11. "Maldito sistema"

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Taion Kill apenas llegó a su casa, fue recibido con los brazos abiertos por los padres a los que él llamaba "padres número dos". Ellos eran extrovertidos, extraños y extremadamente flexibles de mente.

— ¿Qué pasa, mamá? —cuestionó Taion al verla tan angustiada y temerosa. El papá número dos dio un paso al frente para hablar.

— Los señores Kill quieren verte.

Señores. Mientras que los "padres número dos" eran "papás" para Taion, los "padres número uno" eran "señores".

Los cuatro padres, tras una serie de confusiones y malentendidos, terminaron por no saber a cual de ellos pertenecía Taion, así que para evitarse problemas, ambas familias lo adoptaron como su hijo. Los cuatro pertenecen al clan Kill, más sin embargo, los "padres número uno" son los líderes del mismo.

El chico les regaló una sonrisa despreocupada antes de ir a la oficina donde se encontraban los señores Kill.

Nada más dar el primer paso dentro de aquella gigantesca habitación, era sofocante.

— Hola, señor Kill, señora Kill —intentó mostrar la mejor de sus sonrisas, pero la mirada dura y penetrante de ambos padres, hicieron que se desvaneciese al instante.

— Siéntate —ordenó la mujer parada al lado de su marido. Taion, aunque en su interior estaba empezando a enfurecerse, obedeció, mostrando la máscara de una serenidad aparente que tantas veces ha usado.

— Escuché que de nuevo estuviste haciendo cosas inútiles —habló ahora el señor Kill. Elevó la taza de té ciaropé que se hallaba sobre el escritorio donde estaba sentado, llevándoselo lentamente a los labios para darle un elegante sorbo—. ¿Cómo se llamaba esa cosa...? —intentaba memorar—. ¿"Abyss"? —obtuvo una reacción de Taion, haciendo que el hombre frunciera el ceño—. Espero que no sea cierto, Taion, ¿pero en verdad participaste en ese juego de niños? —eso último lo dijo como un gruñido parecido al de un monstruo hablando. Fue escalofriante, pero Taion ya estaba acostumbrado a ello.

El menor bajó la mirada al saber lo que venía.

— Así es.

— Entonces... ¿piensas que puedes ser un héroe? —la burla en su voz inundó el lugar. De pronto, se incorporó para continuar hablando—. ¿Acaso olvidas que eres un Kill, hijo de la familia más prodigiosa y poderosa de demonios? ¿Ahora me dirás que no recuerdas para qué has nacido? —refunfuñaba con un tono de voz que cada vez se hacía más fuerte y de su cuerpo comenzaba a salir una extraña aura que de a poco iba tomando forma de una especie de tiras.

— Lo recuerdo —dijo cortante.

—Dilo entonces —demandó. Sus órdenes eran absolutas. La madre de Taion con disimulo fue alejándose, pues estaba preparada para lo que estaba por suceder.

Cerró los ojos para poder dar su respuesta. Y como si fuera algo que ha dicho tantas veces, como un diálogo predeterminado, comenzó a recitar:

— Nací para honrar el apellido de los Kill y ayudar a mis hermanos mayores a cumplir con sus objetivos, por eso nunca debo desviarme del propósito de mi vida: serles de utilidad a mis hermanos, para que ellos puedan ascender y gobernar el mundo. No tengo derecho a desear, querer o perder el tiempo en cosas inútiles. Cualquiera que no sea un Kill, debe ser irrelevante para mí. Mi camino es el del mal. Si desobedezco alguna de las leyes del sistema establecido, deberé ser destruido.

Y tras eso, de la nada aparecieron cadenas escarlata, bañadas de la sangre de aquellos a los que sus espinas tocaron. Empezaron a envolver a Taion y el chico, aún con sus ojos cerrados, se dejó arrastrar por ellas hasta el infierno que se abrió ante él, con sus llamas más ardientes que las del mismísimo "demon breath". Pero él ni siquiera se inmutaba.

— Eres inteligente, Taion. Espero que con esto no se te olvide lo que es ser un Kill —se escuchó al señor Kill a lo lejos, mientras las cadenas arrastraban a Taion cada vez más profundo.

Y en el otro lado del país de Telestia, Deimos llegaba de nuevo a su vacío y enorme hogar, cuando el temblor del suelo lo tomó por sorpresa.

—¿Qué rayos? —gruñó, asomandose por la ventana más alta de su casa, pero todos en la ciudad estaban actuando con total normalidad, lo cual significaba que eso sólo sucedía en el hogar del peliaqua.

Hey, Hey, Deimos, ¿me oyes? ¿me oyes? Probando, probando, unodostrescuatro...—se escuchó una misteriosa voz femenina de la nada, cuando apenas se detuvo el temblor.

— ¡Sí, sí, ¿quién demonios eres?! —le cortó impaciente.

¡Hola, soy tu guía! ¡Yo soy la que te dará instrucciones de las cosas que debes de hacer ahora que eres un héroe! ¡Mi nombre es Silpple, dime Sil! —Deimos iba a decir algo, pero ella habló antes. Ya sabía él que no se iba a llevar con esta chica—. ¡Ahora bien, debes ir inmediatamente al closet a tu lado! ¡He mandado un portal que te lleve directo al lugar donde está sucediendo todo el caos!

— Espera, acabo de llegar a mi casa, quería salir a...

¡NO-ME-IMPORTA! -interrumpe- ¡El deber está primero! ¡Entra ahora, antes de que el portal se cierre! ¡Cinco,... cuatro,... tres,...!

— ¡Voy, ya voy, maldición! — se apresuró a entrar al closet, pero nada sucedió—. ¿Y ahora qué? —refunfuñó.

Ahora sal del closet -dijo y Deimos así hizo. De pronto, se escuchó el audio de un montón de aplausos, como si una multitud entera estuviera en la mansión—. ¡SEÑORAS Y SEÑORES, DEIMOS POR FIN SE HA DIGNADO A SALIR DEL CLOSET! ¡SE MERECE UN GRAN APLAUSO! ¿Y QUIÉN ES EL AFORTUNADO? ¿TE GUSTA DAR O QUE TE DEN? —y luego, las carcajadas de la chica inundaron el sitio.

La mirada de Deimos se tornó en la que tendría un asesino serial; oscura y furiosa. Y de repente, el chico empezó a tirar todas las cosas en su habitación.

—¡¿Dónde estás, bastarda?! ¡VEN AQUÍ, TE MATARÉ! —decía el chico una y otra vez, con frenesí, lo cual provocó que la fémina riera aún más. Claro que era divertido; si tan sólo mirabas a lo lejos, por supuesto.

Ya, ahora bien, aquí va el verdadero portal —indicó. Frente a Deimos se formó un círculo de su estatura, que tenía montones de colores en el.

— Más te vale, porque juro que te buscaré hasta el fin del mundo para patearte el trasero sino —sentenció con mayor calma, mientras a su vez cruzaba el círculo hasta llegar al lugar donde los héroes eran necesitados.

Bueno, gruñón —dijo por último, para luego soltar un "fufufufu" como risa.

El sitio al que se adentró, pertenecía al país en el que Wendy vivía, Bachill, en la ciudad Totorororo.

De imprevisto, Wendy, quien había llegado primero, se posiciona al lado del peliaqua y seguido de ella, Kurt hace lo mismo.

— Llegaste, basura idiota —soltó la peliverde entre bostezos.

— Así que en verdad haré equipo con todos estos —se lamentaba Deimos, llevándose las manos a la cara.

— Oigan, ¿y Taion? —mencionó Kurt, que se acomodaba ágilmente sus gafas.

Ciaropé: Es una planta que crece en las montañas nevadas del país Porthos y es muy rara de encontrar. Sólo los adinerados la tienen. Sus hojas son curativas y ayudan a relajar los músculos y la mente.

Heroes aren't always nice Donde viven las historias. Descúbrelo ahora