónica.

El chico se mostró con la expresión ya relajada.

— Me disculpo. Yo era el que estaba equivocado —dijo con sinceridad. La mujer se apartó lentamente de él y comenzó a ver a todos lados, con una semblante apenada.

— ¡Ah! —exclamó repentinamente—. Eso es todo, ya inicien —se fue corriendo del sitio, con su cara totalmente roja.

Sorprendentemente, todos obedecieron al pie de la letra y entraron de uno en uno en orden. Tal vez sólo temían ser regañados por la extraña mujer de doble personalidad.

Ya en los adentros del bosque, Wendy inició una inspección con su "mirada analítica", que es una de las habilidades que los alíen poseen para averiguar cualquier tipo de información con tan sólo ver aquello de lo que se desea saber.

— Deberíamos mantenernos cerca. No siento la presencia de nadie, podría ser peligroso para ambos —advirtió Wendy, con el habitual rostro somnoliento. Deimos soltó un "¡Ja!" sarcástico y aceleró el paso, dejando a Wendy atrás.

— ¡Habla por ti, melones! ¡Yo me adelanto! —exclamó ya a lo lejos, invisible para los ojos de la chica alíen.

Y de pronto, Wendy se hallaba sola.

— Idiota basura.

Heroes aren't always nice Donde viven las historias. Descúbrelo ahora