CAPITULO X
Un suave cosquilleo recorría la mejilla de Haruki. Sentía algo suave y ligeramente húmedo acariciar su piel.
Con pesadez, el muchacho abrió los ojos, y por un momento sintió como si su cuerpo estuviera flotando en medio de ese mar de estrellas que llenaban el cielo nocturno. Sin embargo su felicidad "flotante" desapareció de manera súbita, y asustado se incorporó del suelo al recordar a aquel hombre que lo tocara en sus partes más íntimas de una manera escalofriante, suspirando con tranquilidad al no encontrarlo cerca. Pero, ¿Dónde estaba? Sus ojos recorrieron su alrededor. Parecía un valle. Arboles de diferentes tamaños y anchos lo rodeaban, y no sabía si era por la oscuridad de la noche y la escasa luz que la luna daba, que le parecía que los arboles tenían un color verde oscuro demasiado triste.Su corazón palpitó un poco al de nuevo sentir esa caricia suave y húmeda, aunque esta vez en su mano.
-Así que tú fuiste el que me despertó. -Dijo con una sonrisa amigable al bajar la mirada y encontrar a un hermoso y esponjoso conejito blanco olisquear sus dedos.
Haruki se quedó inmóvil unos momentos para infundirle un poco de confianza al animalito, y así demostrarle que él no era un ser de peligro.
-Me llamo Haruki. -Dijo extendiendo su mano para acariciar con cuidado el suave pelaje del conejito que ya se mostraba con más confianza, saltando con sus patitas alrededor del doncel. - ¿A dónde vas? -Preguntó a su nuevo amigo que se alejaba entre saltitos en línea recta.
Tan curioso cómo era, el rubio se levantó del suelo y siguió al animalito que se detuvo a las orillas de un rio cuya agua resplandecía de colores azules, verdes, rojos, amarillos y hasta rosas.
- ¡Parece un arcoíris acuático! -Exclamó emocionado al acercarse a la orilla y ver con fascinación el fondo del agua. El agua del rio era tan limpia y clara que fácilmente se podía apreciar el fondo de este, en donde reposaban preciosas piedras de colores hermosos y cautivadores que provocaban ese brillo que tanto le había gustado a Haruki.
Una risita escapó de los labios del muchacho al posarse una luciérnaga sobre su nariz. Aunque al verla mejor, no estaba muy seguro de que fuera una pues esta brillaba en un tono morado, y las luciérnagas que él conocía no producían ese color.
- ¿Sera acaso que... Oye, ¿A dónde vas? -El conejo que lo acompañaba, incluso la luciérnaga, se habían marchado de manera rápida y sin aparente explicación alguna dejando a Haruki desconcertado.
Un crujido detrás de él llamó su atención, sintiendo una presencia que lo observaba. Pero Haruki no tuvo miedo, es más, estaba emocionado. No era la primera vez que sentía "esa" presencia observándole. Normalmente la sentía cuando se internaba en el bosque sin autorización, y al igual que en otras ocasiones, podía asegurar que sus ojos veían una sombra moverse a la par de sus pasos.
-Sé que estás ahí. -Dijo con una sonrisa, girándose despacio para quedar frente a los gruesos árboles que resguardaban a ese ser. -No tengas miedo, no te hare daño.-No tengo miedo...-Una voz gruesa y claramente masculina le respondió desde detrás de los árboles.
-Entonces sal. -Propuso sin borrar su sonrisa.
-Si lo hago, tú tendrás miedo. -Dijo la voz.
-No, no lo tendré. -Haruki dijo con seguridad. -Vamos, sal.
Un crujir de ramas secas se escuchó del otro lado de los árboles, y un momentos después apareció una figura alta emerger de la oscuridad.
Haruki no retrocedió ni un solo paso al emerger la criatura, al contrario, su sonrisa se intensifico y hasta estuvo tentado en acercarse algunos pasos.
Las nubes que cubrían parte de la luna se despejaron, ayudándole a Haruki ver mejor a ese hombre alto y totalmente vestido de negro. Sus ojos verdes -que relucían como dos potentes gemas- lo observaban de manera seria y profunda, causándole al doncel un ligero estremecimiento. Pero este no era de miedo como el que había experimentado con aquel maleducado y tosco soldado. No, este era totalmente diferente. Este hacia que en su estómago revolotearan miles de mariposas, y que de su boca parlanchina no saliera una sola palabra.
El doncel nunca antes había sentido atracción por alguien. Era la primera vez en su corta vida que le gustaba un varón, porque estaba seguro que ese hombre era un varón. Uno increíblemente apuesto con esa barba de candado que lograba intensificar sus duras y masculinas facciones, y esos grandes cuernos que salían de la parte superior de su cabeza le resultaban realmente atractivos, aunque no por eso dejaban de ser un poco extraños.
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Páramo Maléfico (YAOI 18+)
FanfictionEsta historia es demasiado vieja y fue contada hace ya mucho tiempo. Existen diferentes versiones, pero ten por seguro que la que yo te cuento, es la más clara y veredicta de todas. Había una vez, siglos atrás, dos reinos que eran pésimos vecinos...